63 SEMINCI Crítica A la vuelta de la esquina (In Den Gangen)

63 SEMINCI Crítica A la vuelta de la esquina

In Den Gangen de Thomas Stuber

Asistimos al primer día de trabajo de un joven en un gran hipermercado. Se trata del novato Christian Petzold (Franz Rogowski). Un hombre tranquilo, lleno de tatuajes que delatan un pasado, muy contemplativo, de pocas palabras. Obediente y disciplinado, con ganas de aprender se muestra en ese primer día. A su lado, la figura de un compañero que asumirá el rol de amigo de carácter paternal, Bruno (Peter Kurth), le irá introduciendo en los secretos del manejo de un montacargas (lo que se conoce por nuestras tierras como un toro mecánico o carretilla elevadora). Turnos de noche para reponer constantemente lo que los ávidos consumidores se van llevando en sus cestas. Christian conocerá a Marion (Sandra Hüller) encargada de la zona de chuches (miss golosinas). A ningún compañero se le pasara que Christian se siente atraído por la atractiva Marion. El joven trata de colmar de agasajos a su compañera. Es un acercamiento tierno, con pequeños detalles, miradas cómplices, roces, encuentros fortuitos por los pasillos. Insinuaciones más que hechos. Ella tiene una vida y él no tiene nada. Solo su trabajo y unos amigos indeseables. Así que la amistad de Bruno y el deseo de Marion supone una luz en su vida.

A la vuelta de la esquina, del director alemán Thomas Stuber, nos ofrece una bellas y poéticas imágenes. La cinta arranca con una coreografía a ritmo del Danubio Azul. Los personajes, muchos de ellos solitarios (eran trabajadores de la antigua RDA y fueron absorbidos por este hipermercado mayorista), con vidas tristes e incluso inventadas. Allí dentro todos se ayudan, son una gran familia y encuentran el calor que fuera no tienen. A nadie le preocupa el pasado oscuro de Christian. De él solo dicen que «es buena gente». Nadie repara en sus silencios es aceptado tan cual, como es, con su cuerpo lleno de tatuajes de largo recorrido.

El director se muestra sagaz, inteligente. Muestra detalles que están ahí, que los justifica, en algún momento, pero de forma muy sutil (el muñeco de peluche que cuelga de la carretilla o la explicación del rumor del mar). Seremos nosotros los que tengamos que dar respuesta a algunas cuestiones.

Una mención especial merece la banda sonora. Mi cultura musical no es tan extensa. He reconocido algunos temas. En algunos momentos entre las imágenes y la música se produce una simbiosis perfecta. Alterna temas de música clásica con otros de música pop. En su conjunto es una delicia. Temas bien escogidos que aportan un valor añadido .

La cinta tiene posibilidades de alzarse con algún galardón. Quizás le lastra un poco la extremada parsimonia del protagonista. Pero estamos ante una bella historia de amor, sin ni un solo beso (bueno sí, un sensual beso esquimal), sin un desnudo, ni entero ni medio. Todo presentado de una manera muy cuidada, velada. Quizás, tras el visionado de A la vuelta de la esquina, muchos espectadores sientan el rumor del mar y, tal vez, hayan dejado la soledad a un lado, aunque solo haya sido por dos horas.

Os dejo un tráiler:

 

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus