Flamenco – ¡Viva! Compañía Manuel Liñán

Sala Concha Velasco, LAVA, Valladolid

Estoy seguro que todos los que hemos venido esta noche a la Sala Concha Velasco a ver ¡VIVA! nos une el amor por la cultura y la admiración por el flamenco. Nos gusta la gente que es capaz de contar cosas que nos acompañen durante un tiempo de nuestra vida. No hace falta entender todo lo que pasa en el escenario. Vivimos en un mundo habituado a explicar lo inexplicable verbalmente y que lo que sugiere esta noche Liñán es que pensemos a través del baile y del cante flamenco. 

Cada artista trabaja intentando tener su propia voz, saber quién es y dejar su marca. Manuel Liñán utiliza sus ideas para cambiar el comportamiento y la educación del público. La vida para ML es una soleá, es espectáculo, emoción, dolor y alegría. Y humor. ML cultiva el humor como forma de describir el estereotipo y lo absurdo  que hay en determinados comportamientos. “Esto tiene que ser así porque lo digo yo”. Y no.

Bailando consigues llegar a un lugar donde eres otro, consigues ser otro y después desapareces. Bailar es percibir y describir el mundo con el cuerpo, con las manos, con los pies. Bailar exige tener unas condiciones que la Compañía de Liñán va sobrada. Viéndolos en el escenario te das cuenta que son capaces de enfrentarse a lo que les echen. Aquí tienen la oportunidad de saber quiénes son, de conocerse ellos mismos mediante el lenguaje corporal.   

El viaje que proponen al espectador es un ejercicio de introspección, un intento de entender diferentes mundos y situaciones. ML premio Nacional de Danza 2017 propone un espectáculo con los tres elementos básicos del flamenco: cante, toque y baile. Con estos tres elementos abre el corazón del público y permite que le pasen cosas durante las dos horas que dura la función.

El público y todo el elenco de la Compañía de Manuel Liñán se sumerge en el misterio y en el duende que salta a la vista, que parecen que llevan haciendo esto toda la vida.

Disfrutar y hacer disfrutar es lo máximo, es como un milagro, el milagro del arte, del flamenco, el milagro de la emoción de la alegría y la emoción de la tristeza.

Voy a perder la cabeza por tu amor/ porque tú eres agua/ porque yo soy fuego/ y no nos comprendemos, cantaban David Carpio y Antonio Campos y toda la soledad regresaba de golpe recordando al Gran Bambino.  

Marcos Pérez

fotografías: Nacho Carretero

Revista Atticus