Crítica película Los perdonados de McDonagh

Los perdonados de John Michel McDonagh

Ficha

Título original: The Forgiven

Dirección: John Michael McDonagh

Reparto: Ralph Fiennes, Jessica Chastain, Caleb Landry Jones, Saïd Taghmaoui, Matt Smith, Abbey Lee, Mourad Zaoui, Ismail Kanater, Christopher Abbott, Alex Jennings, Marie-Josée Croze, David McSavage, Ben Affan.

Año: 2021

Duración: 117 min.

País: Reino Unido

Guion: John Michael McDonagh. Novela: Lawrence Osborne

Música: Lorne Balfe

Fotografía: Larry Smith

Productora: House of Un-American Activities, Brookstreet Pictures, Head Gear Films, Metrol Technology, Assemble Media, Kasbah-Film Tanger, Lipsync Productions

Género: Drama. Thriller | Crimen

Sinopsis

David y Jo Henninger (Ralph Fiennes y Jessica Chastain), un médico y una autora de libros infantiles, viajan desde Londres a Marruecos para asistir a un fin de semana a todo lujo en el suntuoso hogar sahariano de Richard (Matt Smith), un homsexual obscenamente acaudalado, y su histriónico amante Dally Margolis (Caleb Landry Jones). Tras una comida tardía acompañada de demasiado alcohol, David, cansado y somnoliento, insiste en ponerse al volante para conducir el largo trayecto desde Tánger a la fiesta, discutiendo con Jo durante todo el camino. Pero, cuando dos jóvenes aparecen inesperadamente entre la oscuridad, David pierde el control del vehículo y acaba con la vida de uno de ellos, un adolescente local llamado Driss (Omar Ghazaoui).

La pareja, presa del pánico, decide cargar el cadáver en el asiento trasero y seguir conduciendo hasta la casa de Richard con la esperanza de que su amigo los ayude a evitar las consecuencias. Ante el aparente desinterés de la Policía local por investigar lo ocurrido, la fiesta sigue adelante según lo planeado. Pero cuando Abdellah (Ismael Kanater), el desolado padre de Driss, se presenta para reclamar el cuerpo de su hijo, insiste en que David lo acompañe a su pueblo para darle sepultura.

Reticente, David acepta acompañarlo en un viaje de dos días por carretera rumbo al hogar familiar en el corazón del Atlas, donde Abdellah, sus esposas y su único hijo Driss se ganaban la vida buscando fósiles y vendiéndoselos a occidentales adinerados. A solas con Abdellah, David niega toda responsabilidad en el accidente, pero la humilde dignidad del marroquí lo conmueve de un modo totalmente inesperado. Entretanto, en la casa de Richard, un breve coqueteo de Jo con otro invitado, Tom (Christopher Abbott), le permite soñar con una vida diferente para sí misma.

Basada en la inolvidable novela de Lawrence Osborne, Los perdonados combina ardiente sensualidad, destreza cinematográfica y giros inesperados en un encuentro entre Oriente y Occidente en el que la responsabilidad de otros tiempos choca drásticamente con la indiferencia moderna.

Escrita y dirigida por el aclamado cineasta John Michael McDonagh, Los perdonados cuenta con un reparto encabezado por el nominado al Oscar Ralph Fiennes (El Gran Hotel Budapest, El paciente inglés), la oscarizada Jessica Chastain (Los ojos de Tammy Faye, La noche más oscuraZero Dark Thirty-), Matt Smith (The Crown, Última noche en el Soho), Saïd Taghmaoui (G. I. Joe, John Wick: Capítulo 3 – Parabellum), Abbey Lee (The Neon Demon, Mad Max: Furia en la carretera), Mourad Zaoui (El espía, Zanka Contact), Caleb Landry Jones (Tres anuncios en las afueras, Déjame salir), Ismael Kanater (La reina del desierto, The Honourable Woman), Christopher Abbott (Possessor Uncut, Black Bear), Alex Jennings (The Crown) y Marie-Josée Croze (Munich).

Comentario

Una pareja de megapijos, Richard y su amante Dally han invitado a sus amigos a pasar un lujurioso fin de semana en su lujosa mansión sahariana. A ella acuden una serie de invitados de alta alcurnia (o eso se le supone a los que están forrados -o aparentemente- de dinero). Entre ellos el matrimonio, con una pasión más seca que el terreno circundante, formado por David y Jo Henninger (Ralph Fiennes y Jessica Chastain, simplemente magníficos). Un médico curtido en unas cuantas batallas, algo alcoholizado y su bella esposa, escritora de libros infantiles, a la espera del gran reconocimiento que no le acaba de llegar. Mientras van discutiendo por lo de siempre y como siempre, atropellan a un joven marroquí que se interpuso en su camino al tratar de llamar su atención para tratar de vender un fósil de trilobites. Un fósil apreciadísimo y que abunda tanto en la zona que se ha convertido en el escaso medio de vida de sus habitantes. El fatal desenlace provoca que el matrimonio llegue tarde a la cita e incomode a sus invitados. Surgen las dudas de qué hacer. Los protagonistas se mesan los cabellos, pero con poco dolor. David piensa que ocultándolo nadie se tiene porqué enterar y si se enteran, en último caso un poco de dinero y un océano de por medio serán suficientes para el olvido. Jo, parece sentirlo más, pero en el fondo es igual que él, pero con diferentes formas.

