Crítica película Wildlife, la ópera prima de Paul Dano

Wildlife de Paul Dano

Ficha

Título original: Wildlife

Año: 2018

Duración: 104 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Paul Dano

Guion: Paul Dano, Zoe Kazan. Novela: Richard Ford

Música: David Lang

Fotografía: Diego García

Reparto: Jake Gyllenhaal, Carey Mulligan, Ed Oxenbould, Bill Camp, Zoe Margaret Colletti, Travis W Bruyer, JR Hatchett, Russell Herrera Jr., Marshall Virden, Shane D. Davidson

Productora: June Pictures, Nine Stories Productions. Distribuidora: IFC Films

Género: Drama | Familia. Años 60. Adolescencia. Vida rural (Norteamérica)

Sinopsis

    Estado de Montana, años 60. Joe, un joven de 14 años, ve cómo el matrimonio de sus padres comienza a tener problemas… Basada en la novela de Richard Ford.

Comentario

El mundo audiovisual está sufriendo una extraña revolución. Como dice Javier Ocaña, es incomprensible que esta película de 2018 que obtuvo excelentes críticas en el Festival de Cannes, una ópera prima de un actor que ha dado el salto a la dirección e interpretada por dos buenos y reconocidos actores, ha tenido que esperar dos años para su estreno. Está basada en una novela de un prestigioso escritor, Richard Ford, que para más inri ha sido ganador del Príncipe de Asturias de las Letras. Y ese estreno casi ha sido de mala gana, en una plataforma de pago, sin pasar por los cines y en medio de esta devastadora pandemia que sigue asolando nuestras vidas.

Paul Dano ha venido a nuestras vidas para quedarse (o eso esperamos). Tal vez no te suene su nombre, pero tiene una carrera imparable. Se trata de un actor –relativamente joven-, guionista y ahora convertido en director. Se dio a conocer (y ahí es cuando ya te empieza a sonar) en el hijo depresivo en Pequeña Miss Sunshine (2006, Valerie Faris, Jonathan Dayton) y ya nos deslumbró como hijo del predicador (Daniel Day Lewis) de la excelente película Pozos de ambición (Paul Thomas Anderson, 2007). También trabajó con Jake Gyllenhaal (al que dirige ahora) en Prisioneros (Denis Villeneuve, 2013). Por si fuera poco este bagaje, ha estado bajo la dirección de prestigiosos directores como Steve McQueen, Paolo Sorretino y Bon Joon-ho. Además de todo esto (la trayectoria de Paul Dano ha sido objeto de un artículo que hemos publicado recientemente y que puedes consultar aquí) el guion es obra suya, junto a su pareja Zoe Kazan actriz y dramaturga que nos dejó una buena muestra en la deliciosa comedia Ruby Sparks (2012, Jonathan Dayton, Valerie Faris) y protagonizada por ambos.

Estamos en Montana, en 1960 con una familia de lo más normal que trata de hacerse un hueco en la vida. Jerry Brinson (Jake Gyllenhaal) trabaja en un club de golf como chico para todo. Su mujer Jeanette (Carey Mulligan) dejó su anterior trabajo como profesora por venirse a este apartado lugar siguiendo a su marido. Tienen un hijo, Joe (Ed Oxenbould) que es un buen estudiante. Con catorce años ya se busca la vida como asistente de un fotógrafo. Cuando pierde el trabajo, Jean tiene que iniciar una peregrinación para conseguir un empleo. Al final recala dando clases de natación en un centro de la ciudad. Una familia corriente pero que todo se va al traste en el momento en que Jerry decide irse como bomberos para combatir los fuegos de los bosques de Montana. Un trabajo que hoy está bien mirado, pero por aquel entonces está mal considerado y peor ganado, con el aliciente de no contar con los medios que hoy se tienen y que ponían en serio peligro la vida. Es decir, la película nos narra el ocaso de un, aparentemente feliz, matrimonio con su hijo.

Son tres personas cotidianas, sin nada excepcional que les ocurre en su vida. Joe lleva el peso de la historia. El director le somete a las imperfecciones del mundo de los adultos. Le corresponde el papel de mediador, sin mediar, solo de «sufrir» la vida de sus padres. Casi es un mero testigo. Estos se muestran inseguros, inmaduros, que no saben llevar la carga que les ha tocado en suerte. No son unos mindundis, tanto Jerry como Jeanette han ido a la universidad de Washington. Tratan de acomodarse en esa clase media americana en un país en el que Kennedy ha accedido a la presidencia y hay un incipiente movimiento en defensa de los más elementales derechos humanos (sobre todo de la comunidad afroamericana) que les pone en relación con las protestas contra esa estúpida guerra del Vietnam (¡No a la guerra, por favor!).

