Exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924 – 2020

Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924 – 2020 en CaixaForum Madrid

Aspecto general exposición. Fuente: CaixaForum

Exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924-2020 en la Fundación CaixaForum, Madrid

La exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924 – 2020 que organiza la Fundación La Caixa y el Vitra Disegn Museum, nos propone un interesante diálogo entre los objetos de diseño y obras de arte, «etiquetadas» como surrealistas, poniendo de manifiesto ricos paralelismos y conexiones entre ellos. La muestra reúne un total de 279 obras cedidas por distintas instituciones que se podrán contemplar hasta el 21 de marzo de 2021.

Esta simbiosis reparte beneficios a partes iguales entre el movimiento surrealista y los diseñadores de objetos cotidianos. Ambos se retroalimentan ya que el movimiento artístico se fijó en los objetos cotidianos como vehículo para expresar sus inquietudes y, de esta manera, criticar al racionalismo, y los diseñadores de objetos se fijan en las distintas expresiones artísticas de los surrealistas. Esta relación que se inició sobre todo tras la relativa tranquilidad que se produjo al término de los dos conflictos bélicos que asolaron el siglo XX sigue estando muy presente en lo que se refiere al diseño contemporáneo.

El surrealismo

Antes de acercarnos a la exposición conviene hacerlo a lo que es el propio movimiento surrealista.

Se ha escrito mucho acerca de esta manifestación artística que supuso una gran revolución cultural.

¿Qué podemos entender por surrealismo? El surrealismo es un movimiento cultural que se inició en Francia y desarrollado en Europa tras la Primera Guerra Mundial. La RAE lo define como «movimiento artístico y literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente». Como vemos estamos ante un movimiento que no solo abarca las artes visuales, sino que también contempla la literatura. De hecho, el movimiento no se estableció hasta el 15 de octubre de 1924 cuando el poeta y crítico francés André Breton publicó el famoso Manifiesto del surrealismo en París. Unos años antes el término «surrealismo» fue acuñado por primera vez por Guillaume Apollinaire en 1917.

Rápidamente el movimiento se expandió entre otras circunstancias por la fuerza alguno de sus miembros integrantes como Salvador Dalí o el propio André Breton. Rápidamente derivó en un movimiento intelectual de diferentes orígenes y disciplinas como la escritura, el cine y las bellas artes. Los surrealistas echan mano de una fuente creativa hasta ahora postergada como son los sueños y lo que tiene que ver con el subconsciente, las obsesiones, el azar o lo irracional.

Todo esto si lo llevamos al terreno que nos ocupa con motivo de la exposición supone que el surrealismo influirá en gran medida en todos los ámbitos del diseño comprendiendo mobiliario, el interiorismo, el diseño gráfico, la moda, el cine, la publicidad, la fotografía, etc.

El enfoque subversivo, así como las imágenes fantásticas y el interés que mostraron los surrealistas por todo lo relacionado con la psique humana inspiró y sigue inspirando a los diseñadores.

La muestra Objetos de deseo. Surrealismo y diseño, 1924-2020 en CaixaForum Madrid.

La exposición

«Podemos hacer real lo fantástico, y entonces es más real que lo que existe de verdad.»

Salvador Dalí

La exposición tiene un carácter multidisciplinar y está dividida en cuatro ámbitos temáticos. Incluye pinturas, esculturas, objetos, libros, carteles publicitarios, fotografías, revistas, así como filmaciones y pequeños fragmentos de películas históricas. Podemos encontrarnos con obras de Marcel Duchamp, René Magritte, Shiro Kuramata, Ray Eames, Carlo Mollino, Gae Aulenti, Claude Cahun, Achille Castiglioni, Man Ray, Giorgio de Chirico, Joan Miró, Le Corbusier, Salvador Dalí, Roberto Matta, Isamu Noguchi y Meret Oppenheim.

La celebración de esta exposición más que nunca supone un esfuerzo descomunal. En tiempos del Covid-19 mover estas obras de puntos diferentes y repartidos por todo el mundo ha supuesto una labor encomiable. Reúne obras de la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, la Fundación Gala Salvador Dalí, el San Diego Museum of Art, el West Dean College, el Museo Casa Mollino, la Fondazione Achille Castiglioni, la Eames Collection LLC, el Design Museum Den Bosch y el propio Vitra Design Museum, donde ya se pudo ver la muestra. Tras su clausura en Barcelona, la exposición Objetos de deseo. Surrealismo y diseño 1924 – 2020, llega a CaixaForum Madrid, y está previsto que, después, se pueda ver en CaixaForum Sevilla y CaixaForum Girona.

La muestra está dividida en cuatro ambientes: Sueños de modernidad, Imagen y arquetipo, Surrealismo y erotismo y El pensamiento salvaje.

Front, Horse Lamp [Lámpara caballo], 2006 © Vitra Design Museum, foto: Andreas Sütterlin.

Sueños de modernidad

Nos da la bienvenida Marcel Duchamp (1888 – 1968) con una inspiración en uno de los objetos como es la rueda. Una rueda que se encuentra encima de un taburete con lo que inutiliza la función para que fue creado, sentarse, y deja también sin uso la propia de la rueda, el desplazamiento. Son los denominados ready-mades (un arte realizado mediante el uso de objetos no considerados propiamente artísticos).

Duchamp fue uno de los integrantes del dadaísmo, movimiento cultural antecesor del surrealismo, caracterizado por rebelarse en contra de las convenciones literarias, y especialmente artísticas, por burlarse del artista burgués y de su arte. Sus obras sirvieron como fuente de inspiración a artistas tan significativos como fueron Salvador Dalí (1904 – 1989) o Meret Oppenheim (1913 – 1985). Establecieron una tipología nueva en cuanto a la escultura creando, en apariencia, objetos absurdos, pero no perdiendo de vista a la función de utilidad. Muchos de ellos están realizados a partir de materiales desechados.

Este primer ámbito se centra en explorar ese surrealismo desde la década de los años veinte hasta los cincuenta. En un primer momento, André Breton (1896 – 1966) y sus compañeros aplican esos principios surrealistas a la pintura. Posteriormente lo extenderán a los objetos cotidianos de uso común como muebles de interiores u objetos decorativos llegando a alcanzar disciplinas como el cine o la moda.

Las formas orgánicas que creara Antoni Gaudí en su arquitectura y mobiliario son también un excelente referente. Su exponente más significativo es la Silla Calvet, creada en 1901 como mobiliario del interior de la casa del mismo nombre situada en la calle Caspe de Barcelona.

El ideal de belleza de estos objetos está basado en metáforas como la del poeta francés Lautréamont: «Bella […] como el encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas en una tabla de disección». Tal cual. Nos sirve para recordar que buena parte de este movimiento surgió de la literatura.

El universo surrealista es rico en potentes imágenes algunas de ellas han pasado a la historia del arte como verdaderos iconos. Esta sala está bien documentada fotográficamente esa realidad.

Gae Aulenti, Tour, 1993 © Vitra Design Museum, foto: Jürgen HANS.

Imagen y arquetipo

El surrealismo se plantea dudas para provocar la subversión de la vida cotidiana. Intenta olvidar todo pensamiento lógico o racional para ofrecer otro punto de vista de una realidad. ¿Es un objeto siempre el mismo? ¿Es siempre lo que aparenta?

En este segundo apartado los integrantes del movimiento analizan los arquetipos de los objetos cotidianos. Hay un claro intento de instalar el absurdo, la duda entre los objetos para crear confusión, en definitiva, provocan una reflexión en el espectador. Uno de los maestros que mejor encarnan estas propuestas es René Magritte (1898 – 1967) quien, por ejemplo, encierra en una quesera un lienzo con la representación de un trozo de queso, o la archiconocida pipa de fumar.

Hay una pieza muy interesante inspirada en la famosa Rueda de bicicleta (1913) de Marcel Duchamp (1887 – 1968) creada por la arquitecta Gae Aulenti y que se trata de una mesa diseñada con cuatro ruedas de grandes dimensiones (bicicleta). Visualmente nos invita a pensar si es posible que esa mesa se mueva, pero sí, sí que es posible y además cumple a la perfección con la utilidad.

Las nuevas tecnologías, a partir de los años sesenta, posibilitaron un amplio abanico de nuevas propuestas. La introducción del plástico permitió diseñar muebles de inspiración surrealista inimaginables unos años atrás. Uno de estos objetos que podemos contemplar en esta sala es la Silla MAgriTTA de Roberto Mata creada en 1970 y que recuerda a los famosos sombreros en forma de bombín de René Magritte, o la escultura lámpara con forma de caballo de gran dimensión (2006) de las diseñadoras Front.  

Surrealismo y erotismo

Como en casi todas las artes, todo lo que tiene que ver con el amor, la sensualidad y lo erótico tuvo un importante papel en el movimiento surrealista. No hay que olvidar que se viene de la Gran Guerra y los sentimientos están a flor de piel. Los artistas van a aportar una gran carga erótica a sus obras. Una de las grandes aportaciones a este mundo viene de la mano de Salvador Dalí con una de sus creaciones más importantes: Collage con la cara de Mae West que realizó en 1934 – 1935). Recreación de un ambiente de un apartamento que reproduce la cara de la actriz con diferentes elementos con la presencia del reconocible sillón de labios rojos, tantas veces reproducido.

En este ambiente hay un apartado dedicado a las mujeres. Utilizan elementos considerados tradicionalmente propios del erotismo masculino para realizar una crítica a la opresión de la mujer y los estereotipos de género. Lo hacen, por ejemplo, las subversivas fotografías de Lee Miller y de Dora Maar, y los autorretratos andróginos de Claude Cahun. En el diseño contemporáneo también encontramos ejemplos de esta denuncia, como el Cepillo de pelo (1999) de BLESS, en el cual el pelo hace inservible el objeto.

También hay una referencia a la moda, disciplina que tampoco pasó desapercibida para los surrealistas. Hay que recordar que artistas como Man Ray y Lee Miller fueron fotógrafos de moda. Salvador Dalí colaboró en numerosos proyectos. Uno de estos fue con la diseñadora de moda Elsa Chiaparelli. Fruto de esta colaboración fue el Vestido esqueleto (1938) o el Vestido langosta (1937), así como el Sombrero zapato (1937 – 1938).

Studio65, Bocca, 1970 © Gufram/Studio65, foto: Jürgen HANS © Vitra Design Museum.

El pensamiento salvaje

El último ambiente de la exposición está dedicado al pensamiento salvaje, un término que el etnólogo Claude Lévi Strauss utilizó para designar al interés por lo arcaico, lo fortuito, lo irracional.

El descubrimiento del arte africano, de Oceanía y de los indios americanos, que se produjo en los primeros años del siglo XX sirvió también como fuente de inspiración para los surrealistas. Uno de los ejemplos más reconocidos al hablar de este movimiento es la archiconocida fotografía de Man Ray de una cabeza de mujer junto a una máscara africana-

Han pasado muchos años, pero el arte no occidental junto con el ideario surrealista sigue inspirando a los grandes creadores contemporáneos. Hoy día el surrealismo sigue presente en muchos trabajos. Estos trabajos tratan de representar una realidad que los demás no ven, una realidad que proviene del mundo del inconsciente, del mundo de los sueños.

En las nuevas tecnologías también está presente el lenguaje visual típico del surrealismo. La cantante islandesa Björk incorpora motivos pictóricos surrealistas en sus videoclips, como es el caso de Hidden Place (2010), que muestra una lágrima que recorre el rostro de la cantante en referencia directa a la fotografía de Man Ray Lágrimas (1932). Otro de esos iconos muy reconocibles.

Todo lo etiquetado con el adjetivo surrealista suscita nuestra atención. «Esa historia es un tanto surrealista». «Vaya situación más surrealista». Muchas de estas circunstancias van asociadas a algo difícil de entender. Así sucedía muchas veces con la literatura surrealista. Pero en las artes visuales el término nos lleva más a la admiración, a un arte llamativo, muy visual y que sobre todo a la provocación. Un arte que trata de provocar al espectador. Es por eso que el arte surrealista es uno de los artes más difíciles de comprender y, sobre todo, de interpretar (como el mundo de los sueños del que se inspira).

La Fundación CaixaForum Madrid nos ofrece una exposición para disfrutar del arte surrealista, llena de objetos que se mezclan con nuestros sentimientos y con conceptos que nos llevan a asociaciones libres e inesperadas con potentes imágenes oníricas y muchas de ellas delirantes. Nos invitan a la reflexión para ver que sentido tiene el arte, dejando atrás la manida pregunta de ¿qué es arte? Magnífica la exposición que además cuenta con una serie de actividades paralelas que ayudan a comprender el movimiento surrealista y su influencia. Mención especial merece el servicio de guías que tiene la institución que no dudan en acercarse y preguntar si quieres que te expliquen algo o necesitas alguna aclaración.

No hay duda, el arte llena las salas de esta planta de la sede madrileña de la Fundación. En otro piso podemos complementar la visita con una exposición que tiene que ver con otro gran movimiento del siglo XX: el Pop Art (El sueño americano. Del pop a la actualidad).

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus