Crítica película El rey de todo el mundo de Carlos Saura por Carlos Ibañez
Ficha
Título original: El rey de todo el mundo
Año. 2021
Duración: 95 min.
País: España
Dirección: Carlos Saura
Guion: Carlos Saura
Música: Alfonso G. Aguilar, Carlos Rivera Guerra
Fotografía: Guillermo Rosas, Vittorio Storaro
Reparto: Isaac Hernández, Greta Elizondo, Giovanna Reynaud, Ana de la Reguera, Enrique Arce, Manuel García-Rulfo, Manolo Cardona, Eulalia Ramón, Damián Alcázar, Alejandra Toussaint, Ana Kupfer
Productora: Coproducción España-México; Pipa Film
Género: Musical | Baile
Sinopsis
Manuel está preparando su próximo espectáculo, un musical sobre cómo hacer un espectáculo musical. Busca la ayuda de Sara, su exesposa y reconocida coreógrafa para dirigir. En el casting, la joven Inés aparecerá como una estrella en ascenso mientras trata con su padre y la mafia local. Durante los ensayos, la pasión y la tensión crecerán entre los bailarines. Potente música mexicana marca la pauta y surgirá una obra de teatro en la que se entrelazan la tragedia, la ficción y la realidad…

Comentario
Le preguntaron una vez a Billy Wilder si le gustaba Alfred Hitchcock, y el genio de Sucha respondió que sí, pero que siempre hacía la misma película. Pues eso mismo pasa con Saura, sólo que esta vez sus metros y metros de gente bailando bajo la luz mágica que sólo Vittorio Storaro es capaz de captar con esa maestría, son absolutamente insustanciales, con un elenco pésimamente elegido y una historia que no sirve ni como excusa.
El director aragonés debería ser más indulgente con el espectador y saber que si no tienes historia todo lo que ruedes va a aburrir y desesperar. Nadie sabe de dónde salen la mitad de las escenas que no son de danza y hay una de danza, viéndose grotescamente el travelling y la Dolly al fondo que daña especialmente a cualquier esteta.

Horrorosa dando un giro de violencia cuando no sabe por dónde seguir. Sin ideas en un hombre que creó aquellos diálogos en Mamá cumple cien años. Ahora parecían un lastre de otro lastre que lastraba la ya de por sí lastrada desde el inicio película, o pinche película, para hacer honor a los mejicanos que soportaron económicamente este dislate sin sentido.
Lo único bueno es que a la salida del cine vi a Vittorio Storaro, a quien siempre admiré, aunque ésta no vaya a ser una de las que más le honren en su amplísima trayectoria y trate en exceso el azul idéntico al de los títulos de Crédito de La Luna, una de sus grandes joyas.

Y la música, no me puedo olvidar de la enhestadora versión de La llorona o el brillante bolero del restaurante, escena que sólo sirvió para recaudar fondos y como anuncio de un tinto de calidad, dicho sea de paso.
Saura no sabe eso de que no hay que ser nunca el último en marcharse de una fiesta y este dilatar su estancia dilapida su magnífico nombre, ganado muy a pulso durante décadas y décadas de muy buen hacer.
Lástima tener que hacer este comentario. Me entristece profundamente.
Os dejo un trailer (a veces, muchas, dan demasiada información, rayando en spoilers).



Carlos Ibañez
Revista Atticus