El director John Michael McDonagh (El irlandés, 2011; Calvary, 2014) nos presenta un paisaje humano un tanto deleznable. Una muestra de una sociedad rica, de las de fuera de categoría, que es tan snob que celebran la inauguración de su nueva vivienda en un lugar de Marruecos, al que cuesta llegar por lo recóndito de la ubicación. En ese rincón apartado se nos muestra ese otro polo opuesto que es la sociedad que intenta vivir para sobrevivir. McDonagh entre otras cuestiones, nos lanza una pregunta que nos puede poner en una situación incómoda ¿y tú qué harías en esa situación? Para muchos de nosotros solo hay una respuesta: lo correcto. Lo correcto sería llamar a la policía o parar en la primera comisaría para denunciar lo que ha sucedido. Pero aquellos que tienen dinero y/o que ostentan cierto estatus de poder influir, quiere comprar para tapar la culpabilidad y la incomodidad que esto supone. Las astillas, las mordidas o los posibles favores están a la orden del día y quieren convertirse en la moneda común para solucionar estas cosas. Craso error. Otra cuestión que también suscita un debate introspectivo es la actitud que tenemos cada uno de nosotros en estos viajes exóticos. Si somos más de los de preguntar cómo se llama al que se ocupa de nuestro bienestar o de tratarlo solo como un mero sirviente.

Me da rabia encontrarme con una película que tenía muchos posibles pero que se ha resuelto de forma desafortunada. No hay muchas ideas brillantes como para desperdiciarlas. Una película que te descubre que hay todo un pueblo Tafilalet que trata de sobrevivir vendiendo un bien común que supone un testimonio apreciadísimo de la historia de la evolución humana (como son los trilobites) y que enfrenta a dos sociedades bien distintas por sus formas, sus costumbres, en definitiva, su modo de vida y que no es capaz de cerrar de forma creíble, sentida y convincente, me da mucha rabia. La propuesta del padre del joven atropellado (Driss, se llama Driss) podría haber supuesto un punto de inflexión (de hecho, así lo es, pero mal resuelto). El director puede pensar que por una pequeña charla con el padre puede hacerle cambiar el concepto que tiene de estas personas el médico David. Y que esa pequeña charla sea la que le transforme y a raíz de ella sea capaz de ver que detrás de un «sirviente» hay una persona que tiene nombre y apellidos y muy posiblemente también hijos. Y se interese por ella y le pregunte que cómo se llama. Hace falta algo más. No vemos esa justificación. Nos falta conocer toda esa sabiduría que tiene que tener un pueblo ancestral como el bereber. Tampoco hay una justificación en ese afán de venganza del padre (no voy a decir desmesurado porque hay que ponerse en su piel, pero…).

Por el contrario, está muy bien representada esa sociedad frívola, meliflua, banal, llena de dinero y vacía de contenido más allá de lo que supone el superlujo, de los ricos que acuden con sus jóvenes acompañantes, embutidos en sus flamantes cochazos, deseosos de beberse la vida sin más preocupación de dónde está la próxima fiesta. Los dueños y los invitados representan a una clase alta, acomodada, arrogante, libertina, desinhibida, ególatra a la que le importa un bledo la cultura del pueblo donde está ubicada la mansión donde se celebra la fiesta. Para ellos solo es un parque temático esté situado en África o Asía, qué más da, no tienen problemas para desplazarse. Con tal de que les sirvan. Unos clasicistas de mierda que son la pesadilla insufrible para los empleados. Lo mismo que los nativos de estos países exóticos piensan que todo aquel va allí es que es un rico de mierda, nosotros (o algunos de nosotros) tendemos a pensar que ellos son solo un par de alfombras o unos bellos recuerdos en formas de escultura que adornaran nuestras viviendas como el recuerdo del mira que guay soy que me lo traje de Balilandia. A la mayoría de estos turistas no les interesa nada las inquietudes de ese pueblo. Eso es lo que me da mucha rabia de esta película, el director ha tenido la posibilidad de poder justificar porque el joven protagonista se encuentra en la carretera con la joya que ha robado a su padre (un «elvis» de los fósiles) para tratar de venderlo y así obtener un buen par de miles de dólares, aunque por supuesto se conformará con un par de cientos que le brinden la oportunidad de pasar unas horas en brazos de una joven bella en alguna ciudad a orillas del mar, mientras anhela alcanzar el mundo Occidental y salir de aquella pobreza de un país sin futuro para los más jóvenes.

Merecido mérito tiene Los perdonados al situarnos en el mapa la región de Tafilalet, situada en Erfud (Marruecos), la cual la UNESCO la agregó a la red mundial de reservas de la biosfera para proteger su diversidad tanto ambiental como geológica y cultural, y que comprende los fósiles.

Al final, Los perdonados, desde el mismo tráiler, se nos antoja una buena propuesta fílmica. Parte de una buena premisa con un planteamiento técnico muy bien ejecutado pero que por mor del guion el resultado final es decepcionante. Por momentos pensé que iba a revivir aquella historia también ambientada que recogía Babel (Alejandro González Iñárritu, 2006), pero lamentablemente no fue así. Desde luego que la cinta se salva por la solvente actuación de la pareja protagonista, Fiennes y Jessica Chastain que nos hace sufrir los calores que pasan y también disfrutar con la parte de la lujuria y desenfreno. Cierto humor, cinismo y crudeza en una película que más que un buen helado ha resultado ser un fresco polo veraniego.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus