68 SEMINCI – Crítica película Sobre todo de noche de Víctor Iriarte

Crítica película Sobre todo de noche de Víctor Iriarte – Luisjo Cuadrado

Ficha

Título original: Sobre todo de noche

Dirección: Víctor Iriarte

Guion: Isa Campo, Víctor Iriarte, Andrea Queralt

Reparto: Lola Dueñas, Ana Torrent, Manuel Egozkue, María Vázquez

Año: 2023

Duración: 108 min.

País: España

Música: Maite Arroitajauregi

Fotografía: Pablo Paloma

Compañías: Coproducción España-Portugal-Francia; Atekaleun Films, cSc Films, La Termita Films, Ukbar Filmes, 4A4 Productions

Género: Cine negro. Drama | Neo-noir. Adopción

Sinopsis

    Cuando Vera (Lola Dueñas) era joven, no pudo hacerse cargo de su hijo y tuvo que darlo en adopción. Cuando Cora (Ana Torrent) era joven, su médico le dijo que no podría tener hijos y que sólo adoptando podría formar una familia. Ambas comparten esa experiencia de haber sido madres de un niño llamado Egoz (Manuel Egozkue). Ahora, ambas mujeres se reencuentran en Portugal para repasar la historia de sus vidas y reescribir sus destinos.

Crítica

Uf, ¿cómo verter un comentario de esta película, Sobre todo de noche? Una película estructurada en tres capítulos más un epilogo o postdata en la que la voz en off, narradora, está muy presente. Es una película llena de guiños, que beben de varios géneros que van desde un cine negro pasando por el drama y rozando el falso documental. El robo de bebés durante los comienzos del franquismo es el tema que aborda el director, Víctor Iriarte, reconocido programador del centro cultural Tabakalera y del Festival de San Sebastián, ha querido en su debut «hacer una película muy libre» a través de la experiencia que ha tenido en su vida y las herramientas que el cine le ha ofrecido.

Todo con una estética y barniz de cine experimental virando hacia la poesía visual.

Una madre, Vera (Lola Dueñas) busca y encuentra a su hijo al que le fue arrebatado nadas más nacer. Le dijeron que había muerto, pero nunca le enseñaron su cuerpo. Egoz (Manuel Egozcue) fue a parar al seno de una rica familia de San Sebastián quienes habrían movido sus hilos para hacerse con un hijo tras enterarse que Cora (Ana Torrent) no podía tener descendencia tras ser despojada de su útero.

Y ahí comienza un viaje fabulado por el deseo de venganza, un viaje por conocer a su hijo y una venganza de aquellos malnacidos que destrozaron su vida. El encuentro tendrá lugar en Oporto. Hay una maravillosa secuencia en una cafetería de la ciudad donde pareja está tocando un fado estremecedor en presencia de Cora y Egoz.

Con imágenes del trazado de un recorrido por una serie de mapas y planos el director juega con las manos, los dedos, la muñeca con dos relojes, para llamar nuestra atención en ese viaje en busca de la vida. Hay un cine experimental en esta primera parte con una serie de detalles dignos, pero que se alejan del mensaje. Este primer apartado lleva el título de carta de Vera para Egoz.

En el segundo es la respuesta de este a Vera. El joven tiene ya veinte años y una vida creada, le gusta el piano, tienes aficiones como la esgrima y el baile. Es un buen muchacho. Pero Cora también tiene mucho que decir en esta historia. Ella también es una víctima. Le dijeron que la madre biológica había muerto en el parto. Cora tiene miedo a perder a su hijo. Y por ello no duda en emprender también un viaje para acompañar a su propio hijo en el conocimiento. En este segundo apartado el director vuelve a jugar no se conforma con rodar escenas, juega hasta con el formato en ese viaje emocional de sus personajes.

Llegamos al tercer capítulo en el que ambas mujeres y su hijo se encuentran.

Lo mejor de la cinta de la ópera prima de Víctor Iriarte es el trabajo del trío actoral. Conforman un buen equipo las dos veteranas actrices, Lola Dueñas y Ana Torrent, junto a un bisoño pero muy solvente Manuel Egozcue, lleno de sensibilidad y credibilidad.

