66 SEMINCI – Crítica película La chica y la araña de Ramon y Silvan Zürcher

Crítica película Das Mädchen und die Spinne (La chica y la araña) por Carlos Ibañez

Ficha

Título original: Das Mädchen und die Spinne

Año: 2021

Duración:  99 min.

País: Suiza

Dirección: Ramon Zürcher, Silvan Zürcher

Guion: Ramon Zürcher, Silvan Zürcher

Música: Philipp Moll

Fotografía: Alexander Haßkerl

Reparto: Liliane Amuat, Yuna Andres, Henriette Confurius, Lea Draeger, Ivan Georgiev, Ella Gfeller, Flurin Giger, Dorian Heiniger, Andre Hennicke, Ursina Lardi, Dagna Litzenberger-Vinet, Birte Schnoeink, Philippe Schuler, Sabine Timoteo

Productora: Beauvoir Films, Schweizer Radio und Fernsehen, Zürcher Film

Género: Drama

Sinopsis

    Lisa se va a mudar. Mara se queda. A medida que se cambian las cajas y se construyen los armarios, los abismos comienzan a abrirse y se pone en marcha una montaña rusa emocional. Una película de catástrofe tragicómica. Una balada poética sobre el cambio y la fugacidad.

Comentario

            ¿Podríamos buscar una película tan paradigmática de lo que es una magnífica estructura y un pésimo desarrollo? Respeto a la actuación y a la dirección de este camarote de los Hermanos Marx sin gracia donde vemos la despedida, todo muy educado y cordial, muy al estilo suizo, de dos amantes que dejan de serlo, donde todos se tiran puyas, pero las dos protagonistas no dejan ni un momento de que busquemos su perfil psicológico, cosa que como ejercicio inicial está muy bien, pero cuando pasan setena minutos y seguimos, se vuelve cargante, casi tanto como los niños en la mudanza.

            Dos mujeres que van a un piso nuevo, donde una de ellas se muda después de que parezca que se van las dos juntas. Una ruptura nada traumática, pero sí con peros y reproches que van saliendo en forma de historias, matices, sueños y detalles.

            Primer acto con uno vecinos nada suizos, dado el estado policial de la Confederación Helvética cuando cambias de vivienda, pero como dijo el gran Stanley Donen: “el cine es una mentira a veinticuatro fotogramas por segundo”, y un caos que va ordenando una vivienda.

            Interludio con una fiesta de despedida de la chica que se va donde vamos descubriendo más detalles de quién es quien y otros que no pintan absolutamente nada en la historia con explicaciones innecesarias de por qué están ahí.

            Segundo acto donde vemos que quien se va no deja de ser una persona poco de fiar y quien se queda es un ser repleto de una profundidad molesta, prácticamente asocial, bajo ese aspecto de halo etéreo y una sonrisa como escudo de su yo íntimo. Y todos los alrededores se van convirtiendo en elementos más o menos cargantes que van vaciando la historia central de sentido hasta hacer mirar el reloj hasta al más paciente de los espectadores y decir aquello de “¿se me ha parado?”

            Juega con la idea de una reunión de amigos con niños y despedidas, al estilo de Jonás, que cumplirá los 25 años en el año 2000, pero sin la sinceridad que Tanner da a sus personajes. Y donde todo es inmediatez y rencores maquillados de cordialidad.

            Muchos elementos positivos tan sumamente mal mezclados que se convierte en un tedioso ejercicio de estilo sin estilo. 

            Ánimo, y mucho, para quien se asome a la propuesta de los hermanos Zürcher tan carente de andamios para sujetar la historia de Lisa y Mara, quien se va y quien se queda.

Os dejo un trailer:

fotografía: Luis Gracia Reglero

Carlos Ibañez

Revista Atticus