Crítica película The Card Counter (El contar de cartas) por Carlos Ibañez
Ficha
Título original: The Card Counter
Año: 2021
Duración: 112 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Paul Schrader
Guion: Paul Schrader
Música: Robert Levon Been, Giancarlo Vulcano
Fotografía: Alexander Dynan
Reparto: Oscar Isaac, Tye Sheridan, Tiffany Haddish, Willem Dafoe, Bobby C. King, Alexander Babara, Marcus Wayne, Don Lay, Britton Webb, Hassel Kromer, Marlon Hayes, Justine Salas, Sherri Piper, ver 5 más
Productora: Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-China; Focus Features, HanWay Films, LB Entertainment, Astrakan Film AB, Bona Film Group, Convergent Media, Enriched Media Group, One Two Twenty Entertainment. Distribuidora: Focus Features
Género: Drama | Ejército. Juego
Sinopsis
William Tell (Oscar Isaac) es un exmilitar y jugador profesional de póker. Su meticulosa vida se trastoca cuando se le acerca Cirk, un joven que busca ayuda en Tell para ejecutar su plan de venganza contra un coronel militar.
Comentario
El veterano guionista Paul Schrader, habitual compañero de fatigas del joven Scorsese, nos narra aquí la historia de un jugador de Black Jack de los llamados garbanceros o alimenticios. No quiere destacar ni ganar más de la cuenta, sólo vivir, o sobrevivir, de casino en casino de la Costa Este. Pero tiene un turbio pasado, aprendió a contar durante su estancia en la cárcel, en la que estuvo por ser uno de los torturadores de Abu Ghraib, la celebérrima cárcel de Bagdad donde los estadunidenses emularon a la GESTAPO o al KGB con tormentos y salvajismo por doquier bajo las órdenes de Donald Rumsfeld, Dick Chaney y George W. Bush, tres tipos que deberían estar en una prisión de La Haya tras ser juzgados por el TPI sito en esa ciudad neerlandesa.
Pero el tipo, un maniático de no dejar huella de su paso allá por donde va, conoce a una mujer que le quiere como jugador de póquer para sus timbas en campeonatos a lo ancho del país y le comenta que tendría un patrocinador para sus apuestas. El niega, porque desea seguir con su vida, pero entonces conoce a un muchacho en una conferencia sobre seguridad que está dando uno de los sinvergüenzas que organizó aquella barbaridad, y por lo visto muchas otras, en Oriente Medio. Y todo cambia. El uso de lentes diferentes nos permite ver estupendos primeros planos de todos además de ver los naipes y la habilidad con éstos del protagonista, un sobrio Oscar Isaac. Así, en la cárcel sus recuerdos son muy luminosos, pero sin aristas y en su rutina es más plano y en los casinos las lentes anamórficas forzadas hacen un gran trabajo al difuminar todo al fondo en meros colores para que nos fijemos en los está haciendo el protagonista.
Schrader tira de oficio, y mucho, a la hora de barajar a los personajes hasta que se da la conjunción exacta entre, justicia, deseo y cariño. Pero todo se rompe, como un castillo de naipes y vemos lo torturado que está, en realidad, el torturador en una escena en la que vemos quién era y quién sigue siendo, muy a su pesar. El joven, vértice de esta historia que hace pivotar al protagonista contradice las órdenes que debía seguir y todo se precipita durante una partida de cartas millonaria en un casino tras haber vuelto a amar y con un irritante jugador que gana bajo el grito y disfrazado continuamente con símbolos de Estados Unidos para que nos parezca irritante además de claramente alegórico.
Isaac no regala un personaje con una excelente trastienda repleta de mierda inoculada por el otro vértice del guion, el siempre fantástico Willem Dafoe y sus interpretaciones sin alharacas, pero acertadas a la hora de escoger la psicología y acción de sus personajes.
Final que va de la tragedia al drama sin dejar en ningún momento de hacernos ver que no hay perdón para quien busca excusas para hacer lo que hizo y que el “nadie está por encima de la ley” es una patraña como que venimos de Adán y Eva o que cada noche de la epifanía vienen tres reyes desde oriente para dejar regalos.
Estética muy de cine independiente y una sólida producción tras esta película muy bien rodada técnica y artísticamente. Este tipo de cine americano sí que cuadra en SEMINCI, tan alejado de Marvel y de todo ese jolgorio impostado de la Costa Oeste.
Este tipo de apuestas mejoran esta SEMINCI.
Os dejo un tráiler:
Carlos Ibañez
Revista Atticus