Desde luego el cine de Iriarte tiene una visión muy propia. Es verdadero cine de autor. Hace una apuesta estética muy poderosa pero que lastra el mensaje que nos quiere transmitir que no es otro el de poner la óptica en esos niños robados y que nadie parece querer saber de aquella época del Tardofranquismo. Alegan que esos delitos ya están prescritos y que nadie hará nada por ello. También es un canto al amor materno filial. Esa sed de venganza que muestra Vera se diluye en un mero robo y un afán de enriquecimiento por dejar la vida resuelta a su hijo. ¿Era necesario esto?

A veces quienes escriben o dirigen una película se olvidan de a quién va dirigida. Se olvidan muchas veces que los espectadores no son tontos y se olvidan de que «a buen entendedor con pocas palabras basta», y que una imagen vale más que mil palabras y que es mejor sugerir que enseñar. No me puedes anunciar desde el comienzo que lo que vamos a ver es una historia de violencia y terror. Y no me lo puedes remarcar hasta en tres veces durante toda la película. No me recuerdes que es una comedia y que no tengo que parar de reír. Aunque este anuncio constante se camufle en una cita contenida en una obra de Roberto Bolaño, Amuleto: «Esta será una historia de terror. Será una historia policíaca, un relato de serie negra y de terror. Pero no lo parecerá. No lo parecerá porque soy yo la que lo cuenta. Soy yo la que habla y, por eso, no lo parecerá. Pero, en el fondo, es la historia de un crimen atroz».

Hay un abuso de algunos recursos (incluido el subrayado musical increscendo, o las manos revoloteando constantemente) que me alejan de la historia, que logra que no empatice con ella. Y todo, para que al final resulte un plan para enriquecimiento de los protagonistas con el fin moral de que me han hecho mucho daño y por lo menos dejo la vida resuelta a mi hijo y me llevo unos documentos para sacarlos a la luz. Poca cosa. Un final difícil de entender con los últimos acontecimientos que terminan por centrar la cámara en un piano con el pianista fantasma, las teclas se mueven solas. Imprevisible cinta e imprevisible final. El tema bien merece nuestra atención. Todavía es un episodio muy doloroso pues el robo de bebes fue una práctica activa hasta principios de la década de los 90 (que se dicen bien). Pero en el cine hace falta más que una curiosa mirada, una arriesgada puesta en escena y la valentía de un director para echar a rodar.

Luisjo Cuadrado

Parte del equipo de Sobre todo la noche a su paso por la SEMINCI

Un proyecto muy pequeño durante la pandemia que ha crecido hasta convertirse en una película. Así ha definido Víctor Iriarte, programador que ha dado el salto a la dirección, su ópera prima, Sobre todo de noche, a competición en Sección Oficial e historia sobre bebés robados escrita junto a Isa Campo y protagonizada por Ana Torrent y Lola Dueñas que salta entre géneros para ofrecer una obra que rompe con todo tipo de expectativas.

«Me planteé hacer una película muy libre con herramientas que, por distintas razones, se han dejado de utilizar», ha señalado Iriarte en referencia a la estructura capitular, la voz en off o la superposición de textos con los que se estructura un filme sobre un capítulo negro de la historia de España durante la presentación de la película ante los medios. «Creo que el cine es un espacio libre que puede abordar la historia que quiera desde donde quiera», ha puntualizado el cineasta bilbaíno, que ha agradecido a Isaki Lacuesta su apoyo para sacar adelante este debut.

«Ya no es el dolor de la pérdida por la desaparición de un hijo, sino la violencia que llega detrás, que es no hablar de ello», ha mencionado Dueñas, que se ha referido a la cinta como un «bálsamo» para las víctimas. «No era consciente de que esto siguió sucediendo durante tanto tiempo; me impactó mucho esa inmunidad», ha detallado Torrent para, después, definir a esos padres como «fantasmas a los que nadie ve, de los que nadie quiere hablar».

Víctor Iriarte, director de la película
Lola Dueñas
Ana Torrent

Fotografías: Luis Gracia Reglero

Revista Atticus