A veces un pequeño gesto, una decisión visceral, un algo, en definitiva, banal, es la mecha que enciende el detonante para que la bomba explote. El matrimonio explota por la decisión de Jerry de irse a trabajar a una cosa que cree necesaria (hoy sería considerado como casi un héroe) y que sin embargo su mujer no lo acabe de ver. Lo ve más bien como un abandono, como una más de una vida en la que llevan dando tumbos y ahora acaba por explotar. En medio se encuentra Joe que trata de entender a uno y a otro sin juzgarlos. Mientras Jerry se dedica a un trabajo sucio, arriesgado, mal pagado, pero en el que parece encontrar su lugar, Jean se descentra. Pierde el norte y saca su lado olvidado de una mujer que desea volver a ser atractiva y que los hombres la cortejen. Esta actitud de casi de una adolescente no es lo peor. Lo malo de esta nueva vida es que parece disfrutar en que a estas citas le acompañe su hijo.

Wildlife es una película sencilla. Dano no se complica la vida en su ópera prima y nos presenta una narración simple, con un especial cuidado a lo que se cuenta y al cómo se cuenta. Con profusión de planos fijos, sin grandes alharacas, con detalles recogidos con delicados movimientos de cámara y cuidada puesta en escena. La película va fluyendo y vamos asistiendo a ese ocaso como meros espectadores. A veces, esta puesta en escena nos remite a la obra de Edward Hopper con esos cuadros de paisaje con elementos urbanos y unos tonos pasteles. Todo ello subordinado a un resultado final con el que nos consigue transmitir y conmover, sin más (que ya es bastante), todo con mesura y contención. Un ejemplo final, a modo de epílogo, es el retrato (que sirve de cartel de la película) que se hace Joe junto a sus padres. No hay exceso de sentimentalismo, está dicho todo con pocas palabras. No hace falta más.

La película llega a la audiencia por la fuerza de las interpretaciones de sus tres principales protagonistas. Carey Mulligan, carita de niña buena, sorprende por su contundencia y frialdad de su personaje. Lo da todo cuando discute con Jerry y lo borda con la actitud pasota de sus flirteos con su hijo de testigo. Interpreta a un ama de casa que se siente perdida, abandonada por una decisión de su marido, que trata de encauzar su vida y que, en definitiva, se encuentra perdida: «tengo que despertar, pero no sé de qué». Jake Gyllenhaal se muestra comedido. Su actuación contenida nos muestra a un atribulado personaje que se pierde cuando le despiden de su trabajo, y es en ese momento en el que se cuestiona su vida. Es como si se diera cuenta que él lo que quiere ser es bombero para luchar contra los incendios forestales. Magnífico papel de Ed Oxenbiuld. El doblaje de la voz y su aspecto le confieren un aura de niño-adolescente-que-se-hace-mayor-a-la-fuerza. Contempla impotente la disolución del matrimonio. Un matrimonio que un día fue feliz y él junto a ellos. Excelsa narración bajo la óptica de un crío de 14 años que empatiza con el espectador.

Paul Dano se acerca al estilo de Ingmar Bergman en Secretos de un matrimonio (1974). Cuenta una historia corriente de manera delicada, con una dirección sólida, en la que demuestra maneras y ser un gran conocedor del oficio. Pone especial cuidado en el color y en el montaje del filme dando como resultado una obra interesante, digna de ver. Muestra arrojo al dirigir a estos dos grandes actores (en especial a Gyllenhaal con el que ha compartido rodajes). Nos ofrece un melodrama, bien ejecutado, que nos sitúa en la sociedad americana de los años 60. Como resultado final tenemos una excelente película que constituye una carta de presentación con carácter y prometedora para este director/actor al cual auguramos un brillante futuro. Gracias a Carlos Ibañez, mi compañero de arte, que me ha puesto sobre ella. Estaremos atentos a los nuevos proyectos de Paul Dano. Y esperemos que sea en la gran pantalla. Mientras la podemos disfrutar en Amazon Prime (eso sí, de momento en alquiler o compra, vamos pasando por caja, ya que no ha tenido recorrido en las salas comerciales). Una pena.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus