64 SEMINCI – Crítica Maestro Cheng de Mika Kaurismäki

Sección Oficial – Crítica Maestro Cheng de Mika Kaurismäki

Ficha

Título original: Mestari Cheng

Dirección: Mika Kaurismäki

Reparto: Pak Hon Chu, Lucas Hsuan, Vesa-Matti Loiri, Annamaija Tuokko, Kari Väänänen

Guion: Hannu Oravisto

Año: 2019

Duración: 114 min.

País: Finlandia Finlandia

Música: Anssi Tikanmäki

Fotografía: Jari Mutikainen

Productora: Coproducción Finlandia-China; By Media / Han Ruanyan He / Marianna Films

Género: Comedia. Drama | Cocina

Sinopsis

    Tras la muerte de su esposa, Cheng, cocinero profesional, viaja con su hijo pequeño a una aldea remota de Finlandia para reunirse con un viejo amigo que conoció en Shanghái. A su llegada, no encuentra a nadie que conozca a su amigo, pero la dueña del café del pueblo, Sirkka, le ofrece alojamiento y, a cambio, Cheng la ayuda en la cocina sorprendiendo a los lugareños con las delicias de la cocina china. Poco a poco, sus recetas van fomentando el contacto entre las dos culturas, separadas por una enorme distancia.

Comentario

            Fuera de concurso y para clausurar esta desastrosa, al menos en la calidad de lo proyectado, del resto ya hablaré en otro artículo, sexagésimo cuarta edición de SEMINCI se proyecta esta comedia que comienza como las tres obras maestras de la literatura clásica, La Ilíada, la Odisea y la Eneida con un interesantísimo in medias res y después nos irán explicando, Mika Kaurismäki y su guionista Hannu Oravisto el porqué de un padre y un hijo llegados desde Shanghái a Laponia.

            Y nace desde el drama, la soledad y ese síndrome del astronauta que todo el que viaja solo a un país donde no entiendo ni una palabra ha sufrido una comedia fresca y viva donde los personajes van contado su pasado para construir su futuro: cocinero viudo con un hijo y dueña de un restaurante de carretera divorciada autóctona van encontrando su particular relación a caballo entre Deliciosa Marta, pero con comida china y parroquianos habituales absolutamente alejados del esnobismo de la clientela de la cocinera alemana y su ayudante italiano, y Bagdad Café, con ese enamoramiento del lugar como pieza clave para que todo ocurra, incluido el milagro de devolver la sonrisa a los tres personajes principales y la esperanza a todos. Aquí no se sigue la máxima de Spinoza sobre que lo mejor es vivir sin esperanza porque cada esperanza encierra un miedo del mismo modo que cada miedo guarda en sí una esperanza. Y todos los frecuentes mejoran, sonríen y hasta ríen y nos cuentan, entreverando drama y comedia, de donde vienen y, sobre todo, hacia donde quieren ir. De ahí que parezca la técnica literaria de Homero que calcó Virgilio antes de ir al Infierno para ser el guía de Dante.

            Salvo alguna ñoñería diré que es fácil de ver y que se sale del cine con una amplia sonrisa, porque a todos nos gusta ver que se puede volver a empezar y conseguir que sea maravilloso haberlo intentado, aunque para algunos lo que hacen los pobres inmigrantes sin papeles sea otra cosa y no esto que aquí aplaudimos y, tímidamente, veneramos.

            Muy apta para quien necesite subir la moral y para quien quiera saber que la comedia no es algo de Hollywood o de la británica Working Title. Me he reído, que para esta edición de SEMINCI, tan repleto de dramas, ya es bastante.

Os dejo un tráiler:

Carlos Ibañez

Revista Atticus