Crítica película Oppenheimer de Christopher Nolan

Crítica Oppenheimer de Christopher Nolan por Luisjo Cuadrado

Ficha

Título original: Oppenheimer

Año: 2023

Duración: 180 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Christopher Nolan

Guion: Christopher Nolan, nadado en el libro Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y Martin J. Sherwin.

Actores: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Florence Pugh, Josh Hartnett, Casey Affleck, Rami Malek, Kenneth Branagh.

Música: Ludwig Göransson

Fotografía: Hoyte van Hoytema

Compañías: Universal Pictures, Atlas Entertainment, Syncopy Production, Gadget Films. Distribuidora: Universal Pictures

Género: Drama. Thriller | Biográfico. Años 40. Histórico. Holocausto nuclear. Drama judicial / Abogados/as.

Sinopsis

                Escrita y dirigida por Christopher Nolan, Oppenheimer es un épico thriller rodado en IMAX que transporta a los espectadores a la trepidante paradoja de un enigmático hombre que deberá arriesgarse a destruir el mundo para salvarlo.

                La película cuenta con Cillian Murphy en el papel estelar de J. Robert Oppenheimer y con Emily Blunt interpretando a su esposa, la bióloga y botánica Katherine Oppenheimer. El ganador de un Oscar Matt Damon se convierte en el general Leslie Groves Jr., director del Proyecto Manhattan, y Robert Downey, Jr. da vida a Lewis Strauss, un miembro fundador de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos.

                La nominada al Oscar Florence Pugh es la psiquiatra Jean Tatlock; Josh Hartnett es el pionero científico nuclear estadounidense Ernest Lawrence; el ganador de un Oscar Casey Affleck interpreta a Boris Pash, jefe de la contrainteligencia militar del Presidio de San Francisco; el ganador de un Oscar Rami Malek es David Hill, un físico experimental asociado; y el oscarizado cineasta y actor Kenneth Branagh encarna al físico ganador del Premio Nobel Niels Bohr. El nominado al Oscar Tom Conti (El caballero oscuro, la leyenda renace) interpreta al eminente Albert Einstein.

                La película está basada en el libro ganador del Premio Pulitzer Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer, de Kai Bird y el difunto Martin J. Sherwin. Oppenheimer está producida por la nominada al Oscar Emma Thomas (Dunkerque, Origen), por el nominado al Oscar Charles Roven (la trilogía El caballero oscuro, La gran estafa americana) para Atlas Entertainment, y por el propio Christopher Nolan.

Oppenheimer está filmada con una combinación de IMAX de 65 mm y película cinematográfica de 65 mm de gran formato, e incluye, por primera vez en la historia, imágenes analógicas IMAX en blanco y negro.

Crítica

La historia

Nota de la redacción. Para la confección de esta crítica se ha utilizado párrafos literales del dossier de prensa facilitados por la distribuidora Universal Pictures con el único fin de aportar información sobre la película, cómo surgió y cómo se desarrolló el proyecto. Otras cosas es la valoración personal de quien realiza este trabajo.

Las películas de Christopher Nolan han transgredido los límites de la narración cinematográfica para contar historias épicas sobre héroes insólitos y audaces tramas que examinan la necesidad, la moralidad y la soberbia del esfuerzo ambicioso. La rompedora y exitosa Origen sumergió al público en los espacios más intrínsecos de los sueños de la mente, mientras que la espectacular odisea espacial de Interstellar nos embarcó en un psicodélico viaje a los límites externos y los remolinos infinitos del universo. Con Dunkerque, Nolan desplegó múltiples perspectivas y momentos para capturar la desgarradora experiencia de unos soldados tratando de sobrevivir a los letales y deshumanizadores horrores de la guerra, y, con Tenet, iluminó y manipuló los conceptos de la perspectiva y el tiempo para crear un thriller de ciencia ficción metafísico sobre un presente atacado por el futuro. Cada una de sus películas ha sido creada con una asombrosa pasión por las técnicas clásicas del proceso de creación del cine, sin dejar por ello de expandir los límites de nuevas herramientas, en especial las cámaras IMAX, para reinventar el mismísimo arte del cine.

«Mi intención era transportar al público a la mente y la experiencia de una persona que ocupó el centro absoluto del mundo durante el momento de cambio de mayor envergadura de la historia», dice Nolan. «Nos guste o no, J. Robert Oppenheimer es la persona más importante que jamás haya vivido. Convirtió el mundo en el que vivimos en lo que es ahora, para bien o para mal. Y su historia hay que verla para creerla».

