67 SEMINCI – Crítica película Vasil de Avelina Prat

67 SEMINCI – Secciçon Oficial – Crítica película Vasil de Avelina Prat

Ficha

Título original: Vasil

Año: 2022

Duración: 93 min.

País: España

Dirección: Avelina Prat

Guion: Avelina Prat

Música: Vincent Barrière

Fotografía: Santiago Racaj

Reparto: Ivan Barnev, Karra Elejalde, Alexandra Jiménez, Sue Flack, Susi Sánchez

Productora: Coproducción España-Bulgaria; Distinto Films, Activist38, RTVE, TV3

Género: Drama | Inmigración. Juego. Ajedrez

Sinopsis

    Vasil es inteligente, carismático y un número uno jugando al bridge y al ajedrez, pero duerme en la calle desde que llegó de Bulgaria. Alfredo, un arquitecto jubilado, lo acoge en su casa durante un tiempo ante la mirada atónita de su hija Luisa. Los dos hombres no tienen nada en común, excepto su pasión por el ajedrez. A pesar de sus diferencias, poco a poco Vasil conseguirá romper las barreras construidas por Alfredo. Y es que Vasil tiene un don: transformar para siempre a aquellas personas con las que se relaciona.

Crítica

            Sensacional cuento el narrado por la guionista y directora Avelina Prat, con una historia que nos dice quiénes somos sin juzgarnos, para que cada cual saque sus propias conclusiones y se sienta culpable y víctima a un tiempo de un sistema miserable hecho, al menos en teoría, por tipos a los que votamos todos nosotros.

            Vasil nos cuenta la historia de un inmigrante búlgaro en España. No un sacamantecas ni un futbolista de elite, los dos extremos en los que tan estupendamente se maneja nuestro imaginario colectivo, vilmente influido por los medios y los políticos extremistas; sino una persona culta, capaz de hacer de todo para sobrevivir en condiciones adversas y al que las circunstancias vitales han conducido a dormir en un parque, al raso y que como juega de maravilla al bridge una mujer, también migrante, pero ésta rica y viuda de diplomático, ayuda colocándole como inquilino momentáneo de un arquitecto jubilado, enfermo de sus manías y que no permite a nadie traspasar su caparazón al tiempo que tampoco pretende entrar en el de nadie, incluida su hija, único vínculo de cariño que tiene en la ciudad y cercano a él.

            Es una película que refleja todo un catálogo de soledades: deseadas o no, y un cuento, repito, sobre la felicidad en esta miserable sociedad capitalista incapaz de sentir al prójimo como a ti mismo. Ni siquiera el arquitecto interpretado magistralmente por Karra Elejalde, es capaz de empatizar con quien duerme en su salón, en un cómodo sofá, en un lugar que no es una cama. Ivan Barnev, el protagonista, es un tipo tierno, de mirada dulce, de sonrisa fácil, de trato afable, capaz de arreglar una tubería, ordenar una biblioteca o ganar a media docena de jugadores de ajedrez en una partida múltiple sin parecer altanero ni buscar ningún tipo de recompensa. Su soledad no es buscada, como la de su anfitrión, sino que es por motivos económicos, los más duros, los más habituales. Y vemos como un ciudadano de la Unión se ve enmarañado en una tela de araña tejida por burócratas sin sentimientos ni sentido. Aquí hay que reconocer la influencia al contarlo por el montaje final de Spike Lee o Richard Linklater en sus proyectos más personales. Y, mientras esto acontece vemos los trazos de Bergman o de John Cassavetes al hacernos empatizar con todos los protagonistas de la historia a través de ese personaje bisagra que interpreta con soltura y sin dobleces Alexandra Jiménez, capaz de moverse en este drama contenido o en la comedia más desmelenada sin ningún problema.

            Otro tema fundamental es cómo se muestra la ciudad como elemento neutro, pero sin dejar de verse como un enjambre para alguien nuevo allí. Que le sirve para ir al club de bridge, metáfora de la sociedad acomodada española, capaz de aplaudir a alguien que no considera de los suyos mientras les es útil y también de echarlo por tierra cuando ya dicha utilidad desaparece a su escueta, por no decir estrecha, forma de mirar y de juzgar.

            Y llegamos al mayor de los aplausos, tras todos estos elementos, y es a la forma de narrar de la directora la película: sin pancartas, sin panfletos manidos y aburridos tan típicos de otros directores y, sobre todo, tan femenino, porque la producción, coproducción, está llevada a cabo por mujeres apoyando a una mujer que escribe y dirige y que quiere contar algo como quiénes somos y, evidentemente, quienes nunca llegaremos a ser porque hemos perdido cualquier capacidad de ser solidarios y justos, en pos del confortable entumecimiento, que diría la letra de la mítica canción de Pink Floyd.

            Enhorabuena por esta película valiente donde todos los actores no sólo encarnan, sino que llenan de alma, a sus respectivos roles. Más no se puede pedir a una película independiente. Gracias por ello.

La directora Avelina Prat con parte de los actores de Vasil en la 67 SEMINCI
El actor Ivan Barnev a su paso por la 67 SEMINCI
El actor Karra Elejalde en la rueda de prensa de la 67 SEMINCI
Parte del equipo de Vasil en la 67 SEMINCI

Carlos Ibañez

fotografías: Luis Gracia Reglero

Revista Atticus