Jesús María Arenales Rasines, adiós a un gran amigo Atticus

Jesús María Arenales Rasines, adiós a un gran amigo Atticus

Telamon

El domingo 3 de julio resultó ser un fatídico día. A media tarde, cuando regresaban a su casa, conduciendo su moto, Jesús María Arenales, junto con su esposa Guadalupe Pequeño (Chema y Lupita), un coche se los llevó por delante. De resultas del accidente, a las pocas horas Chema fallecía y Lupita quedaba postrada en la cama del hospital con severas fracturas en su cuerpo, pero sobre todo una, la más dura, en el alma, al perder a su compañero de vida.

Anoche, en el Festival que organiza el Centro Buendía, 20 Años Universijazz, su director, el músico y saxofonista José Luis Gutiérrez hacia una mención a su persona, a la pérdida de un amigo y fiel seguidor. Chema era un habitual de esta programación. Chema era un amante de la música y apreciaba este tipo de conciertos. Era capaz de desplazarse para ver y disfrutar de un cantante o grupo por cualquier parte de la geografía. Estaba al día de todo lo que sucedía en nuestra ciudad.

Chema Arenales era un gran amigo Atticus. Colaborador de nuestra publicación desde casi sus orígenes, sobre todo en el apartado de la fotografía, era generoso sin límites, de trato exquisito, gourmet de paladar fino y un hombre muy cultivado. Era un buen vividor, entendido como tal, aquella persona que sabe disfrutar de los placeres de la vida y de compartir las experiencias. También era un gran ferroviario y amigo de los caminos de hierro.

Cuando nos poníamos a hablar de cámaras de fotos y de lugares para fotografiar se nos podían pasar unas cuantas horas. Las mismas que el mismo me comentaba empleaba para realizar tal o cual fotografía. Me explicaba como primero iba y estudiaba el sitio, la incidencia de la luz, y así ver cual podía ser la mejor hora del día para ejecutar su propósito: captar la luz, captar esa hora dulce en el motivo escogido. Esa historia común, en muchas de sus propuestas, tienen un perfecto resumen en la que lleva por título Telamon (ese carguero oxidado, abandonado, frente a una pequeña playa negra entre Arrecife y Costa Teguise, en Lanzarote). Claro, Lupita paciente, allí estaba a su lado. Yo le entendía perfectamente porque ese era mi modus operandi. Lo que pasa que yo no tenía la paciencia que tenía él. Chema era un hombre meticuloso, paciente y ordenado. Y fruto de ello nos dejó una pequeña muestra de su buen hacer.

Esas selecciones musicales eran impagables. Estábamos deseando recibir una. Y tú bien lo sabías y así te esmerabas con la presentación de cada CD con el título del tema y su autor con perfecta caligrafía. ¡Qué forma de entregárnosla tan desinteresadamente para nuestro disfrute! Ahora, cuando escucho la banda sonora de 2046 sé que tu recuerdo permanecerá entre nosotros para siempre. Te vamos a echar mucho de menos Chema.

Descansa en paz, querido amigo.

Guggenheim, Bilbao
Cr Fuensaldaña, Bus Stop
Cuenca de Campos
Cuesta arriba Fompedraza
La Verraco en Venta de Baños
Mañana invernal, Castroverde de Campos
Teatro Calderón
Vieja Estación – 4º Premio concurso Asociación Duero-Esqueva

Luisjo Cuadrado

fotografías: Chema Arenales

Revista Atticus