Ahora el director y guionista lleva a la gran pantalla su proyecto más ambicioso hasta el momento. Explora la psique del brillante científico responsable del invento más destructivo jamás creado. Un invento que supondría un punto y aparte para nuestra civilización. Un invento que constituye una amenaza para el futuro de la humanidad: la bomba atómica.

La creación de la bomba atómica fue un triunfo del ingenio humano que permitió descubrir cosas que han supuesto la semilla de innovaciones en incontables ámbitos de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, también supuso el inicio de una carrera armamentística que ha tenido ramificaciones sísmicas y destructivas para todo el mundo, introduciendo un nuevo miedo existencial que no ha desaparecido en las vidas de gente de todo el mundo.

En ese miedo está el origen del deseo de Nolan de hacer la película Oppenheimer. Un miedo de todo el equipo de científicos que investigaba bajo el Proyecto Manhattan en Los Álamos los secretos de la fisión para crear la bomba de fusión, un miedo que Oppenheimer apodaba «la terrible posibilidad».

El 16 de julio de 1945, a las 5:29 am, científicos y oficiales militares detonaban en el desierto de Nuevo México la primera bomba nuclear de la historia. Denominada la “Trinity”, era el resultado del ultrasecreto Proyecto Manhattan. Estaba dirigido por el general, Leslie Groves, del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, y por físico nuclear, director del Laboratorio Nacional de Los Álamos, Robert Oppenheimer.

Lo más terrible de este proyecto era la incertidumbre. Esta incertidumbre hacia que el miedo estuviera presente entre los científicos. Estuvieron lidiando con la remota posibilidad de que, cuando apretaran aquel botón y detonaran esa primera bomba, incendiarían la atmósfera y destruyeran todo el planeta. Nolan ha manifestado: «No había ninguna base matemática ni teórica que les permitiera descartar totalmente esa posibilidad, por pequeña que fuera. Y, pese a todo, decidieron pulsar el botón. Es un momento extraordinario en la historia de la humanidad. Quería llevar al público a esa estancia y que estuviera allí presenciando esa conversación, para que luego viera también el momento de pulsar el botón. Fue un instante absolutamente increíble, si te paras a pensarlo. Ese inmenso riesgo. La relación entre ciencia, teoría, intelecto —las cosas que podemos imaginar— frente a la naturaleza práctica de llevar esas ideas abstractas al mundo real, lidiar con ellas como realidades concretas, y todas sus consecuencias».

«La historia de Oppenheimer es una de las más grandes que pueden contarse», asegura Nolan. «Está plagada de paradojas y dilemas éticos, y esa es la clase de material que siempre me ha interesado. Mientras la película trata de ayudar al público a entender por qué la gente ha hecho cosas del modo que las ha hecho, al mismo tiempo plantea la pregunta de si esa gente debería haberse comportado así. Y el cine, como medio narrativo, es la herramienta perfecta para sumergir al público en una experiencia subjetiva, dejando que sean los espectadores quienes juzguen las cosas del mismo modo que lo hacen los personajes, intentando al mismo tiempo mirar a estos personajes con un poco más de objetividad. En diferentes momentos, tratamos de meternos en la psique de Oppenheimer y de embarcar al espectador en su viaje emocional. Ese fue el desafío de la película: contar la historia de una persona que estaba involucrada en lo que acabó siendo una secuencia de eventos destructiva extraordinaria, pero llevada a cabo por las razones correctas, y contarla desde su punto de vista».

A Nolan le gusta complicarse la vida en sus producciones. En esta ocasión, diseñó unas estrategias visuales para presentar una historia compleja que camina entre la experiencia subjetiva a la objetiva, y viceversa, así como entre los dos juicios distintos en líneas temporales diferentes. Para ello decidió que las escenas contadas desde la perspectiva del propio protagonista, Oppenheimer, fueran en color y escritas en primera persona (algo inusual). Las escenas que se centran en la figura de Strauss serían en blanco y negro. Este recurso de contar en primera persona es muy efectivo a la hora de describir la vida interior del personaje. No es de extrañar que el guion haya recibido muchas alabanzas y se postula candidato a algún premio.

L to R: Tom Conti is Albert Einstein and Cillian Murphy is J. Robert Oppenheimer in OPPENHEIMER, written, produced, and directed by Christopher Nolan.

