Marginada por los hombres Alice Guy: El olvido de la mujer que hizo posible la ficción en el cine

Marginada por los hombres Alice Guy: El olvido de la mujer que hizo posible la ficción en el cine por Àngel Comas

La Historia con mayúscula y la historia con minúscula la escriben los vencedores y los vencedores suelen ser hombres, nunca mujeres. Y esta verdad como un templo también se aplica al cine. Durante mucho tiempo se ha dicho que Georges Mèliès había inventado el cine narrativo cuando se pensaba que el cine solo servía para hacer documentales. Pues, falso. Fue una francesa quien primero contó una historia en imágenes en movimiento, Alice Guy quien por matrimonio pasó a ser Alice Guy-Blaché, en 1896 con El hada de los repollos (1896 – La Fée Aux Chous), que duraba cincuenta y nueve segundos. Es cierto que los Lumière habían producido antes El regador regado (1895 – L’arroseur arrosé), pero los dos hermanos nunca creyeron ni le dieron continuidad al cine narrativo, para ellos solo reflejaba la realidad. Alice se adelantó en algunos meses a Mèliès, que también pensaba como ella, que el cine podía contar historias ficticias. Ella fue también la primera mujer que dirigió películas, inventando así mismo la figura del productor y productor ejecutivo, aunque sus logros se hayan silenciado durante mucho tiempo. Es imposible ponerse de acuerdo en el número de películas que produjo y dirigió, entre seiscientas y más de mil, en Francia y Estados Unidos, aunque solo se conserven entre cien y doscientas. En Youtube o en Internet Archive pueden encontrarse muchas de ellas e incluso documentales biográfi cos. Lo ocurrido con la minimización de Alice Guy es una tremenda injusticia y una prueba más de que la historia la escriben los vencedores y que estos suelen ser hombres. Esta es su historia.

Cuando asistió junto con su jefe Leon Gaumont a la célebre presentación del cine en sociedad en el salón Indio del Gran Café del boulevard des Capucines de París el 28 de diciembre de 1895, se dio cuenta en seguida de las grandes posibilidades del nuevo invento. Otro asistente al acto, un tal Georges Méliès, también pensó lo mismo que ella: la imagen en movimiento era mucho más que una atracción de barraca de feria. Los treinta y tres espectadores restantes, incluido Leon Gaumont, cómo máximo, lo vislumbraron como un negocio. Para Alice y Georges podía ser un nuevo arte, pero no para los Lumière o Gaumont, que siempre lo vieron como imágenes fotográficas en movimiento para mostrar la realidad.

A Alice le costó casi un año convencer a Gaumont, el dueño de la potente empresa fotográfica que llevaba su nombre, de que el cine era mucho más que un registro documental de la realidad, de que podía narrar historias de ficción, como el teatro y la literatura. Ella tenía experiencia en el teatro. Y le convenció de que le dejase rodar una película, a lo que accedió, aunque con la condición de que la hiciese en sus tiempos libres, de “que no interfiriese con su trabajo de secretaria”. A Gaumont solo le interesaba la comercialización de los aparatos de cine y ella le argumentó que en la producción también “podía haber negocio”. Alice era efectivamente la secretaria de Gaumont y este no creía en absoluto en sus ideas, considerándolas como “sensiblerías femeninas”, pero lo probó.

Alice Guy, a sus veintitrés años, rodó así el primer filme de ficción de la historia del cine, El hada de las coles –o repollos- (1896 – La fée aux choux), (si exceptuamos el mencionado Regador regado), inspirándose en un cuento tradicional francés que sostiene que los niños nacen de las coles y las niñas de las rosas. Dura solo un minuto, en un solo plano, sin mover la cámara y con Alice haciendo del hada protagonista que hace nacer bebés de las coles y las rosas. Méliès haría su primera película de ficción unos meses más tarde, La mansión del diablo (1896 – Le manon du diable), considerada como la primera película de vampiros. Alice Guy realizaría en 1901 un remake de su primer film, Sage-femme de première clase, en el que modifica ligeramente la trama, la hace en dos secuencias y aparecen otros dos personajes. En Madame a des envíes (1907) hace que los niños también surjan de los repollos y las rosas.


