Crítica película Civil War de Alex Garland

Civil War (Guerra civil)

Ficha

Año: 2024.

Duración: 109 min.

País: Estados Unidos.

Dirección: Alex Garland.

Idioma original: inglés. VOSE.

Guion: Alex Garland.

Fotografía: Rob Hardy.

Música: Geoff Barrow/Ben Salisbury.

Reparto: Kirsten Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny, Stephen Henderson, Jesse Plemons, Jonica T. Gibbs, Nelson Lee, Jefferson White, Nick Offerman y otros.

Productoras: A24, DNA Films, IPR.VC.

Género: periodismo, bélico, guerra civil, distopía, drama, acción, cine de carretera.

Sinopsis

En un futuro no muy lejano Estados Unidos se encuentra en plena guerra civil entre el Gobierno federal y varios grupos rebeldes que intentan conquistar el Distrito de Columbia. Un equipo de corresponsales y fotoperiodistas intenta alcanzar Washington antes de su toma por los alzados y dar testimonio de la caída y probable muerte del presidente. El camino hasta la capital es arduo y muy peligroso, entre controles militares y bandas que actúan por su cuenta en el río revuelto de una guerra civil.

Crítica

Lee (Kirsten Dunst) una fotógrafa veterana por oficio que no por edad y Joel (Wagner Moura), un corresponsal de guerra, quieren alcanzar Washington y hacer la última entrevista al presidente de EE. UU (Nick Offerman) en medio de una guerra civil con frentes poco definidos. Unas autodenominadas fuerzas del Oeste (Texas y California) y fuerzas de Florida, alzadas en armas contra el Gobierno federal y su presidente, están a punto de tomar la capital federal y ambos periodistas quieren conseguir una exclusiva: las últimas palabra del presidente que va a ser depuesto, y que va morir seguramente. A este dúo se unen Sammy (Stephen McKinley), también un veterano periodista (en trayectoria y edad) que necesita que le lleven para poder realizar su trabajo, y una joven fotógrafa ambiciosa, osada, en el inicio de su carrera, Jessie (Cailee Spaeny), que se cuela en el grupo usando otras artes. El objetivo de los cuatro es recorrer unos ochocientos kilómetros por un país en guerra, sin frentes consolidados, y con bandas que actúan en nombre del ejército gubernamental o de los alzados en armas (o de sus propios intereses no siempre honrados).

Al director y guionista del film, Alex Garland, no le interesa contarnos las causas ni los orígenes de la guerra civil, y esto es un déficit de la película, pues siendo todo muy reconocible, desde el perfil del presidente al trabajo de los propios corresponsales, o el paisaje recorrido, falta como un asidero para entender lo que está ocurriendo. Es como en esas malas noticias donde el periodista da por hecho que el lector conoce parte de los hechos contados (infringiendo una regla del periodismo), y aquí ocurre lo mismo. Situada la acción en un futuro muy cercano, no cabe hablar de ciencia ficción, sino de distopía, al proponer algo que pudiera ocurrir “mañana mismo”, en tiempos históricos, con una continuidad entre el presente y ese futuro tan cercano, con los mismo protagonistas, incluyendo a los espectadores, que se da por supuesto que han vivido y conocen ese desarrollo. También es cierto que a Alex Garland no le interesa meterse en ese berenjenal de interpretación política, como tampoco a una buena parte de los espectadores que pudieran ir a ver su película, a los que aparte de bastante acción bélica (bien rodada), les ofrece algo de melodrama con un final un tanto folletinesco.

Estamos casi en el “hoy”, con ese presidente de EE. UU. que prepara su discurso triunfalista entre bastidores, y luego lo recita ante las cámaras, ante manifestaciones donde se reclama agua corriente en una gran ciudad y que son reprimidas con violencia. De una de esas manifestaciones surge Jessie (Cailee Spaeny), activista y a la vez fotógrafa amateur, que quiere convertirse en profesional y que hará lo posible para unirse a ese grupo de fotoperiodistas que acaba de conocer, el formado por Lee y Joel (Kirsten Dunst y Wagner Moura). Sammy (Stephen McKinley) el corresponsal veterano, también desea participar en ese viaje arriesgado en busca de esa última entrevista al presidente. No puede aportar agilidad (está mayor y gordo), pero sí experiencia y conversación. No son los recursos más adecuados para convencer a Lee y Joel para admitirle en el viaje, pero la vida está llena de sorpresas, y Sammy aportará una de esas sorpresas de alguien con experiencia.

En una película que es sobre todo de acción, los diálogos y la conversación tienen sin embargo su importancia: si bien no se toca el tema de porqué se ha llegado a la situación de guerra civil y de odio atroz entre las partes, sí se tocan las distintas reacciones, tanto de los periodistas ante su profesión, como de la gente común en sus hábitats, sean un gran ciudad sin agua, o un pequeño pueblo donde nunca sucede nada. ¿Por qué y para qué arriesgar la vida para dar testimonio en una guerra, en un conflicto además civil, donde las dos partes pueden considerar enemigos a unos testigos incomodos como son los corresponsales? Lee (Kirsten Dunst) que lleva años siendo fotoperiodista en guerras y conflictos ha construido su argumento con el que explica su pasado en el oficio, su permanencia en él (a pesar de cierta fatiga implícita) y su disposición a arriesgar su vida en la siguiente empresa: los corresponsales no están en esos conflictos para dar opinión, sino para dar testimonio de lo que sucede y que los que vean sus fotos o sus imágenes, el público, puedan tener opinión. Lo vemos hoy en Gaza, en Ucrania, o en otras partes del mundo.

La película es también una road movie, pues la parte más importante y conseguida de la misma es ese viaje de los cuatro corresponsales viajando por carreteras llenas de vehículos destruidos, gasolineras abandonadas o pueblos que mantienen su vida “normal”. Es el núcleo del film, pues no solo nos da a conocer a los personajes a través de sus conversaciones o por sus reacciones en contraste con las situaciones que viven, sino que coloca a cada uno ante su verdad, que no es otra, en ocasiones, que la muerte o la vida. La guerra ha roto la convivencia social y el “imperio de la ley”, por lo que ciertos individuos o cuadrillas se toman la ley por propia mano: son aquellos canallas que sin la coerción del Estado ejercen una violencia indiscriminada, ideológica o crematística, sobre los que consideran enemigos o víctimas. Los corresponsales contemplan linchamientos y asisten a una inhumación masiva de cadáveres. Intentarán presentarse como corresponsales ante el pelotón de sayones, pero estos no los considerarán como tales. Empezarán a distinguir quiénes son (según ellos) verdaderos estadounidenses, de los que no lo son. Es la ruptura de ese distanciamiento que quieren mantener los periodistas ante los contendientes, al ser considerados también enemigos por estos. Quizá sean las escenas de mayor hondura y de mayor tensión de toda la película, pues un miliciano decide sobre la vida de unos y de otros. Este miliciano está interpretado por Jese Plemons, estremecedor en su arrogancia, su frialdad y su racismo. Cuando todo acaba, Jessie, la chica novata, exclamará: “nunca he sentido tanto miedo y nunca me he sentido tan viva”. En efecto, podía haber muerto, pero ha sobrevivido, lo que lejos de amilanarla la refuerza en su objetivo de alcanzar Washington y fotografiar al presidente en su caída. El chute de adrenalina la refuerza en su empeño.

El final de la película entronca con el género de acción: contemplamos la toma de la Casa Blanca, la “entrevista” al presidente (hay tragedia y comedia en ello) y la caída de este y del régimen que representaba ante unas absurdas fuerzas de Texas y California o de Florida. La maestría del director para rodarlas es innegable, así como también la fuerza visual que sus imágenes, sean las de los bosques ardiendo que cruzan en su viaje u otras imágenes impactantes como las que recuerda o sueña Lee.

Alex Garland es un guionista y director que ha mostrado preferencia por la ciencia ficción y la distopía y una estética cuidada y poderosa. Ex Machina (2014), entra de lleno en el tema de la inteligencia artificial y la robótica. Kirsten Dunst, ejerce de protagonista absoluta, pues es la jefa de la expedición y desde ella tendremos una idea de la vinculación que tiene con su trabajo. Wagner Moura, es su compañero discreto y eficaz, empeñado en conseguir esa última entrevista al presidente. Cailee Spaeny, (Priscilla en Priscilla de Sofia Coppola), representa a la joven ambiciosa que tiene como modelo a Lee y que quiere seguir sus pasos en la profesión, realizando todo un curso de iniciación en el mismo. Stephen Henderson, está espléndido como ese periodista ya casi descartado en la profesión por su edad y su poca movilidad que dará una sorpresa fundamental a sus compañeros. Jesse Plemons, en una actuación memorable, es el canalla, frío y demente, que envenenado de racismo, mata o salva.

Es inevitable al ver la película relacionarla con la toma del Congreso de Estados Unidos por los seguidores de Trump, o con los sucesos de Brasilia y Bolsonaro. Aunque no se apuntan en la película las causas de los hechos narrados (lo que empobrece el film), es fácil que el espectador las añada, sacadas de la actualidad. Lo que sucede en ese mañana propuesto por Garland se está cuajando en el hoy.

Como cine premonitorio tiene su valor.

Os dejo un tráiler:

Gonzalo Franco Blanco

Revista Atticus