Los personajes

Este magnífico guion de Nolan exigía un extenso reparto por la cantidad de personajes que a lo largo del mismo desfilan. Se aseguró que a pesar de muchos de ellos entran y salen de la escena rápidamente destacasen de manera distintiva para el público y permaneciera el recuerdo en sus mentes.

Lógicamente la figura clave de la película es Cillian Murphy interpretando a Oppenheimer. Pero también tenía que estar rodeado de un buen elenco. Una película con tantas caras distintas, cada personaje tenía que ser identificado claramente del resto y… resultar creíble.

J. Robert Oppenheimer / Cillian Murphy

Todo actor quiere, alguna vez en su carrera, encontrarse con una joya como es este papel que encarna la figura de Oppenheimer, padre de la bomba atómica. Nolan ha recurrido a uno de sus habituales. Cillian Murphy (1976) ha participado en cinco de los proyectos del director británico (Origen, Dunkerque y la trilogía El caballero oscuro). Ahora le ha llegado el turno de asumir su primer papel protagonista con Nolan. La historia nos lleva desde los años de estudiante y su periplo por distintos países de Europa en la década de 1930, y su etapa al frente del proyecto Manhattan, al frente de un equipo que se tuvo que apresurar para crear una bomba atómica que pusiera final a la Segunda Guerra Mundial. Y para ello tiene que tirar de oficio para encarnar a un brillante e inteligente hombre que se encuentra en una encrucijada moral por su trabajo como director de ese Proyecto. El actor sabe dibujar esa nube negra sobre su cabeza con sus dudas y miedos. Y consigue despertar una gran fascinación alrededor de él teniendo que compartir protagonismo con Robert Downey, Jr. (al que supera con creces en cuanto a la interpretación). Para esta película el actor se tuvo que someter a un especial régimen de adelgazamiento para lograr una mayor caracterización con el personaje, circunstancia imprescindible para el director británico.

Kitty Oppenheimer / Emily Blunt

Katherine Oppenheimer, o Kitty, interpretada por Emily Blunt (1983), era bióloga, botánica y se había casado tres veces antes de conocer a Oppenheimer en una fiesta al aire libre en San Francisco. Se casaron y tuvieron dos hijos, Peter y Toni. Durante los años de Los Álamos, Kitty tuvo que lidiar con su insatisfacción con la maternidad, la soledad y la adicción al alcohol.

Emily Blunt es un rostro bastante conocido en la pantalla cinematográfica. Destacó en La pesca del salmón en Yemen (Lasse Hallström, 2011) y La chica del tren (Tate Taylor, 2016). Kitty es un personaje complejo, volátil, pero a la vez es cautivadora. Pasa por representar ese papel tan de la época: mujer que se casa con un tipo al que ama, que se le supone que tiene que tener hijos, «formar un hogar» y estar al lado de su marido apoyándolo en todo. Así, sin más. Un estereotipo habitual. Pero ella se mostró desde un principio en una mujer moderna. Que ansiaba rebelarse. Oppenheimer fue su ¡cuarto marido! Y apenas contaba con veintinueve años.

Ella era toda una confidente para él y en todo lo referente a tomar grandes decisiones. Se apoyaba mucho en ella y su opinión era de vital importancia para él. Ella también era científica, y es un excelente ejemplo de una mujer de su tiempo con un cerebro privilegiado que estaba desperdiciada frente a la tabla de planchar, y que sufrió por ello. Pero, ante todo, creía en Robert, lo adoraba, lo apoyaba y era su mayor ídolo.

Leslie Groves / Matt Damon

Leslie Groves, Jr fue un distinguido y leal oficial del Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos. Fue el encargado de supervisar la acabada, por aquel entonces, construcción del Pentágono. Le encomendaron que se pusiera al frente del Proyecto Manhattan. Era un hombre motivado, ferviente y cumplidor del deber, aunque su trato no era muy agradable. Con Oppenheimer, a pesar del carácter de ambos, rápidamente surgió la química porque Groves se sintió inmediatamente cautivado por el genio y la visión del científico.

El deslumbrante currículo de Matt Damon (El indomable Will Hunting, entre otras muchas) favoreció que los responsables del casting se centrarán en él. Las interpretaciones de ambos traslucen perfectamente ese compartir algo especial con un cierto entendimiento manifestando una relación muy especial. El personaje Groves parece ser que se mostraba inmensamente orgulloso de la gesta de ingeniería y de la importancia científica de sus esfuerzos.

Lewis Strauss – Robert Downey, Jr.

