65 SEMINCI – Crítica película Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido de Lili Horvát

Crítica película Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido por Carlos Ibañez

Ficha

Título original: Felkészülés meghatározatlan ideig tartó együttlétre

Año: 2020

Duración: 95 min.

País: Hungría

Dirección: Lili Horvát

Guion: Lili Horvát

Música: Gábor Keresztes

Fotografía: Róbert Maly

Reparto: Natasa Stork, Viktor Bodó, Benett Vilmányi, Zsolt Nagy, Péter Tóth, Andor Lukáts, Attila Mokos, Linda Moshier, Júlia Ladányi, Réka Pelsöczy, Ernö Sebö, Rozi Székely, Éva Bandor

Productora: Poste Restante

Género: Drama. Romance

Sinopsis

    Márta, una neurocirujana de 40 años, se enamora. Deja atrás su brillante carrera en los Estados Unidos y regresa a Budapest para comenzar una nueva vida con el hombre que ama. Pero el que para ella es el amor de su vida afirma nunca haberla conocido antes.

Crítica

            Cautivadora película húngara, muy bien interpretada y para gente inteligente, donde los gestos muestran y los diálogos ocultan. Jugando continuamente a un ratón y gato del amor, como todo buen noir, con toques en el cerebro, entre la neurocirugía que profesan sus protagonistas y la locura que juega con la excelente Natasa Stork, Marta Vizy en la película, quien se ilusiona, se enamora, recibe un plantón y una negativa y comienza a sentirse descolocada ante sus circunstancias. Conduciéndonos a través de su medida interpretación, de una gran economía gestual, y una iluminación que nos va contando tanto de la animosidad de Marta como su proceder. De hecho, el tercer protagonista, como en las películas de Don Siegel o su discípulo aventajado, Clint Eastwood, es la luz.

            Huye de clichés y se centra en la reacción conductual de la neurocirujana húngara regresada de la Costa Este estadunidense para ejercer en Budapest no por volver a casa, sino por ese encaprichamiento que en su mente se convirtió en puro deseo de ser amada. Mujer cercana a la mediana edad, sólo casada con su profesión y que parece un retrato femenino en el andén de Paul Delvaux esperando que pase su tren y que éste, de nombre Janos Drexler, no lo pierda, salvo que sea una alucinación, como nos hace creer el excelente guion de la realizadora magiar.

            Si ya en su primer largometraje, que fue premiado en Karlovy Vary y programado en Punto de Encuentro de la sexagésima SEMINCI, El Niño de los Miércoles, nos mostraba elementos muy del neorrealismo italiano por el tema y del cinema verité francés por su manera de rodar, ahora nos permite ver una gran evolución sin renunciar a sus sólidos elementos de origen francoitaliano, al menos en su forma de ver este noble arte que Ricciotto Canudo colocó en séptima posición en su celebérrimo manifiesto sobre las artes.

            De momento, Natasa Stork es mi candidata a la espiga de plata a mejor actriz, recordándome a ratos a Juliette Binoche en Azul y a la desconcertada soprano viuda que interpreta Jill Clayburg de La Luna. Dos magníficos referentes interpretativos.

            Por otra parte, hay que citar la cuidadísima banda sonora, que comienza con un desconcertante sonido de espera entre línea y línea telefónica con un Para Elisa, atribuido a Beethoven, y un magnífico lied de Ferenc Liszt, que contribuye a crear ese tono de cine negro psicológico donde la investigadora no sabe si persigue fantasmas o su propia cordura, algo así como El Detective y La Muerte o la última parte de Norwegian Wood, especialmente en la novela de Murakami, pero muy bien marcado en su versión cinematográfica dirigida por otro viejo conocido de Seminci, Tran Anh Hung.

            Agradezco esta apuesta del festival que tanto me recuerda a la década de los ochenta y principios de los noventa.

Carlos Ibañez

Revista Atticus