La pareja más cómica de Hollywood (2/2)

La pareja más cómica de Hollywood por Luis José Cuadrado Gutiérrez

Stan y Ollie: la pareja

Tras ese primer breve encuentro compartiendo escena en The Lucky Dog (1921), la pareja de cómicos se vuelve a encontrar en la producción de Hal Roach 45 Minutes from Hollywood (1926). Pero el primer cortometraje «ofi cial» con la pareja como protagonista es The Second Hundred Years dirigida por Fred Guiol y supervisada por Leo McCarey a quien se le considera como artífice de la idea de formar un dúo cómico. Estamos en 1927, cine mudo de apenas treinta minutos con un clásico argumento de dos presos cavando un túnel para escapar de la prisión.

La atribución del mérito de la creación de esta singular pareja ha sido muy disputada y ha tenido varios pretendientes. Por resumir podemos afirmar que Hal Roach se hizo con el galardón y alardeaba de ello. Pero, tiempo después accedió, de mala gana, a compartir el mérito con Leo McCarey quien fue el que supervisó la primera película en la que apareció la pareja. Se trata de la cinta Putting Pants on Philip en 1927 (el anterior que he reseñado era un corto). Richard Currier fue el editor al que se le atribuyó el montaje de casi todas las películas de Roach hasta 1932. Parece ser que le contó a Randy Skretvedr que él fue el que le dijo a Dick Jones (supervisor general de las películas de Stan): «¿Qué tal si cogemos a este tipo, Hardy, como personaje contrapunto de Laurel?» Y Dick parece que le contestó: «¿Sabes qué?, estaba pensando lo mismo»2. Dicho lo cual, parece que el mayor mérito se le atribuye a Leo McCarey.


Aunque la primera «verdadera» película asociada con Stan y Ollie es, como hemos visto antes, The Second Hundred Years dirigida por Fred Guiol. Es la primera película que la MGM se beneficia de la publicidad anunciándoles como «Nueva pareja protagonista descorcha una actuación desenfrenada en su primera película como dúo cómico. ¡Llega la supercomedia!».

A Stan y Ollie les tocó vivir el paso del cine mudo al sonoro. En plena infancia asistieron al cambio de siglo, un siglo, el XX, que comenzó con innumerables cambios como consecuencia de una serie de adelantos que revolucionarían el mundo tal y como hasta ahora lo conocían. Desde el auge de los coches a motor, la aparición de la electricidad en la vida doméstica (tanto en el alumbrado público como en las viviendas, así como en los procesos fabriles), como en la medicina (rayos X) o la invención del fonógrafo que permitía grabar y reproducir sonidos. En este ambiente, se desarrollaría también la industria del cine.

Algunos de los grandes actores del momento como Buster Keaton, Charles Chaplin o Harold Lloyd vieron como su éxito se mermaba al llegar el sonido a sus carreras. Sin embargo, El Gordo y el Flaco Supieron adaptarse a este nuevo avance de forma brillante. A su verbo y a su gracia unieron un nuevo matiz que enriquecía sus gags al aportar cada uno de ellos sus acentos: uno de inglés británico y el otro de americano sureño. Formaban una curiosa y extraña pareja que se complementaban en la escena. Uno arrogante y cabreado, el otro timorato y medroso; uno grandote, gordo y el otro escuchimizado, flaco; uno, aparentemente, listo —que luego resultaba no serlo tanto— y el otro tonto —que terminaba por ser más listo que el otro—. Llegaron a participar en más de doscientas películas. Sabían hacer reír a la gente y una de las claves era la naturalidad con que lo hacían. Ellos mismos escribían sus propias historias y, a veces, hasta las dirigían. Hasta en esos se compenetraban: Stan era el que redactaba los guiones y Ollie era el que preparaba los gags.

The Battle of The Century (La batalla del siglo, 1927) es una película significativa en la carrea de la pareja cómica. Empiezan a dar forma a un estilo muy reconocible tanto en su forma de vestir y sus complementos como en su ejecución de los gags. Es en esta película cuando introducen dos elementos tan comunes, pero a los que sabrán dar un toque para producir la carcajada. Se trata de una simple piel de plátano y una tarta. En esta película, un hombre que transporta pasteles, del local a su furgoneta atiborrada de dulces, resbala con la piel de plátano. Además, este hombre salía de una pastelería con lo cual el escenario está sembrado de tartas y pasteles para que se produzca un azucarado combate del que no se libra nadie.


Ollie y Stan desarrollan lo que se conoce como un subgénero de la propia comedia. Es el «slapstick», un cine con acciones exageradas de una falsa violencia física. En sus películas hay muy buenos ejemplos. A este subgénero le hemos dedicado un artículo «La comedia slapstick en sus comienzos. Las risas que nunca mueren» escrito por Ángel Comas que puedes consultar en estas mismas páginas. Es una herencia del vodevil de finales del siglo XIX y propio del cine mudo. Hay críticos y estudiosos que señalan a la pareja de cómicos como los únicos que supieron adaptar esas señas al cine sonoro.


En 1929 aparecen en el largometraje Hollywood Revue of 1929. Se trata del segundo musical de la Metro Goldwyn Mayer y una de las primeras películas sonoras. Los años 30 van a ser la mejor etapa profesional de la pareja. En 1931 son dirigidos, en su propia obra, por su colaborador habitual en estos años, James Parrott, en Pardon Us. Obtienen tal éxito que empiezan a dejar de hacer cortos (el último lo harían en 1935, Thicker
than Water, y anteriormente, en 1932, con el corto The Music Box ganaron el premio Óscar de la Academia al mejor cortometraje de comedia (a título personal, ya en 1960, a Laurel le concedieron un Óscar honorífico por su contribución pionera al cine cómico). Posteriormente pasaron a centrarse en los largos realizando una serie de películas: Pack Up Your Troubles (1932, George Marshall, Raymond McCarey) The music box (1932, James Parrot), The Devil’s Brother (o Fra Diavolo), Sons of the Desert (Compañeros de Juerga), ambas de 1933 o Babes in Toyland en 1934. Títulos esenciales son: Dos pares de mellizos (1936, Harry Lachman), Laurel y Hardy en el Oeste (Way Out West, 1937, James W. Horne). De esta última película podemos recordar el tema musical On The Trail od The Lonesome Pine. Esta cinta nos ha dejado un buen número de escenas divertidas. Parodian el western de forma muy cariñosa. Podemos recordar el baile que realizan juntos a la puerta del saloon y que hoy constituye un divertido GIF que se usa en las redes para todo. O una pelea a ocho brazos, o el gag de encender, Laurel, el fuego con el dedo pulgar de su mano derecha como la cosa más natural del mundo y que a niños y grandes tanto nos sorprendía.

A lo largo de su trayectoria profesional, la pareja de cómicos realizó una serie de viajes a Gran Bretaña que se les puede tener consideración como giras internacionales. Hay que tener en cuenta que Stan Laurel era británico. La primera gira teatral tuvo lugar en los meses de julio y agosto de 1932. Quince años más tarde volvieron a cruzar el océano. En 1952 volvieron a realizar su tercera gira con un gran éxito y, la última de ellas, la cuarta, fue desde octubre de 1953 hasta mayo de 1954.

A partir de 1936 la pareja cómica goza de una cierta estabilidad a pesar de que cada vez es más la distancia que les separa del productor Hal Roach. Roach abandonó la MGM pasando a trabajar con la United Artists en 1938. Ante las quejas de Stan, el productor le despidió fichando a una antigua estrella del cine mudo, Harry Langdon, como compañera de Hardy. Tuvo que recular ante el evidente desatino que se plasmó en la película Zenobia (1939). La unión de dos buenos actores no da siempre como resultado una buena película. En este caso porque era evidente la sombra del ausente Stan Laurel. Volverían a hacer dos películas con él antes de abandonar los estudios en 1940.

1940 fue un año muy significativo en Hollywood. La industria del cine se está renovando de la mano de directores extranjeros tan emblemáticos como Fritz Lang, Otto Preminger y Curk Siodmak. Son algunos de los realizadores que huyen de la guerra. Se va a producir un intercambio cultural. Es destacado el caso del vienés Bully Wilder que llegó a los EE. UU en 1934 huyendo del nazismo. Se produce un sustancial cambio en las formas del humor. Se sigue buscando esta válvula de escape para los tiempos oscuros que se avecinaban con el confl icto bélico. Frank Capra deja un lado el mundo de Harry Langdon y sienta las bases de una nueva comedia de tintes románticos en Sucedió una noche (It Happeneed One Night, 1934).

Mientras Buster Keaton y Harold Lloyd decaían, Laurel y Ollie no se sentían frustrados. Creían en ellos, en su poder, en su magia, en sus guiones (Laurel). La separación definitiva de Hal Roach les supone un acicate para relanzar su carrera.


Stan siempre se mostró inquieto y quería controlar su obra. Fue así como se embarcaron en la aventura de los grandes estudios (primeo la FOX y posteriormente la MGM) con la idea de que al amparo de ellos podrían gozar de una mayor libertad en sus creaciones. Pero los sistemas de producción mucho más sofisticados de las grandes corporaciones chocaron con sus intereses (los consideraban antiguos, del mundo sonoro) y los relegaron a estudios de producción de películas «menores», de serie B.