La importancia profesional de Alice fue en aumento y, con Gaumont, fundó en 1897 la división cinematográfica Gaumont, que todavía existe, la primera compañía cinematográfica de la historia en la que Alice fue la directora. Su mérito se acrecienta por el hecho de que en la Francia de entonces las mujeres ni siquiera tenían derecho al voto.

Pionera de la ficción cinematográfica Alice Guy fue pionera en los efectos especiales, la iluminación, inventando el atrezzo, la doble exposición, la sobreimpresión, el montaje, la caracterización de los personajes, la cámara lenta, la cámara rápida… casi todo el lenguaje del cine en fin y, de hecho, la profesión de productor o productor executivo. También incorporó el color La marcha de Arlequín y Pierrot, (1900 – Le départ d’Arlequin et de Pierrette) o La fée printemps, (1906, El hada de la primavera), pintando manualmente el celuloide o el sonido sincronizándolo con el fonógrafo como haría la Warner en 1927 con El cantor del jazz, (Alan Crossland The Jazz Singer) el primer largometraje sonoro. Georges Mèlies y quienes le siguieron (entre ellos nuestro Segundo de Chomón) le deben muchísimo a sus descubrimientos, el futuro cine no sería el mismo sin ella. Fue una visionaria en el sentido positivo de la palabra, siendo también la única
persona que consiguió ganarse la vida haciendo películas. Su olvido y marginación fueron posteriores, ya que cuando estuvo en activo, sus colegas coetáneos apreciaban y reconocían enormemente su trabajo. Hizo todos los géneros en unos momentos en que todavía no se habían inventado y realizó adaptaciones literarias como La Esmeralda (1905), la primera versión de El jorobado de Notre Dame, de Victor Hugo.


Una mirada de mujer

Sus filmes los protagonizan hombres y mujeres, pero estas tienen un rol más importante que en la mayoría de los de su época. Una gran mayoría están narrados desde una perspectiva femenina o están protagonizados por una mujer. No son feministas porque en aquellos años ni se conocía la palabra y ella no dejaba de ser una burguesa que hacía cine y que sus protagonistas eran burguesas, aunque pueda apreciarse que sin ser una revolucionaria reivindica a su sexo. Por ejemplo, hizo la ya mencionada Deseos de mujer (1904 – Madame a des envíes), una divertida comedia protagonizada por una mujer embarazada que lleva a todo el mundo de coronilla con sus antojos. O Making an American Citizen (1912), una comedia didáctica sobre una mujer que decide plantar cara a los abusos de su marido. Incluso en sus filmes críticos o comprometidos hay una gran dosis de ironía, un sutil sentido del humor. Uno de sus divertimentos es La femme colante (1906) en la línea de Max Linder, pero con una protagonista femenina.


Su primer blockbuster

Después del éxito La vida y la Pasión de Jesucristo, Nacimiento, Vida, Milagros, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo (1902-1903) de Ferdinand Zecca producido por la Pathé, con veintisiete escenas o tableaux y parcialmente coloreada, Alice Guy hizo en 1906, su proyecto más ambicioso hasta entonces, La vida y muerte de Cristo (La vie de Christ), compuesta por veinticinco tableaux, su fi lm más largo (treinta minutos), rodando los exteriores en el bosque de Fontainebleau, con la participación de más de trescientos figurantes, un número entonces inusitado. Alice pone su toque femenino sin perder la espectacularidad de un típico film épico. Al menos en dos detalles: la María del principio parece que está a punto de dar a luz y Cristo hace resucitar a la hija de Jairo y no a Lázaro. Durante muchos años se atribuyó la dirección a un tal Victorin Jasset, por cuestiones tal vez machistas o porque se consideraba que los hombres vendían más que las mujeres.

Pionera del cine sonoro

Se adelantó al futuro cine sonoro haciendo películas son sonido sincronizado con gramófonos en unos aparatos llamados cronófonos, pero le falló la técnica y muy pronto abandonó el experimento por los desajustes entre sonido e imagen que se producían.