Lewis Strauss fue uno de los miembros fundadores de la Comisión de la Energía Atómica en 1947. La AEC (Atomic Energy Comission) era fue una agencia del Gobierno de los Estados Unidos fundada después de la Segunda Guerra Mundial por el Congreso para fomentar y controlar el desarrollo temporal de paz de tecnología y ciencia atómica. Strauss desempeñó un papel fundamental a la hora de configurar la política nuclear de Estados Unidos tras la guerra. Strauss y Oppenheimer se conocieron en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton. Ahí comenzó una tensa relación entre estos dos tercos hombres, enormemente ambiciosos. Strauss, era del sur, era devotamente religioso, aunque se mostró algo inseguro por su falta de estudios superiores, conservador y anticomunista declarado. Mientras que Oppenheimer, era del norte, brillante sin esfuerzo alguno, con estudios superiores, ardiente liberal y con una visión política claramente tendente a la izquierda.

Para ayudar a meterse en el papel de Strauss, Downey tuvo que someterse a un régimen de adelgazamiento y a buenas sesiones de maquillaje y a un curioso corte de pelo. Todo para caracterizar a su personaje.

L to R: Florence Pugh is Jean Tatlock and Cillian Murphy is J. Robert Oppenheimer in OPPENHEIMER, written, produced, and directed by Christopher Nolan.

Jean Tatlock / Florence Pugh

                La intelectual, profundamente introvertida y sensual Jean Tatlock era todo un espíritu libre tendente a sufrir brotes de melancolía. Esta psiquiatra que estudió en Stanford mantenía un intenso, aunque tortuoso romance con J. Robert Oppenheimer.

Para dar vida a Tatlock, los cineastas eligieron a Florence Pugh, cuyas interpretaciones en Viuda negra, Midsommar y Mujercitas, la han convertido en una de las jóvenes estrellas más rutilantes de Hollywood. Su papel era interpretar a una fuerza de la naturaleza contra las convenciones sociales que degradaban y limitaban a las mujeres de la época

A estos actores principales hay que añadir una pequeña pléyade de estrellas como Gary Oldman, Rami Malek, Kenneth Branagh o Casey Affleck. Algunos aparecen apenas unos minutos, pero todos ellos encajan en su papel como un guante en la mano de un golfista. Un elenco de lo más brillante.

Otras cuestiones técnicas

Un interesante apartado lo constituye la fotografía. Oppenheimer, es la cuarta colaboración entre Christopher Nolan y el director de fotografía Hoyte van Hoytema, tras Interstellar, Tenet y, Dunkerque. Nolan buscaba que las secuencias en color tuvieran una fotografía muy sencilla y sin adornos, lo más natural posible. Para ello utilizaron exclusivamente cámaras de formato Panavision 65 mm e IMAX 65 mm. Con ello obtiene una claridad sorprendente y facilita que el público se sumerja por completo en la historia. Lo increíble de esto es que para las escenas de blanco y negro requirieron la invención de un nuevo celuloide pues KODAK les dijo que no tenía ni habían tenido nunca celuloide de 65 mm. Así que asumieron el reto de crearla y… el resultado fue fabuloso.

Nolan cuida mucho todos los detalles y uno de ellos es el sonido. Su obsesión llega al punto de que casi controla las salas donde se iba a estrenar su película en las que miraba que tuvieron el sistema de sonido adecuado. Hay que recordar y aquí más que nunca que la función del sonido es que ayuda a construir un mundo emocional que acompaña al mundo visual. Nolan volvió a confiar la creación de la banda sonora al compositor ganador Ludwig Göransson. Movido por el firme deseo de expresar el delicado cruce entre la belleza y el temor, los empeños creativos de Göransson dieron lugar a una serie de cautivadores experimentos. Técnicas como la incorporación de ligaduras microtonales se usaron con destreza para expandir la paleta sonora, llenando la música de atributos etéreos. En colaboración con estimados músicos de la Hollywood Studio Orchestra, Göransson comenzó a dar forma al mundo musical de Oppenheimer con un íntimo solo de violín, capturando así la esencia del personaje. Según la historia avanzaba, el conjunto fue creciendo gradualmente para incluir un cuarteto, octeto y, finalmente, un gran conjunto de instrumentos de cuerda y metal. Esta orquestación progresiva refleja la creciente complejidad del viaje que muestra Oppenheimer, enriqueciendo el tapiz musical con cada nuevo añadido.

