Crítica película Tres pisos de Nanni Moretti

Tres pisos de Nanni Moretti

Ficha

Título original: Tre Piani.

Año: 2021 (finalizada en 2019, antes de la pandemia).

Duración: 119 min.

País: Italia.

Dirección: Nanni Moretti.

Idioma original: italiano.

Guion: Nanni Moretti, Federica Pontremoli, Valia Santella. (Sobre una novela de Eshkol Nevo).

Fotografía: Michele D’Attanasio.

Música: Franco Piersanti.

Reparto: Riccardo Scamarcio, Alba Rohrwacher, Nanni Moretti, Margherita Buy, Alessandro Sperduti, Stefano Dionisi, Adriano Giannini, Denise Tantucci, Anna Bonaiuto, Elena Lietti, Paolo Graziosi, Tommaso Ragno.

Productora: Coproducción Italia-Francia; Sacher Film Rome, Fandango Produzione, RAI Cinema, Le Pacte

Género: drama.

Premios o festivales: Sección oficial de Cannes, 2021 y Sección oficial de Sevilla, 2021.

Sinopsis.

Tres pisos de un edifico de Roma donde habitan cuatro familias, bien avenidas, de clase media acomodada: un matrimonio formado por una jueza jubilada y un juez en activo con un joven hijo que no ha encontrado su rumbo en la vida, otro matrimonio más joven que este con una niña de siete años, hiperprotegida por su padre, otro matrimonio con una mujer con problemas psicológicos que da a luz su primera hija y cuyo marido suele estar ausente por motivos de trabajo, y una pareja de ancianos en la que Renato empieza a tener problemas de memoria. Cuatro hechos, de distinta gravedad, darán lugar a bruscos cambios en las relaciones intrafamiliares e intervecinales.

“Tre Piani” di Nanni Moretti

Crítica.

1er. PISO. Introducción.

Desde el final de la SEMINCI, estamos asistiendo a un ritmo endiablado de estrenos en las pantallas de cine de Valladolid: cinco, seis, a veces más, estrenos cada viernes que pueden durar en cartelera entre una semana o alguna más (con suerte), antes de desaparecer camino de las plataformas o de la nada. Solo los distribuidores o exhibidores podrían darnos la clave o claves de este ritmo que llamo endiablado, pues pone a prueba la perseverancia y la economía de los espectadores que quieren ver las películas que consideran que merecen la pena y quieren verlas, con preferencia, en una pantalla de sala de cine. En el fondo, este ritmo de estrenos tiene algo de necesidad comercial y de falta de respeto al espectador habitual. En mi modesta opinión.

2º PISO. Repaso previo.

Y después de SEMINCI, a este ritmo frenético se han podido ver, y he visto dentro de mis posibilidades, buenas películas, a veces en sesión doble para poder verlas en VOSE. Hago un brevísimo repaso:

El último duelo, de Ridley Scott, película de aventuras al viejo estilo clásico pero adaptada a nuestra época y mentalidad: cine maduro para narrarnos un hecho histórico donde se mezclan amores, celos, violación y uno de los mejores duelos medievales rodados en el cine (junto al de Ivanhoe de Richard Thorpe).

La vida secreta de los árboles, de Jörg Adolph y Jan Haft. Documental sobre el libro del guarda forestal Peter Wohlleben, que descubrió cómo los arboles del bosque primigenio son capaces de colaborar entre ellos como una comunidad. Bellísimo documental, por otra parte, desde la dirección de fotografía.

Lamb, de Valdimar Jóhannsson, que explora el género denominado de “terror”, en una variante en la que predomina sobre todo la inquietud. Película brillante hasta el momento en que lo sugerido se hace realidad en la pantalla. La magia desaparece. 

El poder del perro, de Jane Campion. Una maravilla. Una obra que nace maestra. Sobre el libro de John Savage donde narra sus experiencias durante su infancia y adolescencia en un rancho de Montana: la relación entre dos hermanos rancheros perturbada por la aparición de una mujer viuda, vuelta a casar con uno de ellos, y de su hijo, muchacho que no responde al estereotipo del vaquero macho. Retrato sobre la homosexualidad encubierta y la homofobia desatada.

El amor en su lugar, de Rodrigo Cortés. Una cuadratura del círculo. Una película con una puesta en escena soberbia en la que se combinan una historia sobre el amor y la responsabilidad que se desarrolla en el gueto/campo de concentración de Varsovia durante la ocupación nazi, y a la vez la representación de una comedia en el único teatro abierto: con los juegos y equívocos entre la dura realidad tras los bastidores y la propia obra representada sobre el escenario. Solo el rodaje en inglés resta autenticidad a la película. Algo tan complejo como la puesta en escena de este film me recordó a Noche de estreno de John Cassavetes.

Fue la mano de Dios, de Paolo Sorrentino, que supone el regreso del director a su  adolescencia, a su familia y a su ciudad, Nápoles, desde el recuerdo amoroso y desde el recuerdo de un tragedia, sin que falte ese realismo mágico, en dosis homeopáticas esta vez, donde puede aparecer San Genaro o donde el fichaje de Maradona por el Napoli adquiere aires de milagro, o donde un trasunto de Fellini puede impartir clases de vida y cinematografía.

“Tre Piani” di Nanni Moretti

3er PISO. Ahora sí.

