Bajo el árbol del paraíso: una exposición memorable

BAJO EL ÁRBOL DEL PARAÍSO: UNA EXPOSICIÓN MEMORABLE

José Carlos Brasas Egido

Catedrático de Historia del Arte y Comisario Científico de la Exposición 

De febrero a junio de este año se está celebrando en la sala de Caja Burgos, en la Casa del Cordón, una de las mejores y más importante exposición de las organizadas hasta ahora por la Fundación Caja de Burgos en su ya larga trayectoria expositiva, muestra que como otras anteriores ha montado con el mayor de los aciertos el comisario técnico y director del Centro de Arte de Burgos (CAB), Javier del Campo San José.

Ante el conjunto de las obras expuestas, principalmente pinturas, si bien se incluyen también algunas piezas de escultura y dos tapices, no cabe duda de que se trata de una exposición realmente excepcional, dada la importancia, belleza y variedad de las obras que en ella se muestran: un conjunto de más de cincuenta piezas pertenecientes a la colección de Alejandro Sanz Peinado, un experto en pintura, profesor y empresario madrileño que a lo largo de muchos años ha conseguido reunir un admirable y valioso conjunto de obras maestras.

Y es que muy pocas colecciones en España pueden compararse a esta, tanto desde el punto de vista del número como de la calidad de las obras que la componen. Se trata de la colección de un verdadero entendido y amante del arte; sobre todo de un enamorado de la pintura, una persona que vive con pasión el coleccionismo, un coleccionista sensible, culto, un verdadero conocedor de la historia de la pintura que con paciencia y entusiasmo ha seguido la pista y ha adquirido en colecciones y salas de subastas tanto españolas como del extranjero una exquisita selección de maravillosas pinturas, algunas con peligro de salir fuera de España y con ello perderse para siempre para nuestro país. Otras veces, ha rescatado y traído a España, pinturas que estaban en colecciones privadas de Italia, Londres, Berlín o Nueva York…, las ha adquirido y de ese modo las ha incorporado al patrimonio y tesoro artístico de nuestro país. 

Hércules captura al toro de Creta. Tapiz. Manufactura de Bruselas. Lana y seda. 295 x 340 cm.

Una colección que es fruto de su tesón, de su perseverancia, también de su inteligencia y agudeza a la hora de conseguir y perseguir, casi de forma detectivesca,cuadros y esculturas a las que ha seguido pacientemente el rastro durante años con denodado interés, y ha conseguido tras largas pesquisas y arduas negociaciones. Así, su pasión por el coleccionismo ha hecho posible formar con los años lo que podemos calificar como un verdadero museo, una pinacoteca privada de las más importantes y selectas de las que se conservan en nuestro país. La colección es como su propietario gusta de denominarla: un verdadero “gabinete de arte”, repleto de obras de hermosísimas pinturas y esculturas que harían suspirar a cualquier museo por su posesión.

En la actualidad, la colección consta de más de un centenar de obras pertenecientes a las más grandes escuelas de la historia de la pintura: principalmente a las escuelas flamenca, holandesa y española, incluyendo también algunas piezas italianas y francesas; a ello se suman algunas importantes esculturas y tapices.

Con respecto a la exposición que se exhibe en la Casa del Cordón de Burgos, la actual muestra reúne solo la mitad de las obras que componen la colección. Son tan numerosas y tan buenas las obras de la colección que dan no solo para una exposición, sino para dos, dado que su propietario, llevado de su incontenible pasión de coleccionista, sigue año tras año enriqueciéndola y acrecentándola. Así pues, como consecuencia  de la dificultad de poder presentar tan amplio conjunto en una única muestra, se ha proyectado por parte de la Fundación “Cultural Cordón” de la Caja de Burgos celebrar en su sala dos exposiciones temáticas: la primera, es la que ahora se presenta al público con el título de “Bajo el árbol del Paraíso”, dedicada fundamentalmente a las obras de tema religioso y mitológico, con alguna que otra incursión en el ámbito de la alegoría; para  posteriormente, y pasado ya un año aproximadamente, celebrar ya  una segunda exposición en la que se exhibirá el resto  de la colección; en ese caso la muestra estará integrada por la pintura de carácter profano, es decir: retratos, paisajes, escenas costumbristas o de género y cuadros de naturaleza muerta, (bodegones y floreros), un sorprendente conjunto de la mayor calidad que asimismo atesora la colección.

San Juanito, 130 – 1635. Jacop van Oost, el Viejo. Óleo sobre lienzo 71,8 x 58,1 cm.

La actual exposición “Bajo el árbol del Paraíso” reúne cuarenta pinturas, ocho esculturas y dos tapices, obras, salvo alguna que otra excepción, todas ellas pertenecientes principalmente al renacimiento y el barroco, a los siglos XVI y XVII.

Junto con el retrato, la pintura de temática religiosa, constituye uno de los principales capítulos de la colección de Alejandro Sanz Peinado, tanto por la variedad de escuelas como por el interés iconográfico, la calidad y belleza de las obras reunidas.

