El bosque de Béjar – José Carlos Sanz Belloso

El bosque de Béjar uno de los jardínes más importantes de la Península Ibérica

Fotografía aérea de el Bosque de Béjar

En Béjar (Salamanca) se localiza uno de los jardines más importante de la Península Ibérica, El Bosque de Béjar. A pesar de su rara singularidad, aún es un «bello desconocido» en el conjunto de los mejores jardines históricos europeos. Ubicado al este de la ciudad de Béjar ocupa más de treinta y tres hectáreas. Su origen se remonta a la Baja Edad Media y cobró su máximo esplendo hacia finales del siglo XVI.

Como bosque se designa, en otras fincas, jardines, propiedades y dominios, a ciertos lugares arbolados, zonas boscosas o cazaderos de época del Renacimiento español, y anteriores, en enclaves y configuraciones dispares, y en ocasiones, a las mismas propiedades, como en este caso.

Se trata de una villa de recreo suburbana, de época renacentista final, del ducado de Béjar, que por su singularidad e importancia hacen preciso que sea comunicada y difundida.

Su recinto perdura aún como una auténtica villa suburbana, y que como tal, reúne espacios, usos, recursos habituales y ámbitos característicos de otras coetáneas en España. Con la superficie indicada sus ámbitos o zonas se encuentran englobadas en una cerca perimetral, junto con muros, niveles y otras divisiones interiores que las relacionan o independizan entre sí, sin renunciar al carácter unitario del conjunto, en el que se interrelacionan en una entidad variada, plurifuncional y con múltiples facetas.

En la actualidad toda ella es la que se protege y ampara dentro de la catalogación de bien de interés cultural (B.I.C.), con la categoría de Jardín Histórico; el resto de la finca constituye su entorno de protección. Se trata de uno de los pocos monumentos jardineros de la Comunidad de Castilla y León.

Plano de El Bosque con su cerca

Descripción

El núcleo central lo ocupa un grupo de terrazas, a la italiana, sucesivas e hiladas por medio de un gran eje de directriz este-oeste. Destaca la terraza superior que acoge un gran estanque (con isleta central) en torno a la que se dispone el grupo principal de las edificaciones, junto con tres fuentes ornamentales históricas (la de la Sábana, la de la Plazuela de la Rotonda y la de los Ocho Caños).

Esta zona central está muy formalizada para lo que fuese preciso contar con grandes operaciones constructivas para operar una importante transformación física. Se trazó sobre la vaguada, y se rodea por grandes prados a norte y a sur, por un monte-bosque de castaños y otros árboles a sur,  con más de 14 hectáreas y otros ámbitos asociados.   

A sus pies se extiende una terraza más estrecha, llamada de los Bojes, que sirve de antesala a la del Jardín Histórico, éste con varias fuentes y restos renacentistas, en el que sobresalen unas coníferas centenarias, como varios cedros y una monumental, aunque joven secuoya. Esta terraza ajardinada se nos muestra como un jardín romántico del s. XIX, con un trazado que se superpone a los de épocas precedentes, remontándonos al s. XVI y a preexistencias e improntas anteriores. La cuarta terraza era la destinada a de jardín de frutales o huerta-vergel.

Entre los aspectos más importantes y menos conocidos está el de su sistema hidráulico, documentado y recuperado, en gran medida, en las obras iniciales. Se trata de un complejísimo sistema de captaciones, derivaciones, encauzamientos, conducciones, arquetas, manantiales, fuentes, caceras y otros recursos ingenieriles que culminan con un gran estanque central de más de 4.500 m2. Para asegurar el embalsamiento se cuenta con una presa terrera, afín a otras de época de Felipe II, de tipología “a la holandesa”. Este dique forma el lado oeste del estanque en una calle o paseadero elevado. Las tres fuentes principales fueron objeto de obras de consolidación y restauración, estando operativas con los mismos veneros originales.

Planta genreal de la terrraza del Estanque mayor

Proceso histórico

Para comprender estas grandes transformaciones del territorio, en las que un paraje semi-natural se ve reconfigurado con una apariencia y fines bien diferentes de los precedentes, se precisa entender en este caso, como en otros coetáneos, las tensiones que se generaron a finales de la Baja Edad Media entre los programas ducales y señoriales con respecto a usos, costumbres y derechos consuetudinarios de los pueblos, villas o ciudades donde pretenden concretarse. Aquí se da esa circunstancia, ya que Béjar se constituía como una señalada Comunidad de Villa y Tierra. Han sido unos 500 años los que se han necesitado para su configuración, en los que gran parte del carácter y propiedades de la villa se han ido manteniendo.

Este jardín es actualmente de propiedad pública, en dos terceras partes de los ciudadanos de Béjar y en el tercio restante, de todos los castellanos y los leoneses. Son el Ayuntamiento de la ciudad de Béjar y la Administración Autonómica quienes se ocupan de su cuidado.

Restauración

Entre 1999 y 2000 se redacta el Extenso, meticuloso, exhaustivo y valioso documento, el Plan Director de El Bosque. Se trata de un instrumento que sirve para profundizar en el conocimiento de este jardín y plantear las líneas maestras para su restauración y recuperación.

Las actuaciones se iniciaron en 2003. Desde entonces se ha intervenido en la restauración y recuperación del sistema hidráulico original, de la isleta central y su templete neomorisco, así como de las tres fuentes monumentales –de la Sabana, de los Ocho Caños y de la Rotonda, también en el entorno del Estanque Principal y en el importante dique que retiene el embalse, y en el muro aguas arriba de la presa. Además se ha llevado a cabo la restauración de 1.300 m2 de las cubiertas de las edificaciones, Palacete, Caballerizas y edificios auxiliares. Todas estas actuaciones han sido promovidas y acometidas por la Administración Autonómica hasta 2016.

Desde 2017 el Ayuntamiento de Béjar se ha ocupado de la reparación de las cubiertas de la casa de los Bosqueros, de la adecuación y ajardinamiento del espacio norte del palacete generando una cómoda plazuela y un sugerente jardín secreto de matiz medieval, así como del ajardinamiento de los arriates a pie de presa, situados en la terraza de los Bojes, entre otras.

Experiencia del jardín

Lo esencialmente humano y humanista se encuentra en el arte del jardín renacentista, y por tanto, al alimentarse de lo más sustancial e íntimo de nuestra “naturaleza”, nos encamina al terreno de la «jardinería antropología». La jardinería como arte y como experiencia del hombre cobra otra nueva dimensión si la relatamos e interpretamos desde lo etnográfico y lo etnológico: Los paisajes del hombre. Se aúna la jardinería, el medio ambiente, el patrimonio, los valores ecológicos y de armonización con el entorno, más otros intereses estéticos, sensoriales y filosóficos.

El Monte castañar

Junto con visitas guiadas, se programan diferentes actividades lúdicas, culturales… que pretenden dar a conocer a un público, cada vez más numeroso y receptivo, este especialísimo paraje cultural. Se trata de uno de los escasos, casi único, ejemplos de villa suburbana del Renacimiento, y como se ha señalado, ha permanecido casi inalterado, en su configuración general y más genuinamente original, en la Península.

Los intensos trabajos de restauración han permitido recuperarlo en gran medida para el deleite y disfrute de sus visitantes, ya que si un jardín no se ve-vive-siente-piensa, puede parecer que no existe.

Coordenadas. Lat. 40º 23´y Long. 5º 44´. A unos 1.000 m.s.n.m.

Más información: Revista Atticus Nueve. (edición impresa).

José Carlos Sanz Belloso

Revista Atticus