En Estados Unidos

En 1907 abandonó la Gaumont y viajó con su marido a Estados Unidos y durante dos años recorrieron todo el país mientras esperaban crear una sucursal de Gaumont. Cuando esto ocurrió, Alice utilizó sus propios estudios para las películas que iba rodando. En 1910 fundó su propia empresa productora, Solax Company, y después dirigió la Film Supply Company. Se estableció en la Costa Este y nunca rodó en Hollywood. En Estados Unidos abordó todos los géneros existentes (ahora llamados géneros clásicos) como el drama, el espionaje, el western, el policiaco, el religioso, el fantástico, el de acción… Sus filmes fueron distribuidos por la Metro Goldwyn Mayer. Solía rodar en escenarios naturales evitando siempre que podía los decorados de cartón piedra. Su búsqueda del máximo realismo la llevó incluso a hundir un barco real. Una de las cumbres se su carrera fue Un tonto y su dinero (1912 – A Fool and his Money), una comedia con un reparto de actores y actrices negros, hecha en unos momentos en que los actores blancos se pintaban la cara para hacer de negros. El filme retrata el día a día de una familia negra de clase media.


En 1917 se separó de su marido, eliminando su apellido y recuperando el de soltera al que nunca había renunciado y en 1922 volvió a Francia después de haber rodado más de seiscientas películas mudas y ciento cincuenta “sonoras”, de las que se conservan muy pocas, muchas se destruyeron o perdieron y otras se atribuyeron a su marido. Allí se acabó su carrera.


Sus películas más destacadas

Resulta tarea imposible analizarlas con el debido rigor ya que, como se ha dicho, la gran mayoría se han perdido, pero en su cine hay una serie de constantes que parecen repetirse. Se inventó casi todos los géneros habidos y por haber, copiando literatura o el teatro. Pero en su obra, sobre hombres y mujeres, y como se ha dicho, hay una evidente perspectiva femenina, como es el caso de La llamada de la rosa (1912 – The Call of the Rose), la historia de una cantante de ópera que deja a su marido para continuar su carrera profesional y casarse con un obrero, que puede incluirse perfectamente en el más tarde llamado “cine de mujeres” tan presente en el cine con filmes memorables al servicio de grandes actrices como Bette Davis, Joan Crawford, Carole Lombard, etc. etc. Este toque femenino se encuentra también en su fi lm de ciencia ficción En el año 2000 (1912 – In the Year 2000), que muestra un mundo futuro controlado por las mujeres o en La gran aventura (1918 – The Great Adventure) sobre una actriz ambiciosa, interpretada por la estrella Bessie Love, que sueña con debutar en Broadway, o en Los resultados del feminismo (1906 – Les resultats du feminisme), en el que critica sarcásticamente el papel de los géneros, haciendo que los hombres se comporten como mujeres y las mujeres como hombres.

Una muestra de su feminismo se encuentra en un artículo que escribió en 1913 Woman’s Place in Photoplay Production, en el que denunció la exclusión de las mujeres en el mundo del cine, aprovechando la ocasión para decir que consideraba el cine como un arte, había dejado de ser el entretenimiento de los pobres para pasar a contar historias.

Siguió también el ejemplo de los Lumière haciendo documentales, que es lo que se llevaba, y viajó a España para rodar en Madrid, Granada, Sevilla Zaragoza y Barcelona, entre otras ciudades, cayendo como todos en los tópicos creados por Merimée. Unos ejemplos, Danza Gitana (1905), Voyage en Espagne (1905) y La malagueña y el torero (1905). Es la parte menos interesante de su obra, la menos diferenciada.

El porqué de la marginación

Principalmente por el hecho de ser una mujer que se atrevió a competir con los hombres en una sociedad de hombres. Su marido, el cameraman de la Gaumont, Herbert Blaché, consiguió atribuirse la paternidad de gran parte de los filmes hechos por Alice en Estados Unidos mientras que su jefe Leon Gaumont la califi có en su historia de la productora de “únicamente su secretaria”, ignorando toda su obra y sus logros cinematográficos. Y principalmente que ella tenía la responsabilidad de más del 80% del negocio de la empresa. En una entrevista de 1912, Alice reflexionaba amargamente:

“mientras una mujer esté, como se dice, en su lugar, no recibe ningún reproche, pero si ella asume y ejerce las prerrogativas asignadas a sus hermanos se la mira mal. La actitud hacia las mujeres en EE UU es muy distinta”.