Desde el punto de vista iconográfico esta sección –la correspondiente a la  temática religiosa-, se compone tanto de escenas bíblicas como del Nuevo Testamento(a destacar las escenas dela Pasión de Cristo las representaciones de La Adoración de los pastores, asuntos tratados en algunos casos como su fueran verdaderas escenas populares); abundan, asimismo, las representaciones de la Virgen y los santos, obras en  algunos casos tratadas con un realismo e inmediatez que muchas veces les acerca a los cuadros de género costumbrista; véase por ejemplo el lienzo anónimo  de La Cena de Emaús, cuadro del siglo XVII y de escuela toledana muy original en su tratamiento, obra.

San Sebastián consolado por un ángel, h. 1630. Gerard Seghers. Óleo sobre lienzo 181 x 134 cm.

Son de ponderar sobre todo las representaciones de la Virgen con el Niño, así como el tema de La Sagrada Familia, especialmente las de maestros de la Escuela Flamenca, destacando entre ellas una de las mejores obras de la exposición, el magnífico cuadro de Rubens. En cuanto a los lienzos que representan imágenes de santos, destacan las de San Jerónimo en su estudio o San Jerónimo penitente, obras flamencas como la soberbia tabla de Jan Metsys o un magnífico relieve inédito hasta ahora, obra del genial escultor Alonso Berruguete.

Igualmente encontramos también en la muestra una gran variedad de representaciones de otros santos: como por ejemplo de San Juan Bautista; y en ese sentido es obra señera de la exposición el San Juanito del maestro de Brujas Jacob van Oost; hay, por último excelentes cuadros y esculturas de santos mártires de extraordinaria belleza como es el que representan a San Sebastián, una talla en madera policromada de Escuela flamenca del siglo XV, o bien el impresionante lienzo de Gerard Seghers con el tema de San Sebastián confortado por un ángel.

Con respecto a las distintas escuelas pictóricas, si bien figura algún que otro cuadro y escultura de procedencias italiana y francesa, en su mayor parte las obras corresponden a tres de las más fecundas y brillantes escuelas de la historia de la pintura: flamenca, holandesa y española.

Por lo que se refiere a los cuadros de la pintura flamenca, uno de los principales atractivos de la colección, esta escuela se halla muy bien representada a través de algunos de los más relevantes maestros de los dos principales centros artísticos de los siglos XVI y XVII: las escuelas de Brujas y Amberes. Además de cuadros de Rubens y su Escuela, de Jordaens y del ya citado Gerard Shegers y de otros maestros, figura en la exposición una rarísima obra de la pintora Michaelina Woutiers, uno de los dos únicos cuadros que se conservan en España de esta singular pintora, muy de actualidad en nuestros días, ya que fue una de las pocas pintoras que alcanzó fama en la pintura de la época del Barroco.

Deméter y Perséfone. h. 1560, Martin de Vos. Óleo sobre tabla 100 x 126,5 cm

En cuanto a los temas mitológicos, hay que resaltar dos cuadros manieristas que incluyen bellísimos y elegantes desnudos, como es el del pintor flamenco Martin de Vos que representa a Demeter y Perséfone, y sobre todo la obra elegida para portada del catálogo, el Orfeo y los animales, obra del pintor lombardo Francesco Ricchino, del que hay una réplica en el Museo del Prado, si bien este de la exposición es de mejor calidad. 

A la Escuela flamenca le sigue en importancia el brillante conjunto de obras delos pintores españoles del Siglo de Oro representados en la exposición. Abundan los temas de la pasión de Cristo, como el del Ecce Homo o el de Cristo crucificado, tal como se comprueba en los magníficos cuadros de Morales el Divino o de Zurbarán; del mismo modo son muy interesantes los cuadros de figuras de santos místicos en especial los que representan a San Francisco en oración o penitente, destacando los de Ribera o Zurbarán; bellísimas también son las pinturas que tratan el tema de San Juan Bautista joven, como la atribuida a Alonso Cano, sin olvidar el importantísimo San Miguel venciendo al demonio, firmado por Pedro Delgado en 1510, otra de las grandes obras maestras de la exposición y pintura que fue declarada BIC (Bien de Interés Cultural), inexportable por tanto, dada su extraordinaria importancia; o bien y finalmente también podemos citar otros lienzos en los que se efigian santos de otras órdenes religiosas, cuadros debidos a pintores de la Escuela Madrileña como el San Antonio y el Niño de Juan Van der Hamen; la Santa Teresa de Sebastián Muñoz o el San Juan de Dios adorando al Crucifijo, obra exquisita  del pintor burgalés Mateo Cerezo el Joven, entre otros.

Destaca también la selección de esculturas expuestas, donde sobresale además del ya citado San Jerónimo de Alonso Berruguete, el monumental Crucifijo en madera policromada del siglo XVI, de autor muy próximo a la producción del gran escultor vasco Juan de Anchieta; sin olvidar tampoco y ya por último, los dos espectaculares tapices flamencos renacentistas de los talleres de Bruselas, que también se exhiben en la exposición: uno de tema mitológico representando a Hércules luchando con el Minotauro y otro, una escena bíblica de la historia de Esther y Asuero, tratada esta última como si de una escena aristocrática y cortesana del Flandes del siglo XVI se tratara.

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Revista Atticus