Ahora sí toca Moretti. Un viejo conocido de los cinéfilos, sobre todo desde Caro diario (1993) que nos fascinó a tantos, con esa forma de contar historias con humor, recurriendo a la biografía personal, sin darse importancia, y produciendo algo tan difícil como es el encanto. Luego le hemos seguido a través de sus películas y hemos comprobado que hay varios Moretti, o que va evolucionando, como todos: ahí está La habitación del hijo (2001), estremecedora en su sencillez y el dolor que nos transmitía. O El caimán (2006), donde aparece su vertiente cívica, política, en el momento histórico en que un empresario del espectáculo dirigía un país al ritmo de un concurso de televisión. Años duros (no más que estos) en los que Moretti estuvo al pie del cañón dando mítines o charlas en las plazas de Italia. O Habemus Papam (2011), amable sátira sobre la elección de un papa que no quiere serlo…

En la entrevista que concedió Nanni Moretti a El País el 11 de diciembre de 2021, el periodista se encuentra con un director serio, sin mucho humor. Como a los personajes de Tres pisos, la edad, la vida, las circunstancias, van imponiendo duras pruebas y el humor y la forma de estar en el mundo se van agriando. Lo dice Juan Luis Arsuaga en sus libros, los humanos somos o pretendemos ser adolescentes hasta nuestra muerte, mientras los grandes primates, por contraste, son adultos muy serios.

“Tre Piani” di Nanni Moretti

En cierta manera, esa seriedad que impone la vida se ha traslado a esta película. Los cuatro vecinos de ese edifico de Roma están bien avenidos, viven con comodidad, son civilizados, no se molestan y hasta se ayudan: la pareja de ancianos, con Renato a la cabeza, pasea a la hija de siete años de los vecinos, y ambos ancianos hacen de canguros cuando lo necesita la joven pareja. Todos los vecinos están pendientes de una vecina embarazada, primeriza, tímida, por si necesita algo. Y la familia formada por dos jueces no puede ser más educada…

Pero en un momento trágico todo se rompe. Está al inicio del film, y está en las sinopsis, por tanto no desvelo nada: el hijo joven de la pareja de jueces, sin un futuro asentado todavía (un tarambana) atropella a una mujer cuando regresa borracho de una fiesta. La mujer atropellada muere.

El padre juez es tan implacable con el hijo como la justicia. O quizá más, pues la justicia le condena a cinco años de cárcel, pero el padre le «sentencia» sine die como un hijo irresponsable y obliga a la madre a elegir entre él y su hijo. El equilibrio inestable (oculto hasta el momento) se ha roto y el veneno mana hasta emponzoñar las relaciones entre padre, madre e hijo para siempre. ¿Para siempre?

La familia con una hija de siete años, que recurre como canguros a la familia de ancianos, entra en otro bucle destructivo cuando Renato, el vecino anciano con problemas de memoria, se pierde con la niña en un parque. El padre de la niña se obsesiona con la idea de que Renato ha abusado sexualmente de su hija. Es una obsesión para la que busca pruebas que no encuentra, pero ese veneno le corroe y destruye la relación entre las familias antes amigas. Para completar el caos que ha roto el orden previo, una nieta de los ancianos, enamorado del padre de la niña, tiene relaciones sexuales con él; despechada poco tiempo después le acusa de estupro, pues es una menor.

La mujer joven que acaba de tener un bebé vive abrumada por la soledad (su marido trabaja lejos de Roma) y por el temor a padecer la misma enfermedad que su madre, ingresada en una institución psiquiátrica. Es un temor que la va hundiendo en la depresión, a pesar del amor de su marido (muchas veces ausente) y de las atenciones de sus vecinos, y del hecho de cuidar a un  bebé recién nacido.

En una situación de orden, de paz, de convivencia, se ha introducido un tóxico que envenena las relaciones dentro de las familias y entre ellas. Son consecuencias de errores que se pagan en forma de enquistamiento, que se hacen irreversibles o casi irreversibles. A partir de aquí se sucede la debacle imparable. Hay tragedia en esta película, tragedia en el sentido del teatro griego, y fatalidad. En Caos Calmo de Antonello Grimaldi (2008), donde Nanni Moretti es guionista y actor protagonista, se reflexiona sobre esa expresión, «caos calmo», y la necesidad de hallar la calma, el sosiego, en medio del caos. En Tres pisos también: contra esa presunta irrevocabilidad de nuestros actos, surge la esperanza de una posible reconciliación pasado el tiempo, aceptando y respetando las opciones ajenas, por ejemplo la del hijo encarcelado una vez sale de ella y decide desparecer. Moretti no ha querido dejarnos a la intemperie absoluta y plantea la posibilidad de un reencuentro pasados los años. Y ahí lo deja.

El argumento, la trama, leída así, como sinopsis, puede parecer melodramática, pero no lo es en ningún momento. Moretti y sus guionistas lo han evitado escribiendo un guion sobrio, sencillo, que oculta la complejidad de su puesta en escena. Y lo consiguen. Con saltos temporales de cinco años que nos van descubriendo cómo ha evolucionado cada una de las situaciones expuestas en el primer acto. Un guion que adapta una obra ajena (por primera vez en la filmografía de Moretti), del escritor israelí Eshkol Nevo.

Hay un subtema interesante en la película como es el papel de la paternidad en el momento en que vivimos: hay un padre casi siempre ausente, un padre juez severo que confunde los dos papeles y hace de juez cuando debería ejercer de padre, y otro padre obseso con unos presuntos abusos sexuales que solo están en su cabeza y que pagará un precio excesivo por otro error y por obsesiones ajenas (la de una adolescente y la de su abuela a la vez viuda de Renato).

Tanto Nanni Moretti (el padre juez), como Margherita Buy (la madre jueza), Alba Rohrwacher (la mujer solitaria) o Riccardo Scamarcio (el padre obsesionado), componen sus papeles con enorme solvencia. Varios de ellos son actores y actrices habituales en la filmografía de Moretti.

Os dejo un trailer:

Gonzalo Franco Blanco

Revista Atticus