Otro aspecto importante eran los efectos especiales. Christopher Nolan no quería utilizar el recurso facilón de los efectos por ordenador. Tampoco era cuestión de explotar una bomba nuclear. Dio prioridad a los efectos mecánicos y dispuso de todo un equipo de experimentación. «Parece que las imágenes creadas mediante ordenador son la manera obvia de hacerlo, pero sentía que de esa forma no íbamos a conseguir nada personal y único para el personaje de Oppenheimer», cuenta Nolan. «Fuimos capaces de generar esta increíble biblioteca de idiosincrásicas, personales, aterradoras y hermosas imágenes para representar los procesos mentales de alguien que estuvo al frente del cambio de paradigma de la física newtoniana a la mecánica cuántica, que miraba a la aburrida materia y veía la extraordinaria vibración de energía que se esconde en el interior de todo, y cómo eso podía ser liberado, y lo que esa liberación conllevaría».

La película tiene un poderoso ritmo gracias al montaje de Jennifer Lame con un tratamiento formal espectacular que provoca que tenga como resultado una película con un relato vibrante y tenso.

Oppenheimer, la película, es el proyecto más ambicioso en la carrera del director británico y representa su obra más madura. Combina la acción trepidante y comercial de su famosa trilogía El caballero oscuro con las más reflexivas de años atrás como Memento y sus extensiones Origen y Tenet. Ha mostrado una obsesión que gira entorno a la fractura del tiempo («una hora en el planeta es igual a siete años en la Tierra»), con la manipulación del espacio y del tiempo. Es, al mismo tiempo, una biografía de uno de los científicos más brillantes y un thriller bélico, junto a un drama judicial en tiempos de caza de brujas contra el fantasma comunista. Asimismo, Oppenheimer resulta un estudio sobre si para lograr la paz tienes que emplear unos medios cuyos resultados son casi tan perversos como lo que quieres evitar. Inventar una bomba nuclear para parar una guerra supone como mínimo un dilema moral que puede llevar a la ruina anímica de una persona. Provocar muerte para lograr la paz. No es de extrañar que se acordara de unas palabras que había leído pronunciadas por un budista: «Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos». Quizás ese sea un pequeño inconveniente que tiene esta gran película, es que al final pierde un poco de fuelle quizás porque busca que sintamos algo de pena por Oppenheimer y su bomba y el horror generado.

Oppenheimer le dio a Estados Unidos el pretexto para levantarse en armas (y defenderse de las amenazas) y tener la posibilidad de controlar la carrera armamentística nuclear. Ser el primero en meter miedo. Un grupo de científicos crean la bomba más poderos y el hito del proyecto llevan a su líder a lo más alto. Él solo era un teórico que llevó a la práctica sus estudios. Esto le hizo llegar a la portada de la influyente revista Time como persona del año, la distinción más importante por aquel entonces. Pero la fama no lo fue todo. Nolan sabe mostrar ese lado oscuro, ese remordimiento por las muertes que directa o indirectamente provocó.

Una gran película que tiene el mérito de convertir esta biografía de tres horas en una especie de thriller de acción y tema bélico en el que curiosamente apenas se dispara un tiro ni hay persecuciones alocadas y sin fin (buena parte del metraje está rodada en interiores). Brillante película de esas que estimulan, que incitan al debate y generan discusión y nos sirve para recordar quien fue el padre de la bomba atómica (algunos atribuían a Albert Einstein un papel relevante, pero lo cierto es que de manera directa nunca participó en el Proyecto Manhattan, eso sí, dirigió al presidente Roosevelt una carta, en 1939, para que los EE.UU. desarrollaran una bomba atómica antes que los nazis) y las repercusiones que su invento tuvo posteriormente con esa vergonzosa caza de brujas. Nolan ha sabido sostener la película en varios escenarios suministrando un montón de datos y conversaciones con el objetivo de mostrar la hecatombe atómica en su belleza terrorífica. Una película complicada, extensa, con varios niveles de lectura, que trascienda más allá de la figura de Robert Oppenheimer.

Aprovecho para decir una obviedad: hay que ver las películas en pantalla grande. En este caso con Oppenheimer, la película hay que verla en la pantalla más grande posible y con un sistema audio que cuando explote la bomba sientas la onda explosiva. Estas imágenes provocan terror y angustia. Vayan al cine.

Os dejo un tráiler:

Y también os podéis descargar esta crítica más extensa en forma revista junto a algunas de las últimas.

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus