Crítica película Sentimental de Cesc Gay

Sentimental de Cesc Gay – La nueva intimidad

Ficha

Título original: Sentimental

Género: Comedia

País: España

Idioma: Español

Dirección: Cesc Gay

Guión: Cesc Gay

Fotografía: Andreu Rebés

Reparto: Javier Cámara, Griselda Siciliani, Belén Cuesta, Alberto San Juan

Fecha de estreno en España: 30 de octubre de 2020

Productora: Imposible Films, Movistar+, TV3, ICEC, Sentimentalfilm, Televisión Española (TVE)

Distribuidora: Filmax

Duración: 82 min.

Año: 2020

Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años

Sinopsis

Sentimental nos presenta a Julio (Javier Cámara) y Ana (Griselda Siciliani). Hace más de quince años que están juntos. Forman una pareja que ya no se mira ni se toca, y que ha hecho del combate diario la esencia de su relación. Esta noche Ana ha invitado a casa a sus vecinos del piso de arriba, Salva (Alberto San Juan) y Laura (Belén Cuesta), una pareja más joven que ellos, amable y simpática, pero cuyos “ruidos” se han convertido en una molestia para Julio y Ana… ¿O quizás en un estímulo? Los vecinos de arriba les harán una inusual y sorprendente propuesta que convertirá la velada en una experiencia excesiva y catártica para los cuatro.

Crítica

El planteamiento a la hora de realizar esta película no puede ser más sencillo. Llevar al cine mi propia obra teatral que ya fue un éxito en los escenarios con el título Los vecinos de arriba (estrenada en Barcelona en 2015). Una sola estancia y cuatro actores. La fórmula me la conozco, el presupuesto es más bien ajustadito y… a esperar que el público llene las salas (si es que la pandemia nos deja).

Julio (Javier Cámara) es un hombre en horas bajas. Vive una situación acomodada como profesor de música. Y está amargado del clima que vive en su domicilio que se traduce en el uso del sarcasmo como escudo defensivo. Y ahí se muestra como un verdadero maestro. Ana (Griselda Siciliani) su esposa, tras quince años de convivencia empieza a notar los síntomas de agotamiento en la pareja. Esa vida tan tranquila empieza a agrietarse. Aunque ella cuenta con muy buen talante, dispuesta al diálogo y a una permanente segunda oportunidad, no encuentra la misma disposición en su pareja. Para salir de la rutina, decide invitar a sus vecinos, un matrimonio algo más joven. Se trata de Salva (Alberto San Juan) y de Laura (Belén Cuesta, uno bombero de profesión y la otra sicóloga. Salva se muestra descarado y demasiado sincero y su pareja, paciente y comprensiva, echará mano de las técnicas de la psicología para tratar de apaciguar a su furibundo convecino. Un día cualquiera, Julio llega a casa y es en ese momento cuando se entera de que esa tarde es cuando se va a producir el encuentro con sus vecinos. Mal arranca la velada cuando Julio reniega que le saquen de su espacio de confort. Justo cuando Ana, resignada, está a punto de anular la cita, los vecinos llaman a la puerta. No hay vuelta a atrás. Julio ve la oportunidad de sacar temas pendientes (incluso con los vecinos delante) y así aprovechar la visita. Ana piensa que tal vez ese encuentro sirva para reencontrar la ilusión perdida y los vecinos, jocosos, alegres, divertidos, ajenos a su enfado, tratarán de sacar un tema que tenían pendiente. Con estos entremeses, la tensión está servida y el ambiente bien caldeado.

Las adaptaciones teatrales a la gran pantalla no suelen ser muy vistosas. Lejos de los grandes escenarios, prácticamente la acción» se basa en lo suculentos y bien trabajados diálogos. Tenemos recientes ejemplos como Un Dios salvaje, (Roman Polanski, 2011) o Perfectos desconocidos (Alex de la Iglesia, 2017). Este planteamiento tan sencillo (interior en una sola vivienda y cuatro actores) te asegura el control sobre los costes pero no el éxito.

Cesc Gay se muestra muy hábil en la dirección de actores. Ha sabido «meter» una cara desconocida que produce una brisa fresca entre tres actores consagrados. No asume riesgos con Cámara y San Juan con quien ya había trabajado. Sus anteriores propuestas tuvieron un reconocido éxito con fórmulas parecidas: pocos actores y sobre todo… la condición humana. Es decir, son personajes muy bien perfilados que se desenvuelven bajo un sólido guion. Krámpack (2000), Una pistola en cada mano (2012) y sobre todo premiada Truman (2015) demuestran ese buen oficio en la dirección.

El tiempo está medido (casi no llega a la hora y media) para que todo encaje y resulte muy dinámico sin caer en lo ridículo. La acción transcurre casi en tiempo real. Lo que sucede, sucede en una sola velada (casi lo mismo sucedía en No matarás, 2019 David Victori). Es un ir y venir por las distintas habitaciones de la casa con el apoyo de los jugosos diálogos e interacciones de las dos parejas que van versando sobre el afecto, el cariño, el amor, y como con el paso del tiempo cual azucarillo se va diluyendo en la rutina de la vida en común. Pero la película va más allá de exposición pública de los problemas conyugales, de los chistes sobre los bomberos o el sexo y el sarcasmo de uno de sus protagonistas. Indaga en la complicidad del ser humano y las relaciones entre congéneres, ambientadas en ese microcosmos que es una comunidad de vecinos. Problemas del primer mundo que sabiamente retrata Cesc Gay y que parece que se ha convertido en un verdadero especialista.

Sentimos la curiosidad de saber que ocurre en la casa del vecino. Tras las puertas se encuentran la privacidad. Pero lo privado no mola. Da mucho más juego airear los problemas conyugales en cualquier cadena o poner la oreja (Misterioso asesinato en Manhattan, 1993, Woody Allen) o mirar por la ventana (La ventana indiscreta, 1954, Alfred Hitchcock), o escrutar el móvil (Perfectos desconocidos, Alex de la Iglesia, 2017). El morbo de lo que sucede al otro lado de las paredes constituye el entretenimiento para muchos. Ahora extendemos nuestros tentáculos por medio de las redes sociales (esos selfies a modo de ventanas para airear la intimidad) o los programas de televisión como First Dates (partícipes de una cita a ciegas) o cualquier otro de esos que proponen intercambio carnal patrocinado por grandes empresas. Somos voyeurs 2.0.

Esta pandemia con su maldito toque de queda nos impide la charla, airear los asuntos privados nuestros, entre los amigos, de manera sanadora invitándonos a la reflexión y a las chanzas grupales que nos propone Sentimental. Hay que hacer de la compañía una fuente de riqueza y no un motivo para los reproches, el grito y el insulto. Si hay una buena base, hay estructura y, por lo tanto, lugar para la esperanza. Pero… no conviene descuidarse.

Sentimental es una interesante y entretenida propuesta que nos relata los avatares de dos parejas en las que parece que las relaciones sexuales son el termómetro que marca su declive o no. Mucho sarcasmo y mucho humor inteligente que destilan los diálogos entre los personajes bien perfilados en el papel y mejor ejecutados sobre el escenario/pantalla.

Os dejo un tráiler:

Javier Cámara Espiga de Honor en la 65 SEMINCI. Foto: LJC

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus