Tricicle: humor honesto e inteligente

Teatro Calderón, Valladolid

¿Quién no ha tenido un amigo que se pareciera a alguno de Tricicle? Esa forma de gesticular, de moverse, de aguantar el tirón ante una broma, de tomarse las cosas a “chufla”. Porque Tricicle es una enciclopedia humorística que se despide de los escenarios dejando un buen sabor de boca en los espectadores que abarrotan los teatros para despedirles. Se van.

Y no rehúyen el cuerpo a cuerpo. Empieza el espectáculo reclamando a tres espectadores para que suban al escenario… la luz enchufa el patio de butacas  y aparecen Joan Grácia, Paco Mir y Carles Sans y  ya provocan una sonrisa socarrona  en el espectador… esto empieza bien.

Por sabido que sean los números que realizan – elegidos por los internautas- eso no quita para que desde el minuto uno el estómago empiece a  notar que le van a dar la tarde. Porque es en el estómago donde se fija el humor de Tricicle. Como si de un boxeador se tratase, el espectador sufre en el rincón los ganchos de derecha e izquierda que le va propinando Tricicle y lo curioso es que les recibe de buen grado, con una sonrisa en los labios. No necesita protector estomacal porque este humor lo recomiendan ocho de cada nueve dentistas por sus efectos beneficiosos para la salud.

Están en forma. La hora y cuarenta minutos se pasa en un abrir y cerrar los ojos. La risa que provoca en el espectador no es univoca es anfibológica. Y se agradece. Cuando se rie el compañero de butaca, tú no y, viceversa.

Se entienden con la mirada y se nota a la legua. Su espectáculo tiene ritmo, gracia y talento, mucho talento. Su humor, para decirlo brevemente, despierta en el espectador buenos deseos y sentimientos hacia su prójimo, acercándole a  mundos absurdos que Tricicle materializa en dos minutos ante sus ojos   y  este solo puede, no le queda otro remedio, que retorcerse,  tocarse con la mano la boca del estómago y aguantar el tirón. Sí, mereció la pena.

Marcos Pérez

Revista Atticus