En esos años 40 se produce un claro declive. En parte por la continua decadencia del cine mudo de la que en buena medida participan las películas de Laurel & Hardy y en parte por el nacimiento de proyectos de mayor enjundia en los que la pareja de cómicos parece no encajar. No hay que olvidar que a partir de los años 30 el color irrumpe en el cine al usar los tres colores primarios, luego ya vendrían otros sistemas más sofisticados.

Oliver Hardy hizo dos películas sin la presencia de Stan. En 1949 junto con John Wayne (amigo de Hardy), mientras Laurel se recuperaba de su diabetes. Y en 1950, Frank Capra le proporcionó un pequeño papel en la película Riding High con Bing Crosby. Ambas películas sirvieron para darse cuenta de que «el gordo» Stanley era un buen actor, pero no tan bueno como Laurel.

Son muchos críticos y afi cionados que han manifestado que el cine de Laurel y Ollie después de Hal Roach «no se debería de haber hecho». Habían alcanzado el cénit de su carrera rondando la cincuentena. ¿Qué más podían haber hecho? El más perjudicado por esta circunstancia fue Stan. Fue el creador de escenas y de estructuras en sus películas. Estaba bien considerado como director y guionista. Ahora tenía que defenderse de gente que menospreciaba su trabajo y que no le llegaban ni a la suela de sus zapatos. No llevaba bien esas imposiciones para seguir sacando adelante
los pocos proyectos.

Uno de esas películas fue, en 1951, Robinsones Atómicos (Atoll K) (también conocida como Utopía), su último film. Constituyó la muestra fílmica de la decadencia de la pareja. A Hardy se le veía obeso, torpón, había perdido por completo ese movimiento garboso, y a Laurel un tanto enfermo, se le veía como si estuviera a las puertas de la muerte, y molesto porque tuvo que readaptar el guion a la comicidad del dúo. Rodaje difícil que recibió malas críticas. Punto final a una brillante carrera.

Tras algún tiempo en el que estuvieron «desaparecidos » de la pantalla hasta el punto que muchos de sus seguidores pensaron que habían fallecido, hicieron una aparición en un programa de la televisión norteamericana que llevaba por título This is your life. Causaron un gran revuelo y esto se tradujo en que su aparición supuso un auge de audiencias, y, por lo tanto, en una propuesta para realizar un programa. Incluso ya tenían el título del mismo Laurel and Hardy’s Fabulous Fables. Idea y guion originales pero la mala salud de ambos impidió llevarlo a cabo. Comparecieron para despedirse de la audiencia en un emotivo momento.

La mala salud hizo mella en Hardy. En junio de 1955 sufrió un leve derrame cerebral. Decidió someterse a una estricta dieta para aliviar algo su salud. Llegó a perder más de sesenta kilos. Esto supuso un cambio radical. Físicamente le fue bien, aunque sus amigos no le reconocieran. Pero mentalmente sufrió un tremendo bajón llegando a la depresión. El 14 de septiembre de 1956 tuvo un derrame cerebral del que no llegó a recuperarse. No podía hablar y solo podía mover ligeramente brazo y pierna izquierdos. El 7 de agosto de 1957 fallecía.

Stan Laurel no volvió a actuar, aunque sí que estuvo ligado al mundo de la actuación. Escribió numerosos sketches y fueron muchos los cómicos que mantuvieron en contacto visitándole en su casa de Santa Mónica, entre ellos Jerry Lewis y Dick van Dyke. Sobrevivió a Hardy ocho años llenos de pena por su apreciado amigo. Le detectaron un cáncer en el paladar y el 23 de febrero moría de un ataque cardiaco.

Stan Laurel y Oliver Hardy o Stan & Ollie o, para nosotros, El Gordo y el Flaco están considerados como la mejor pareja cómica de la historia del cine, entre 1927 y 1950 llegaron a realizar más de cien apariciones entre cortometrajes mudos, cortos sonoros, largometrajes y cameos. Definieron el concepto de dúo cómico con una química contagiosa. Y supieron adaptarse al nuevo mundo sonoro. Venía de un espacio con predominio de la mímica al que te tuvieron que incorporar la palabra, los juegos lingüísticos. La mayor virtud fue que supieron hacer fácil lo difícil: la puesta de escena. Detrás de cada toma había una exquisita, cuidada y milimétrica planificación.

