66 SEMINCI – Crítica película The Worst Person in the World (La peor persona del mundo) de Joachim Trier

Crítica película La peor persona del mundo de Joachim Trier

Ficha

Título original: Verdens verste menneske aka

Año: 2021

Duración: 121 min.

País: Noruega Noruega

Dirección: Joachim Trier

Guion: Joachim Trier, Eskil Vogt

Música: Ola Fløttum

Fotografía: Kasper Tuxen

Reparto: Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Herbert Nordrum, Maria Grazia Di Meo, Hans Olav Brenner, Silje Storstein, Marianne Krogh, Vidar Sandem, Sofia Schandy Bloch, Anna Dworak, Eia Skjønsberg, Thea Stabell, Mina Elise Friesl-Stavdal, ver 8 más

Productora: Coproducción Noruega-Francia-Dinamarca; Oslo Pictures, Snowglobe Films, arte France Cinéma

Género: Comedia. Romance. Drama

Sinopsis

    Narra cuatro años en la vida de Julie, una joven con una turbulenta vida amorosa que lucha por encontrar su camino profesional, lo que la lleva a descubrir quién es realmente.

Comentario

            Como nos suele regalar el mundo audiovisual noruego en los últimos años, con series y películas mucho más que dignas, nos encontramos con esta colección de relatos evolutivos sobre una misma persona y su situación vital, al estilo de En bandeja de plata se divide en capítulos y todos llevan título de algo relacionado con la acción, pero no necesariamente ésta para no desvelar lo que va a ocurrir. Y aquí nos topamos con una actriz espléndida, Renate Reinsve, quien encarna a la protagonista absoluta de este drama sobre el amor verdadero en el que la confusión que dirige su vida convulsiona una y otra vez con sus decisiones y las personas en derredor.

            El prólogo recuerda mucho al Woody Allen que empieza a madurar, pero sin acercarse a su obsesión con Bergman. Después nos vamos a una puesta en escena al estilo de Guillome Canet en Pequeñas mentiras sin importancia y, a partir de aquí, a una búsqueda irrefrenable de creatividad entre el realismo más mágico literario y la crudeza de un viaje lisérgico puramente femenino donde se ve a una mujer liberándose de todos sus prejuicios y miedos, escondidos todos bajo la idea de mentirse a sí misma diciendo que es que se siente espectadora y no protagonista de su propia vida. Abandonando las influencias directas y yendo a saco contra el feminismo de carácter impositivo, al estilo de la moral religiosa o el comunismo maoísta, que sufrimos en la actualidad reflejando a una mujer de verdad, que sufre, goza y se equivoca como todos y dejando claro que nadie es mejor que nadie por lo que tenga entre las piernas. Espectacular escena donde la protagonista se siente esto mismo al escuchar en la radio a su ex hablando de la libertad del creador más allá del intento de imposición por una radical de su idea de cómo debe ser todo.

            Pero todo llega porque antes ha habido una noche loca donde todo queda por definir, una definición de un reencuentro y un final de la pareja que se rompe por la diferencia de edad, el encaprichamiento de ella y eso que denominamos calentón frente a la magia de la convivencia. Y ella desaparece tras un café mañanero en el que el mundo se para, literalmente, y se reencuentra con su noche loca que deja mucho por definir. El amor, la pasión y ese vete tú a saber qué que otorga lo prohibido para saber más rico o parecérnoslo. Aquí el director, Joachim Trier, tira de oficio y juega amostrarnos la vulnerabilidad de ella a través de sus opiniones sobre el otro en contraposición con la mirada de su anterior pareja, nada juez, pero sí muy serena para que reflexionemos sobre qué es el amor y qué la pareja (institucionalizada o no).

            La última parte tira de John Cassavetes para formalizar las imágenes y que su historia no se vaya a la sensiblería sino que continúe en el drama al estilo de un buen compositor manteniendo el compás sin alterarlo en ningún momento por mucho que sepa que un tono más agudo podría llenar de aplausos fáciles la platea, pero Trier, como hacía el citado Cassavetes, mantiene la intensidad sin permitirse el lujo de pensar en los espectadores porque cada opinión le podría conducir a un callejón sin salida y él quiere su guion y su película.

            Por fin nos vamos a un epílogo lógico tras los doce capítulos y nos encontramos que estamos pensando en nosotros mismos además de en la película o en la soledad elegida por Julie frente a lo que se presumía una mujer que necesitaba tener alguien siempre alrededor. Y decide contarnos que es siempre mejor ser uno mismo solo que mil veces una sombra de sí misma acompañada, incluida la maternidad que subyace en el libreto durante todo el metraje.

            Por fin se ha encontrado… Y nosotros lo hemos disfrutado. Hoy sí que hemos escuchado aplausos de verdad y no los de cortesía para cosas que merecerían un sonoro pataleo.

Os dejo un tráiler:

Carlos Ibañez

Revista Atticus