Meryl Streep en Oviedo – Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023

Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023 – Meryl Streep

Fuente fotografía: Diario de Sevilla

Meryl Streep en Oviedo

Hace unos días el jurado de los premios Princesa de Asturias concedió a la mejor actriz desde Anna Magnani el premio en la categoría de Artes. La muchacha de Summit, Nueva Jersey ha cambiado los cánones interpretativos y ha sobrevivido a ese afán grotesco de Hollywood de la carne fresca y que una actriz a los cuarenta es vieja o se hace retoques para ser inexpresiva. Ya lo explicó Billy Wilder en el libreto de Sunset Boulevard, en 1950, al hablar de la nariz operada de Betty Schaefer en esa máquina sin sentimientos que es La Meca del cine.

Pero Meryl ha sabido sobrevivir. Muchísima calidad y guionistas que han respetado su edad a la hora de interpretar y no le han ofrecido piruetas miserables para poder seguir al pie del cañón. Desde que apareciese por primera vez en escena, en el off Broadway, con nada más y nada menos, que un Tirso de Molina y su El burlador de Sevilla, sobre el mito de don Juan, denominada allí como The playboy of Seville.

Lo contaba muy bien Al Pacino en un documental sobre la monumental figura que era John Cazale, cuando decía que un día el celebérrimo Fredo Corleone llegó y le dijo que había empezado a salir con una chica que estaba preñada de talento por todas partes y que ninguno de sus amigos le creyó porque John era muy enamoradizo y tenía mucho éxito con las chicas, así que pensaron que era una más en su repertorio de novias y amoríos hasta que les obligó a ir a verla y quedaron todos alucinados con aquella rubia a la que apenas un par de años más tarde Dino de Laurtentiis llamó bruta (fea) cuando estaba haciendo una audición para King Kong al tiempo que su amado John comenzaba su particular calvario contra el cáncer que al final le derrotó en marzo del 1978.

Fuente fotografías: El Periódico

Pero Meryl no se decepcionó y trabajó en todo lo que pudo, por dos motivos como ella misma argumentó en una entrevista en televisión: porque necesitaba pagar el alquiler en Manhattan, que era muy caro, y para aprender lo mejor de cada medio. Y comenzó el mito, como se debe comenzar, con sudor, decepciones y miserables en derredor, como el pésimo comentario del productor italiano, al que ella respondió porque hablaba italiano, con John lo hacía muy a menudo en el hospital para que las enfermeras no se enterasen de sus intimidades, y Dino se quedó descolocado cuando ella le respondió. Su King Kong acabado en las Torres Gemelas fue un desastre en taquilla del que no pudo reponerse hasta 1981, cuando hizo Conan, el bárbaro, cinco años más tarde. Y Meryl, en ese quinquenio entre llamarle fea y ver a Arnold Schwarzenegger rescatando a una princesa caprichosa, cosechó dos nominaciones al óscar y una estatuilla por Kramer contra Kramer a mejor actriz secundaria.

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Con todo esto en su haber y una polémica por ser amiga de Harvey Weinstein y haber sido acusada de hipócrita y falsa por Rose McGowan, una de las atacadas por el baboso y todopoderoso de los hermanos Weinstein, donde insinuaba que sí que sabía que el productor era un cerdo violador. Pero ella, una vez más, salió indemne porque se involucra en las causas que le atañen y ésta, y no entro en polémicas de talibanismo de un lado u otro, no le tocaba. Y, por lo visto, Harvey tampoco.

Lo realmente importante es que le dan un premio Princesa de Asturias a la más grande actriz del otro lado del Atlántico con una carrera sólida y sin dudas ni interpretaciones menores. Tal y como dijo William Wyler de Bette Davis: “ella hizo películas malas, pero jamás estuvo mal”. Pero terminemos con una frase sobre su trabajo dicha por la propia Meryl Streep a Vanity fair: “mi trabajo suele consistir en expresar emoción lo más libremente posible” y que siga siendo así por muchos años… El resto en Oviedo, en octubre.

Este artículo es un extracto del extenso trabajo que publicaremos en el próximo número en Revista Atticus realizado con movimiento de la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023 a Meryl Streep.

Carlos Ibañez

Revista Atticus