En el imaginario de nuestra infancia están las películas de El Gordo y el Flaco de la sobremesa. Su atiplada voz, sus gestos, gestos tan repetidos y tan propios que forman parte de esos orígenes del cine que contribuyeron en buena medida a cautivar a una serie de espectadores creando un gusto por el cine, por un humor blanco, sanote, sin exabruptos, muy potente visualmente y llenos de tartazos y tortazos. Es diferente a ese otro más medido e inteligente de Charles Chaplin o Buster Keaton. Una vez que Stan y Ollie definieron sus personajes y pasaron a ser Laurel y Hardy no les abandonaron y se aferraron a ellos por algo más de treinta años. Habían conseguido eso que está al alcance de pocos: una seña, un estilo propio muy reconocible (como si fueran un Botero, un Dalí, o un Charles Chaplin). Buscaban el enfrentamiento constante de los dos miembros de la pareja. Uno más torpón y pillo y el otro que se desespera. Un tipo de humor que entra dentro de la categoría de slapstick (puedes consultar el artículo de
Ángel Comas) que exagera la violencia física, pero sin hacer daño. Muchas veces estas situaciones cómicas bordean el surrealismo. Otro de los recursos es lo que se conoce como tit-for-tat (viene q significar, esto por aquello). Un ejemplo y que constituyó un bucle cómico para la pareja es que uno de los dos empieza a destrozar un objeto muy querido para el otro. Lo destroza y el otro asiste impasible, sin intención de defenderse. Cuando acaba su destrozo, su enemigo, armado con mucha calma, empieza a destrozar otro objeto querido para el otro. Y así una y otra vez. Tú me haces eso, pues yo esto otro.


Los personajes de Laurel y Hardy representan a una pareja de amigos en perpetuo conflicto. No pueden vivir el uno sin el otro, pero cuando están juntos están todo el rato chinchándose. Son dos niños adultos. Uno gordo, el otro flaco. Ese contraste físico fue un auténtico motor que inducía a la carcajada. El propio físico ayudaba en la creación del personaje. Stan Laurel siempre aparecía con el pelo muy corto en los lados, un poco más largo por encima, como si se le pusiera de punta y con un sombrero bombín. Tenía un gesto que era llevar la mano a la cabeza como si se la rascara, en un claro ademán de asombro o de reflexión. Los dos llevan este tipo de sombrero. Al ser de diferentes tamaños esta circunstancia permitía alguna situación divertida al confundirles a la hora de ponérselo. Esa estampa, los dos con bombín, les daba un aspecto muy británico, de auténticos gentleman, educados y comedidos al hablar. Oliver Hardy, de grandes pantalones, con tirantes, y a diferencia de su compañero solía complementar su vestuario con corbata en vez de pajarita (más habitual en Laurel). Su gesto más característico era el de juguetear con sus dedos entre la corbata. Oliver lucía un fi no y pequeño bigote que luego puso de moda el mayor dictador de la historia. Pero la cara redonda y su aspecto bonachón nada tenían que ver con el otro de origen austriaco. La pareja es proclive a todo tipo de accidentes. Pero eso era en la ficción, en la vida real el accidente más grave fue esa falta de reconocimiento en vida que les llegaría demasiado tarde. Stan y Ollie crearon este arte en un momento social muy duro como fue el que siguió a la Gran Depresión. Con su buen hacer ofrecieron a los espectadores una válvula de escape. Un humor que no entiende de fronteras y no tiene tampoco fecha de caducidad. La observación del comportamiento humano y el saber reírse de uno mismo está en el ADN de las creaciones de Stan y Ollie o de Stan Laurel y Oliver Hardy, la pareja más cómica de Hollywood.


Por último, solo me queda hacer una referencia a la película El Gordo y el Flaco (Stan & Ollie) de Jon S. Baird que realizó en 2018. No se trata de una biografía al uso. Se trata, en esencia, de las peripecias de dos amigos íntimos en el ocaso de sus vidas. La película está ambientada en 1952 durante la gira de despedida que hicieron a Gran Bretaña. Peo también se trata sobre dos fuerzas creativas y como entre ellas se produjo la magia. El fi lm se dedicó a descubrir a los hombres tras la leyenda. Es una película triste y emotiva que rinde un sincero homenaje a Stan y Ollie y, a pesar de ello, resulta divertida. John C. Reilly y Steve Coogan se encargaron, en la gran pantalla, de dar vida a estos dos grandes del cine.

Este artículo sobre La pareja más cómica de Hollywood está publico en Revista Atticus 40

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La pareja más cómica de Hollywood por Luis José Cuadrado Gutiérrez

Luis José Cuadrado Gutiérrez

Revista Atticus