Crítica serie de TV – The Crown

Series en tiempos de coronavirus

The Crown

            Curiosa serie. Muy al estilo británico, aunque tenga coproducción norteamericana y un presupuesto desorbitado que pasa de los ciento treinta millones de dólares. Donde no hay nada más allá de carbonilla, cuando los Windsor sean un muladar continuo, tal y como se atisba, pero, por miedo, cobardía o falta de rigor no se atreven a pasar a contar la trastienda de Isabel II: su lujurioso y grosero esposo (hay hasta una página con sus desacertadas frases en la red), sus hijos y su buen funcionamiento de cintura para abajo, sus nueras rebeldes, sus nietos de muy reprochable conducta, la esposa de su nieto mulata, con lo racistas que son los británicos, y todo ello envuelto de un glamour y una calidad narrativa digna de reseña, con un elenco actoral que deja boquiabierto en cada una de sus temporadas y que cuenta con guiones muy para el lucimiento de éstos y una dirección fijada desde sus dos primeros episodios en ser poco efectista y muy práctica, al estilo que nos enseñó hace muchos años Howard Hawks y que Stephen Daldry adapta a estos tiempos y este medio. El resto de directores no se salen de la pauta que marca, incluso buscando el tono que William Wyler dio a su princesa Anna en el magnífico guion de Dalton Trumbo para Vacaciones en Roma.

            Y todo funciona bien. El rey enfermo y tartamudo con un tumor, su tío abdicado cercano a los nazis casado con una divorciada (nazi sí, pero divorciado jamás) y un primer ministro viejo y tan buen escritor como mala persona, un auténtico estadista capaz de hacer retrasar la coronación de la niña casi un año con tal de reforzar su papel en Reino Unido y la Common Wealth. Para colmo, cada cambio en el elenco mejora la serie, salvo quizás el papel de Margarita, la hermanísima de Isabel, con la magnífica Vanessa Kirby (inolvidable en su papel Estella en la miniserie Grandes Esperanzas de la BBC, sin duda la que más se acerca a lo escrito por Dickens).

            Cada capítulo narra un hecho de su longevo reinado, pero sin pincharse, aunque muestre las espinas, lo cual acaba aburriendo al espectador exigente y complaciendo a la masa que se queda dormida en su sofá.

            La primera temporada es una auténtica joya técnica, literaria y actoral. Después va perdiendo fuelle por ser demasiado correcta políticamente hasta morir de síndrome de Stendhal, porque estéticamente es tan bello como la Santa Croce en la que sufrió los ahogos el escritor de Grenoble, pero se mueve menos que sus piedras.

            Me gustaría destacar también versatilidad a la hora de tratar a los distintos personajes, con ángulos que el guionista principal parece que dejó bastante bien diseñados en la biblia original de la serie. Perfiles psicológicos bien marcados. Actores que se convierten en ese contorno. No encajan, encarnan. Y eso da una fluidez estupenda a la serie. A pesar de ese veneno de lo políticamente correcto.

            Por qué recomendar esta serie, porque es una producción de Left Bank Pictures, posiblemente una de las empresas culturales de mejor reputación del mundo, que cuidan cada detalle y saben distinguir entre su trabajo y el de los guionistas y directores que contratan. No hay error en sus detalles y en la búsqueda de recursos para que lo que se lee en papel se vea reflejado en la pantalla.

            Y todo esto tras otro día más buscando el pico de la pandemia y el comienzo del descenso mientras hay curas que celebran misas clandestinas en terrazas, partidos que cumplen a rajatabla la frase de que el inteligente busca soluciones y el cretino sólo culpables durante una crisis y un liberal de tomo y lomo (a la manera de los liberales españoles y su socialización de gastos, pero jamás de beneficios), como es de Guindos, solicita la creación de una renta mínima universal para que los europeos podamos subsistir tras este descanso que el planeta se ha tomado del hombre. Ver para creer, vivir para pellizcarse, y si no que se lo digan a Boris Johnson en la UCI del hospital Saint Thomas.

            Disfruten de esta serie y del confinamiento. Feliz día.

Ficha

Título original: The Crown (TV Series)

Año: 2016

Duración: 60 min.

País: Reino Unido Reino Unido

Dirección: Peter Morgan (Creator), Stephen Daldry, Philip Martin, Julian Jarrold, Benjamin Caron

Guion: Peter Morgan, Tom Edge

Música: Rupert Gregson-Williams

Fotografía: Adriano Goldman, Ole Bratt Birkeland

Reparto: Claire Foy, Matt Smith, John Lithgow, Olivia Colman, Vanessa Kirby, Ben Miles, Jared Harris, Victoria Hamilton, Jeremy Northam, Alex Jennings, Eileen Atkins, Pip Torrens, Harriet Walter, Lia Williams, Greg Wise, Harry Hadden-Paton, Andy Sanderson, Michael Culkin, Nicholas Rowe, Simon Chandler, Stephen Dillane, Clive Francis, Patrick Ryecart, Paul Sheridan, David Shields, Kate Phillips, Helena Bonham Carter, Tobias Menzies, Daniel Ings

Productora: Netflix / Left Bank Pictures / Sony Pictures Television International

Género: Serie de TV. Drama | Histórico. Política

Sinopsis

    Basada en la exitosa obra de teatro de Peter Morgan «The Audience», cuenta la historia de la relación entre dos de las direcciones más famosas del mundo: el Palacio de Buckingham y el número 10 de Downing Street, y las intrigas, amores y maquinaciones detrás de los eventos que formaron la segunda mitad del siglo XX. Dos casas, dos cortes, una corona. Cada temporada tratará las rivalidades políticas e intrigas personales durante una década del reinado de la Reina Isabel II y explorará el delicado equilibrio entre su vida privada y la vida pública. La primera temporada comienza con una princesa de 25 años que se enfrenta a la abrumadora tarea de dirigir a la monarquía más famosa del mundo, al mismo tiempo que forja una relación con un dominante Primer Ministro curtido por la guerra: Winston Churchill.

Os dejamos un tráiler:

Pilar Cañibano – Carlos Ibañez

Revista Atticus