Novela El mismo azul de Noemi Valiente visto por Clara Martín Muñoz

Novela El mismo azul de Noemí Valiente por Clara Martín

No todos los tonos caben en un solo color y en esta historia caben más sentidos que los aparentes. El mismo azul es una caja de sorpresas, un río de agua zafiro que fluye con ligereza, como un regalo que despierta la emoción al tenerlo en las manos. Noemí escribe como su apellido indica; de forma valiente, fresca, luminosa, de un mismo azul, pero con mil tonos distintos.
En esta novela, la envoltura es una sugestiva cubierta en la que, si sabemos mirar, descubriremos una silueta de mujer que nos anticipa mucho de lo que encontraremos dentro. Cuando abrimos ese paquete sorpresa nos encontramos que dentro de ella hay siete regalos, cinco de ellos llevan el nombre de los sentidos. Porque esta novela se ve, se paladea, se toca, se huele y se escucha.
El primer sentido por el que la novela nos atrapa es la vista. Las preciosas fotografías de Manuel Mata están perfectamente integradas gracias a una cuidada labor editorial de Cuadernos del laberinto. Nada es fruto del azar sino de un concienzudo trabajo de años, de múltiples visitas a Lisboa y de explorar territorios desconocidos en busca de la imagen perfecta que encaje con la trama. Noemí Valiente y Manuel Mata han trabajado conjuntamente para que cada capítulo y su foto no solo tuvieran conexión, sino que fueran un todo. Este regalo visual de fotografía y texto convierten a El mismo azul en una obra de arte a la que volver una y otra vez, para deleitarse con su prosa fresca y lírica, sus tonos azules, las imágenes de Lisboa, perderse entre sábanas blancas ondeando en el viento o quedar hipnotizado por las flores de Georgia O’Keeffe pintadas en la piel.
Se puede oler a través de sus páginas la piel de Poly cuando enloquece por Marcelo, el aliento a bacalao y guindilla o los platos cocinados por Guiomar, que también se degustan. El olfato, sentido primitivo y primordial, nos transporta a la niñez con sus múltiples esencias.
Con gusto, y mucho gusto, podemos paladear todo un menú de múltiples sabores sorprendentes y deliciosos. La prosa de Noemí nos hace degustar no solo los platos de la cocina de la abuela Hipólita con los que Guiomar aprendió a cocinar en su niñez, sino las elaboraciones vanguardistas en el restaurante de Lisboa y algo que se insinúa puramente delicioso, sugerente: el helado de rosas. Esas rosas robadas por las que Poly vive un momento nuevo y excitante en su vida. Pero los sabores no se acaban aquí porque, ¿a quién no le gustaría probar esos misteriosos jugos que prepara Marcelo, como un moderno alquimista, para transformarnos y hacernos vivir sensaciones sorprendentes? Jugos verdosos, lima y turquesa, cuyos efectos son impredecibles.
El tacto recorre cada página. Se palpa la humedad de las sábanas blancas tendidas al sol que sirven de laberinto de juegos a las niñas, la caricia reiterativa al añillo zafiro, el roce de los cuerpos en unas escenas transgresoras y sugerentes que despiertan la imaginación del lector sin caer en lo soez y que la pluma de Noemí nos narra con maestría y exquisita elegancia.
En El mismo azul se oye el silencio de una gran mansión, la alegría de dos niñas y después los pensamientos rivales; el alborozo de las calles de Lisboa, los susurros de Marcelo. En estas páginas se escucha la prosa hecha poesía, que es capaz de recrear una Lisboa única, cuya belleza es potenciada con la elección de los lugares menos turísticos de la ciudad que se vuelven aquí emblemáticos e inolvidables. Todo ello con el trasfondo de varios misterios que engancharán desde el primer momento y que, de forma creciente, nos mantendrán atrapados hasta la última frase. En El mismo azul flota la sensorialidad, la atmósfera es un personaje más de la novela.
Volvamos con nuestra caja de regalos. Si habíamos descubierto que la novela se disfruta con los cinco sentidos, lo siguiente que nos encontramos es la sorpresa del sentido. Porque más allá de la inquietante trama que atrapa desde el primer momento y arrastra al lector, toda la novela transmite unas ideas que encierran tantas interpretaciones como lectores. Noemí Valiente contrapone dos personalidades extremas, siendo consciente de que entre medias nos situamos la mayoría de las personas, con mil matices. A través de la personalidad de Poly, que encarna el convencionalismo y la razón; contrapuesta a la libertad y despreocupación de Guiomar, que no se sujeta a normas, nos plantea una pregunta: ¿no nos estaremos perdiendo algo por llevar una vida demasiado tradicional? También nos alerta de los peligros de no someternos a ciertas leyes morales y de las consecuencias funestas que las travesuras, aparentemente inocentes, de la infancia pueden acarrear. Expone cómo la culpa puede acompañarnos hasta la edad adulta y establece un diálogo entre el bien y el mal, la justicia y el perdón.
Estamos ante una novela que va dejando misterios, una melodía in crescendo que abre la puerta a otro sentido más: el de la sorpresa. Un séptimo sentido con el que el lector puede intuir e interpretar lo que ocurre más allá de lo que se cuenta, más allá del final. Así, El mismo azul tiene cientos de destellos distintos: misterio, sensorialidad, poesía, intriga, belleza, reflexión. En definitiva, una novela para disfrutar con los siete sentidos. Una melodía llena de sabores, un perfume que evoca las más bellas imágenes, para tocar el sentido de la creatividad e invitarnos a soñar un mundo lleno de posibilidades.

Clara Martín Muñoz

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Coleccción ANAQUEL DE NARRATIVA, nº 27
274 páginas • I.S.B.N: 978-84-123537-2-3 • 15€
Con fotografías de MANUEL MATA

La coincidencia de color entre los ojos de una niña y una singular joya familiar marcan la infancia de Guiomar y Poly, dos primas que pasan los veranos en casa de su abuela.

Lo que inicialmente es una travesura se convertirá en un momento clave en la vida de todos los personajes de la novela, que navega entre la acción psicológica, la prosa poética y el thriller.

El presente y el pasado se enredan entre las callejuelas de una Lisboa contemporánea; mapa y reencuentro de dos mujeres diametralmente opuestas que nos mostrarán sus deseos y miedos mientras —gracias a una trama magistralmente marcada— se rememoran las decisiones que pueden definir la existencia.

Una novela que aúna literatura y fotografía gracias a diecisiete evocadoras imágenes que te atraparán dentro de la historia.

Todo no es un juego, Guiomar, estamos hablando de asesinato.

NOEMÍ VALIENTE

Nació en Ávila. Compagina su oficio de escritora con su profesión como ingeniera.

Anteriormente ha publicado la novela Encuentros con la casualidad (2013), y el cuento infantil María coletas (2019), ilustrado por Gemma Campos. Y es autora, junto al fotógrafo Manuel Mata, de la muestra itinerante de Imágenes y Palabras Un lugar llamado mundo, calificada como arte de vanguardia.

Además ha participado en diversas antologías literarias y colabora desde 2013 en nuestra publicación cultural «Revista Atticus», con la sección literaria «La cocina de los libros» (también el fotógrafo Manuel Mata es colaborador habitual).

Escribir es su modo de descifrar la vida, de reinventarla. Su literatura se caracteriza por buscar la originalidad y la participación del lector y por un esfuerzo constante para borrar la frontera entre prosa y poesía.

Revista Atticus