Crítica exposición Lyonel Feininger en la Fundación Juan March, Madrid
Por primera vez se organiza, y se presenta, una exposición dedicada al artista Lyonel Feininger (1871-1956) en España. Una retrospectiva que muestra una gran selección de obras de este artista, americano y alemán, maestro de la Bauhaus y una de las figuras más singulares de la modernidad pictórica.
Nació en Nueva York. Sus padres, músicos de origen alemán, se trasladaron a Hamburgo para que su hijo completara su formación académica musical, con tan solo dieciséis años. Pero en territorio alemán Feininger optó por el arte. En sus comienzos alternó entre la tira cómica, el cómic y las viñetas cuyos trabajos fueron publicados en revistas alemanas y francesas como Ulk (Broma), Lustige Blätter (Páginas cómicas) o Le Témoin (El testigo).Poco a poco, dejó la caricatura para volcarse en la pintura. Se centró en escenas callejeras y personajes exagerados, con líneas abstractas, abandonado la figura para adoptar un lenguaje basado en las líneas rectas y los planos fragmentados de color.
En 1919, Walter Gropius invitó a Lyonel Feininger a formar parte de la Bauhaus junto a grandes hombres como Paul Klee o Kandinsky. Su principal cometido era la dirección del taller de grabado. Una técnica que llegó a perfeccionar en el grabado de madera a la fibra. Como tantos otros artistas, con la llegada del nazismo su arte fue calificado de «degenerado». En 1937 decidió abandonar Alemania para volver a EE. UU. donde viviría hasta su muerte en 1956.La Fundación Juan March, una vez más, nos descubre a uno de esos artistas grandes, pero que no han sido del todo explorados. Una tónica que viene siendo práctica habitual de esta institución: la de dar a conocer figuras, periodos artísticos o aspectos insuficientemente explorados en la cultura moderna. En la Bauhaus la Fundación Juan March tiene un enorme filón (aunque cada vez menos por explotar).
La exposición recoge más de 300 obras en diferentes técnicas. El artista trabajó el dibujo, la pintura, la fotografía o las maquetas de trenes o de juguetes. Son apreciadas sus series de arquitecturas seriadas de puentes o de ciudades que se convirtieron en emblemas: París, Weimar, Halle, Manhattan o el pequeño pueblo de Gelmeroda.
En la sede madrileña de la Fundación nos podemos encontrar con un espacio recreado con un excelso gusto en donde descubrir el amor por el arte en sus diversas formas de la mano de este artista polifacético. No es un primer espada, no nos encontraremos con grandes filas a la espera de poder entrar, ni descubriremos ese cuadro tantas veces visto en los libros de arte. Pero, quienes se acerquen hasta las salas de la Fundación Juan March, encontraran unas obras delicadas, llenas de belleza, unas veces con unos finas líneas, otras unas expresiones llenas de color, bocetos, apuntes, fotografías, trenes, marionetas, juguetes, pinturas, cartas… Un variopinto mundo artístico bajo el paraguas de esa gran escuela que fue la Bauhaus que el nazismo cortó de raíz.
Como colofón y, a pesar de caer en la reiteración, la Fundación ha elaborado un extenso catálogo que constituye la primera monografía en castellano dedicado al artista. Nuestra más sincera enhorabuena a la Fundación Juan March por este tipo de exposición en las que rehúyen lo comercial en favor de la cultura, el arte por el amor al arte.
Algo más de información en la web de la Fundación Juan March o en este vídeo:
Luisjo Cuadrado
Revista Atticus