Ciertos periodistas pelotas le atribuyeron así mismo el dudoso honor de “posible amante” de Gaumont, una pura invención para acabar de minimizarla. Esto hizo que su nombre no apareciera en las enciclopedias o historias de cine, olvido que empezó a repararse a partir de la publicación de sus memorias en 1976, pero en honor a la verdad es que Louis Gaumont, hijo del fundador de la empresa, empezó su reivindicación muchos antes en una conferencia que dio en 1954.

El retorno a Francia y vuelta a Estados Unidos

Nunca más pudo volver a hacer cine. Vendió la Solax y volvió a su país. En Francia, Hollywood ya había implantado el monopolio que todavía dura. Alice regresó a Estados Unidos donde vivió hasta su muerte en una residencia de ancianos de Wayne (New Jersey) el 24 de marzo de 1968 a los noventa y cuatro años de edad. En 2003 se publicó Alice Guy Blaché, una visionaria perdida del cine, con el que se consolidó su reivindicación. Francia ya la había nombrado en 1953 Caballero de la Legión de Honor y cuatro años después, en 1957, la Filmoteca francesa le dedicó un homenaje. Alice trabajó en el cine durante veinticuatro años, con un frenético ritmo de producción, unos tres rodajes por semana, incluso mientras estuvo encinta. Su obra es mucho más amplia y extensa que la de sus directores masculinos contemporáneos. Su nieta Regina Blaché-Bolton, que la conoció de mayor, la describe como una mujer activa, vivaz, de carácter duro, de gran fortaleza, y muy ordenada, y también de muy coqueta, “nunca la vi despeinada y siempre iba muy elegante”. Dijo que no tenía miedo a nada y que incluso llegó a pilotar un avión. En aquella etapa trabajó incansablemente para recuperar sus películas perdidas o para reclamar su autoría.

Anexo sobre la figura de Alice Guy

El Festival de Cine de Alcalá de Henares de 2017 reivindicó su importancia con la exposición Hijas de Alice Guy en el Antiguo Hospital de Santa María la Rica, que reimaginaba cómo hubiese podido ser el cine si no se hubiese marginado a las mujeres directoras.

2012-La compañía española de teatro “La Recua” le rinde homenaje, con una obra sobre su vida titulada “Alice a la sombra de las maravillas” y en cuyo estreno estuvo la nieta de Guy, Regine Blaché.

2012-la IV edición del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA), celebrada en La Puebla de Montalbán y Toledo en noviembre de 2012, le rindió homenaje, pasándose el documental The Lost Garden: The Life and Cinema of Alice Guy-Blaché, Canadá, 1995) de Marquise Lepage, también con la presencia de su nieta y estableciendo el premio Ali Guy.


Mujeres directoras del cine mudo

Alice Guy (1873–1968). Francia
Lois Weber (1879–1939). EEUU
Germaine Dulac (1882 – 1942). Francia
Rosa Porten (1884–1972). Alemania
Olga Preobrazhenskaya (1881 – 1971). Rusia
Lotte Reiniger (1899-1981). Alemania
Dorothy Davenport (1895-1977). EEUU
Paulette Mc Donagh (1901–1978). Australia
Esfir Shub (1894-1959). Rusia
Dorothy Arzner (1897-1979). EEUU
Elvira Notari (1875-1946). Italia
Anna Hofman-Uddgren (1868-1947). Suecia

Se tendrían que añadir a muchas más y también a famosas actrices que también dirigieron películas, como Musidora (Francia), Mabel Normand o Lilian Gish (ambas de EEUU)

Pioneras españolas

Helena Cortesina (1904-1984).
Elena Jordi (1882-1945).
Rosario Pi (1899-1967).

En 1905. Alice rodó en España varios filmes como Voyage en Espagne o La malagueña y el torero (coloreada a mano, de la que existe una copia restaurada en la Filmoteca Española Atravesó España (con paradas en Barcelona, Madrid, Sevilla, Granada y Córdoba) filmando bailaores de flamenco, con la secreta esperanza de que Gaumont se abriese mercado en nuestro país.

Este artículo sobre Los maltratados guionistas de cine Imprescindibles pero ninguneados está publicado en Revista Atticus 40

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Marginada por los hombres Alice Guy: El olvido de la mujer que hizo posible la ficción en el cine

Àngel Comas

Revista Atticus