Crítica Mira cómo corren de Tom George por Carlos Ibañez
Ficha
Título original: See How They Run
Año: 2022
Duración: 98 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Tom George
Guion: Mark Chappell
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Jamie Ramsay
Reparto: Saoirse Ronan, Sam Rockwell, Adrien Brody, Ruth Wilson, David Oyelowo, Harris Dickinson, Sian Clifford, Reece Shearsmith, Pippa Bennett-Warner, Angus Wright, ver 10 más
Compañías: Searchlight Pictures. Distribuidora: Searchlight Pictures
Género: Thriller. Intriga. Comedia | Crimen. Años 50
Sinopsis
Un desesperado productor de cine de Hollywood se propone convertir en película una popular obra de teatro. Cuando miembros de la producción son asesinados, el cansado inspector Stoppard y la agente novata Stalker se encontrarán en medio de una intrigante novela policíaca.
Crítica
Estupenda o estúpida, según los ojos del crítico que la vea, dependiendo si entiende de la sátira que es sobre lo insulso de la obra dramática de Agatha Christie y su éxito en el West End londinense, más por costumbre que por calidad. Además de jugar a qué hace Hollywood cuando desea aprovecharse de la estela del triunfo ajeno donde cuando no saben cómo seguir la trama el guionista saca una pistola o genera una explosión de la nada. Como dijo un crítico estadunidense al hablar de uno de las mayores sagas en taquilla de finales de los ochenta: “fuegos artificiales donde no arde ningún elemento creativo”.

Y con esos elementos: Agatha Christie, La Ratonera, Hollywood y un director absolutamente grotesco con aires de narrador del teatro isabelino, nos llega esta intriga policiaca en forma de comedia crítica con un conjunto actoral de primer orden y un guion al que le falta algo de mordiente, aunque alguna de sus metas sí que alcanza, pero no su conjunto.
La composición del personaje que hacen Saoirse Ronan y Sam Rockwell pulcra y con los matices que parece necesitar la trama contrastan con los caricaturescos y poco elaborados de alguno de los secundarios, comenzando por ese Richard Attenborough que encarna con ninguna suerte Harris Dickinson o David Oyelowo en un nada creíble dramaturgo y guionista homosexual con todos los clichés sobre sus espaldas al que nada ayuda la iluminación de alguna de sus escenas, y de esto tendremos que hablar en algún momento porque su piel merece el mismo respeto a la hora de iluminar las escenas, algo que ya hace muchos años trató Clint Eastwood con Morgan Freeman y que parece ser que hay directores de fotografía que aún no se han dado cuenta.

Pero volviendo a la cuestión, sólo hay que resaltar que la idea central es muy buena y que jugar a ridiculizar la creatividad ajena por famélica de innovación es siempre un sano ejercicio, y más cuando es alguien a quien se ha encumbrado a cimas que no le corresponden. Me encantaría que en España se hiciese algo con alguno de estos autores idolatrados y que no merecen ni un halo de admiración porque su obra ya está pasada de moda o, directamente, aburre. Pero aquí nos chifla el tedio como única vía para alcanzar la notoriedad e, incluso, la inmortalidad para la que ineludiblemente hay que morirse antes para alcanzar, parafraseando a Víctor Hugo.
También hay que hablar de la magnífica ambientación, absolutamente teatral y con una profundidad muy bien elegida en todos y cada uno de sus planos generales y secuencia. Con pocos primeros planos regalados y sólo alguno para subrayar que el director no tiene mucho respeto a la capacidad intelectual de sus espectadores en general y que en el cine actual es del todo lógico, unido a interesantes pantallas partidas al estilo de El Caso de Thomas Crown y que vuelve a estar de moda, en algunos casos absolutamente superflua, aunque no en éste.

Por fin hablar, y con absoluto respeto, del homenaje que hace el libreto al cine de comedia de posguerra de la Ealing, donde todo enredo acaba con una sonrisa, porque bastante ya sufrían los británicos en esa época. Parece trasnochado, pero, en realidad, es un guiño ineludible para los cinéfilos.
Pues es una hora y media larga de entretenimiento, cosa que es bastante más de lo que suele darnos nuestra rutina, y es muy de agradecer, a pesar de lo ya señalado anteriormente.
Os dejo un tráiler:
Carlos Ibañez
Revista Atticus