66 SEMINCI – Crítica A Hero (Un héroe) de Asghar Farhadi

Crítica película A Hero de Asghar Farhadi por Carlos Ibañez

Puede consultar la ficha y la crítica de Luisjo Cuadrado pinchando aquí

            Irán en la actualidad o España hace medio siglo, cuando no importa ser buena persona, sino que lo crean y creerlo exige una unanimidad imposible y bajo una moral religiosa imperativa e imperante en una sociedad tan prisionera como el protagonista de este desasosiego a veinticuatro fotogramas por segundo.

            Guion realizado sin molestar mucho a la censura del régimen chií, pero suficientemente aperturista como para ser vista en festivales de medio mundo y en el que lo que se narra es si se puede (o se debe) ser buena persona en un ambiente hostil y miserable de ciudad de provincias acuciada por unos valores inoculados y que nada tienen que ver con la naturaleza de las personas sino con el qué dirán.

            Y el preso por una deuda sale de fin de semana y su novia ha encontrado un bolso con monedas de oro para vender y poder saldar, al menos la mitad de esa deuda que le ha llevado al divorcio, a la cárcel y a ser un paria. Cuando van a vender el oro el valor ha bajado y deciden esperar. El preso se siente culpable porque eso sería de alguien y no precisamente un rico. Y su ética personal le empuja a devolverlo.

            Cuando lo hace comienza a ser un héroe local, aunque él no quiera nada de eso, sino simplemente recuperar a su hijo y casarse con la mujer a la que ama, aquí hay que hablar el concepto de belleza tan distinto cuando él ve a la mujer en su permiso y ella lleva un chador nuevo y eso le emociona, cosa que en occidente parecería otra cosa, sin ninguna duda.

            Da el número de la cárcel en la cartelería para la devolución del bolso y todo lo que lleva dentro. Y los directivos de la cárcel llaman al periódico y hasta a la televisión. Todo se va agrandando como una bola de nieve, pero ha complicaciones y vemos gotas del cine social español de los cincuenta y sesenta en una cinta iraní contada en farsi, setenta años después. Nieves Conde o Bardem se sentirían muy orgullosos de su influencia en este realizador donde la sociedad juega con el individuo para engullirlo o escupirlo a su antojo y por el qué dirán, como broma o como tragedia o quizás como ambas porque si algo es Un héroe es una tragedia sin sangre, pero con un hijo que se aparta del mundo por su tartamudez y por los videojuegos, pero, principalmente, porque ama a su padre tanto como su padre le ama a él: incondicionalmente.

            La poesía de la derrota subyace continuamente en esta historia donde todo parece que va a salir bien, un poco como en aquella película francesa sobre el hombre que si hace pasar por oficial de inteligencia del ejército francés cuando termina la II Guerra Mundial, Un héroe muy discreto, cuando vemos que todo sale demasiado bien al protagonista y esperamos la caída al abismo.

            Aquí el abismo es la sociedad misma y su defensa de la propia integridad y de la de su hijo. Una persona ha de serlo y no sólo parecerlo, aunque te cueste todo lo que le cuesta a este héroe que, para su desgracia, no es nada discreto.

            Lo mejor la historia. Lo peor lo poco creíble que es el protagonista a ratos y la mala lectura que se puede hacer del guion por la parte menos ética de la platea. Y es que el infierno está lleno de buenas intenciones.

Carlos Ibañez

Revista Atticus