66 SEMINCI – Crítica A Hero (Un héroe) de Asghar Farhadi

Película A Hero (Un héroe) por Luisjo Cuadrado

Ficha

Título original: A Hero

Año: 2021

Duración: 127 min.

País: Irán

Dirección: Asghar Farhadi

Guion: Asghar Farhadi

Fotografía: Ali Ghazi, Arash Ramezani

Reparto: Amir Jadidi, Abolfazl Ebrahimi, Mohsen Tanabandeh, Fereshteh Sadrorafaei, Sarina Farhadi

Productora: Asghar Farhadi Productions, Memento Films International, Memento Films Production, arte France Cinéma

Género: Drama. Thriller | Drama carcelario

Sinopsis

    Rahim (Amir Jadidi) está en la cárcel por una deuda que no ha podido reembolsar. Durante un permiso de dos días, trata de convencer a su acreedor para que retire su reclamación de desembolso de una parte del pago. Pero las cosas no irán como tenía previsto.

Comentario

El director iraní Asghar Farhadi vuelva a la SEMINCI tras presentar en 2016 la interesante película El viajante y tras su visita en España donde rodó Todos los saben (2018) con el matrimonio Barden-Cruz. La película arranca yendo detrás del protagonista Rahim a la salida de la cárcel para disfrutar de un permiso. Nos sitúa en un maravilloso escenario: la tumba de Jerjes (Naqsg I Rustam), lugar arqueológico situado cerca de Persépolis, en la provincia de Fars, en Irán. El sitio contiene un grupo de tumbas de los reyes aqueménidas. Se trata de un aviso para indicarnos que es un país que respeta su pasado.

Rahim parece no haber tenido mucha suerte en la vida. Montó un negocio junto con un socio el cual, ante las primeras dificultades no dudó en huir con todo el dinero. Rahim tiene que hacer frente a las deudas y como no puede, el prestamista, a la sazón su excuñado, se ve en la necesidad de denunciarle. La fortuna parece sonreír por momentos al bueno de Rahim. Su actual novia (se encuentra separado de su mujer), ha encontrado un bolso con unas cuantas monedas de oro. Su tasación le indica que, si las vende, puede afrontar parte de la deuda y así obtener el beneplácito para que el prestamista retire la denuncia con un compromiso de seguir pagando lo que debe. Pero las cosas se tuercen y como si fuera el juego de la oca, Rahim tiene que ir saltando de casilla en casilla, y cuando está a punto de llegar a la meta, otra vez sufre un retroceso.

El director iraní refleja sabiamente los agobios de una sociedad iraní en la que todo el mundo parece estar más pendiente de lo que le sucede al otro que de sus propios problemas. Los entresijos que giran alrededor de la honradez convierten el día a día en una agobiante intriga. Rahim tuvo una mala inversión y ahora, tras su paso, por la cárcel nadie cree que pueda ser una buena persona, que pueda ser honrado, y que haga de su honor una batalla. Una mentira piadosa, o más bien, una puntualización que se pasa por alto por aquellos que quieren también su momento de gloria, elevan a este hombre a la categoría de héroe. Todos quieren poner un héroe en su vida: la familia para lograr el desagravio; el nuevo cuñado que con este galardón puede mantener el honor de su hermana que está saliendo con un mindundi que encima está en la cárcel; los propios directores de la cárcel; la asociación benéfica; y hasta el propio país utilizan a Rahim para lavar sus caras. Y Rahim solo quiso hacer lo que tenía que hacer: devolver el dinero a su dueño a pesar de estar acuciado por las deudas. Pero como bien dice el prestamista, a nadie se le premia por no hacer el mal, se presupone que es lo que se tiene que hacer.

Sigues al protagonista sabiendo que tiene un futuro negro, más bien sabes que estás ante un hombre que no tiene futuro. Intenta asomar la cabeza, pero, es imposible. Y así llegas hasta el final de la cinta con una sensación de lo más desasosegante con ese bello plano final donde queda bien marcado la puerta del futuro (un tanto lejana y estrecha) y el presente que tiene ante sí Rahim. Incluso en esa escena final tiene la fortuna de encontrarse con el regalo de los pasteles que él no quiere pero que por no ser descortés acepta para que se los lleve a sus compañeros: «mira que majo es Rahim que nos trae pasteles». Él solo es un hombre que quiso hacer lo correcto.

El director y guionista iraní no elude los temas peliagudos. Cierta corrupción; la pena de muerte; el papel que tiene las redes sociales que ha modificado la relación con los ciudadanos. Ahora se recaudan fondos para sacar de la cárcel a tal o cual persona en función de los me gusta que tiene. Ya no parece importar la verdad, ahora tiene más peso el qué dirán. La propia imagen de la sociedad, del país o de la organización que sea, importa más que la propia verdad avalada por los hechos y los resultados. Terrible crítica a la sociedad actual. En ese aspecto es maquiavélico el uso que quieren hacer del hijo de Rahim, que tiene una aguda tartamudez, para el beneficio de la causa.

Estamos ante una buena película mezcla de thriller que te mantiene atento a la pantalla casi sin respiro y mezcla de un melodrama familiar. Un viaje a través de la sociedad iraní y que nos lanza esa pregunta que ya nos lanzaban en otras películas (como fue la de Almodóvar): ¿qué hubieras hecho tú en esa situación?

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus