68 SEMINCI – Crítica película How to Have Sex de Molly Manning Walker

Crítica How to Have Sex de Molly Manning Walker – Carlos Ibañez

Ficha

Título original: How to Have Sex

Año: 2023

Duración: 91 min.

País: Reino Unido

Dirección: Molly Manning Walker

Guion: Molly Manning Walker

Reparto: Mia Mckenna-Bruce, Lara Peake, Samuel Bottomley, Shaun Thomas, Enva Lewis, Laura Ambler

Fotografía: Nicolas Canniccioni

Compañías: British Film Institute, Film4 Productions, Wild Swim Films. Distribuidora: Film4 Productions

Género: Drama | Adolescencia. Sexualidad y pornografía. Abusos sexuales

Sinopsis

    Tres adolescentes británicas se van de vacaciones para celebrar sus ritos de iniciación: beber, salir de fiesta y ligar, en lo que debería ser el mejor verano de sus vidas.

Crítica

            Contundente película sobre la adolescencia británica cuando salen por primera vez a lugares vacacionales de borrachera e inhibición del control parental y del qué dirán. En fin, Magaluf en Mallorca, por poner un ejemplo con toda esa ralea de Manchester o Hamburgo (aunque ésta sea en Alemania) que nos invade para llenar de vómitos y otras excreciones las calles del lugar. En este caso es en Malia, en el norte de Creta, junto a las ruinas minoicas que ninguno de los allí hospedados visitarán porque ellos son de juerga, borrachera e intentar pasar un agradabilísimo encuentro sexual con un desconocido absolutamente repletos de alcohol y/o drogas.

            La protagonista es una chica de diecisiete años que va con sus dos amigas del alma, una muy inteligente y la otra muy loba, y ella, que ni es lo uno ni es lo otro y siempre está en la cuerda floja, pero repleta de cariño antes sus muchas inseguridades. Entablan amistad con otros que van a lo mismo y comienzan a desbarrar juntos por esa zona entre Hersonisos y Malia que es la ley de la selva para cualquiera que haya visitado esa zona de Creta, aunque sólo sea de paso. Tara, además, es virgen.

            Y entre ruido, juergas, vómitos e idilios más fugaces que un chasquido de dedos a su alrededor vemos que la película trata de eso que nunca debió ser tema de debate: el consentimiento. A caballo entre el no y un sí forzado, por el muchacho, por la presión social, por no quedarse atrás, Tara nos muestra con gestos que nada tienen que ver con sus palabras la miseria de su situación, la soledad que aquello le provoca, incluso con sus amigas, y la falta que nos hace a todos, una educación sexual de verdad y no las penosas excusas que religiosos y educadores sin vocación ponen a esto… Además de padres alterados ante esto.

            Me encanta la importancia que da a los sonidos y la fuerza que tiene, en contraste, los silencios. La luz excesiva frente a la intimidad de una bombilla de habitación de hotel. Pero me saca de contexto continuamente ese conservadurismo de las escenas donde las tres amigas, que no saben ni quienes son por el exceso de todo, siempre son de un pudoroso escrupuloso y los amigos, quienes parecen perfectos extraños cuando están en la intimidad. Volvemos a aquello de que podemos mostrar desastres como el alcohol, pero es pecado mostrar la anatomía. No es creíble y distancia de la idea de salir de tu entorno para dinamitar tus principios sociales.

            Fantástica la protagonista, sin duda, lo mejor de esta cinta.

Carlos Ibañez

Revista Atticus