Teatro – Comedia aquilana en la Casa de las Artes de Laguna de Duero

Teatro Comedia Aquilana

Casa de Las Artes de Laguna de Duero

La Compañía Nao d´amores llega a Casa de Las Artes con una deliciosa representación Comedia aquilana, considerada la primera obra romántica del teatro español.

La historia gira en torno a los amores del escudero Aquilano y la princesa Felicina, hija del Rey Bermudo. Durante el encuentro nocturno de los amantes, Aquilano, herido de amores, cae al jardín siendo descubierto por los hortelanos Dandario y Galterio, que alertan al rey. Los médicos de palacio diagnostican su mal de amores por la princesa, y Bermudo quiere ordenar su muerte. El criado Faceto revela entonces que en realidad Aquilano es hijo del rey de Hungría, lo que hace que el rey renuncie a la venganza y autorice la boda. Felicina, en tanto, sale al jardín a suicidarse, pero la criada Dileta llega con las buenas noticias y evita su muerte. Todos los personajes aparecen en escena y la obra concluye con el abrazo de los futuros esposos.

Podemos comprobar que la trama no es ni más ni menos que la típica de las comedias amorosas de enredos del Siglo de Oro: dos amantes imposibles, dos criados burlones, galanteos, peleas de honra, un engaño y un final feliz.

Para el fiel espectador que no se pierde la programación en Casa de las Artes, ha sido un gozo descubrir esta obra de Bartolomé Torres Naharro que construyo las bases sobre las que luego se asentará el teatro barroco. Esta Comedia aquilana que ha puesto en escena la compañía Nao d’amores, la única especializada en España en teatro renacentista, con Ana Zamora a la cabeza, se disfruta. Es alegre, juguetona, fresca, delicada, llena de detalles, todo está unido suavemente, la música, el verso, la escenografía, el vestuario. Un puro placer estético.

Comedia aquilana deriva en un espectáculo plenamente disfrutable en el siglo XXI. No solo por lo divertido que resulta, sino por la utilización de ese distanciamiento burlón que practicaban las compañías del género en Italia, humillando a las clases altas a través de los criados y haciendo cómplices al público de sus chanzas. La directora ha convertido esas chanzas en una fina ironía contemporánea y también ha podado el verso, limpiándolo sobre todo de ripios, para hacerlo más digerible.

Es un hecho que el teatro renacentista español permanece aplastado por el barroco. No solo por la brillantez de los autores del Siglo de Oro, con Lope de Vega y Calderón, sino también porque el primero resulta más lejano al público actual: el castellano medieval es difícil de decir y de entender, los temas parecen ajenos y las tramas demasiado simples. Es lógico que las compañías que apuestan por obras clásicas prefieran escarbar en el Siglo de Oro que remontarse al Renacimiento.

Ana Zamora ha realizado un montaje, fruto como siempre, de una rigurosa investigación en las fuentes literarias, historiográficas así como en las relativas a la puesta en escena y a las técnicas de interpretación nos da una visión del texto que acusa la influencia de una incipiente Comedia del arte italiana. La escenografía de Ricardo Vergne, reproduce a gran escala la embocadura de un teatrillo de marionetas; de dos bastidores laterales móviles caen los cortinones con grandes estampados multicolor de motivos frutales a juego con el vestuario y los tocados de las damas, galanes y criados que es un prodigio de belleza y eficacia, permite a los actores, estupendos todos, interpretar varios papeles y cambiar de uno a otro con ligereza, está creado por Déborah Macías. La proyección de luz sobre los tejidos con su intensidad y tonalidades cambiantes sume la escena en una atmósfera de irrealidad y traslada al espectador a un entorno de cuentos de hadas o de fiesta galante, este efecto nos le da con su estupendo trabajo de iluminación Miguel Ángel Camacho. La singular ambientación se completa con el sonido de la música en directo  que no solo acompaña, sino que da ritmo a muchas escenas, con instrumentos de época. Pavanas, madrigales, romances, en magníficos arreglos de Alicia Lázaro, los actores con su interpretación potencian determinados estados emocionales de los personajes, acentuando el tono en general humorístico y paródico que la directora imprime al espectáculo y llenan con aires populares y cortesanos los breves interludios entre las diferentes jornadas resultando un conjunto de una extraordinaria belleza plástica y sensorial, adornado con trabajadas coreografías de Javier García Ávila.

El elenco al completo hace una labor espléndida (Intérpretes: Silvia Acosta, María Besant, Javier Carramiñana, Juan Messeguer, Belén Nieto, Alejandro Saá, María Alejandra Saturno, Isabel Zamora). Rivalizan su esfuerzo de trabajo expresivo corporal y gestual con una dicción clara y fluida del verso corto castellano, que incorporan con total naturalidad pese a lo arcaico del lenguaje, y respetando siempre el tono jocoso o serio a la vez. En definitiva, una enriquecedora y delicada experiencia estética.

En el año 2001 nace Nao d´amores, colectivo de profesionales procedentes del teatro clásico, los títeres y la música antigua, que bajo la dirección de Ana Zamora, desarrolla una labor de investigación y formación para la puesta en escena del teatro medieval y renacentista. Nao d´amores posee un enorme listado de Premios y nominaciones, siendo además una compañía con enorme difusión tanto en España como en el extranjero, habiendo realizado giras por Portugal, Francia, Italia, EE.UU, México, Ecuador, Colombia, Bolivia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina.

Luisa Valares

Revista Atticus