63 edición SEMINCI, Valladolid

Arranca la 63 edición SEMINCI

Todo por ver (Textos trazados)

 

El pasado miércoles 10 de octubre se presentó a los medios la sexagésimo tercera edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, en el Salón de Actos del Ayuntamiento de la ciudad.

La llegada de la SEMINCI trae consigo a Valladolid una atmósfera llena de excitación.

Un servidor modifica sus rutinas diarias para transformarse en una esponja que absorbe por cada uno de sus poros cine en cualquier tipo de manifestación. Ya sea con el visionado de cortos (la gran fiesta del cortometraje –qué pena que no se vean en nuestras salas antes de cada película, abogo por su reinstauración-); ya sea con las películas en cada una de sus secciones; ya sea con los pases de prensa después de algunas de sus proyecciones; ya sea con entrevistas a algunos de los protagonistas de la Semana; o ya sea con el encuentro fortuito de alguna rutilante estrella invitada a nuestra ciudad.

 

Desde esa primera hora de la mañana en que uno se levanta con el programa en mano para ver qué película le espera a las 9 de mañana (o incluso antes) previo café reparador hasta el final de la agotadora jornada, con los ojos doloridos de contemplar imágenes, de leer subtítulos (qué pena no haber echado más horas con eso del idioma) y de estar ante la pantalla tratando de reordenar las ideas y poner por escrito lo que uno quiere decir de lo acontecido y tratar de ser un cronista para aquellos que no tienen la oportunidad de acudir a esa SEMINCI. Valladolid en esa semana se convierte en la Fiesta del Cine, esa sí que es la verdadera fiesta. Casi todas las salas con las entradas agotadas. Si el tiempo acude en ayuda de la organización, las calles se llegan de jolgorio. Se ven a gentes «distintas» algo así como una mezcla de turista investido de aficionado al séptimo arte con la esperanza de ver a la vuelta de la esquina a Brad Pritt. Cada vez son más los que hacen de esta Semana su semana grande, sus vacaciones lejos de sol y playa. Valladolid se convierte en ciudad golosa. La oferta cultural se complementa con un variado programa en las salas municipales de exposiciones de nuestra ciudad. Sin olvidarnos de nuestros museos que lucen en estos días sus mejores galas. La SEMINCI es el evento internacional más importante de nuestra región.

 

Cruzar la ciudad en estos días supone ver a profesionales acreditados que lucen al cuello su credencial, con orgullo, pero también es ver a un buen número de grupos de personas amantes del cine que comentan no te pierdas esta película o esta otra es olvidable. Esos corrillos forman parte del ADN de cualquier festival. Para muchos supone un reencuentro con viejos amigos. Son asiduos a los festivales. Pero para muchos otros es la posibilidad de estar inmerso todo el día en lo que uno ama: el cine, esa fábrica de sueños. Es la oportunidad de ver por primera vez en España El séptimo sello de Ingmar Bergman. Es la ocasión de ver un cine que es muy difícil de ver en nuestras salas fuera de la SEMINCI que aborda de forma comprometida temas espinosos. Esa es la seña de identidad del certamen, un cine comprometido, de autor, que no se nos olvide, por favor. También quisiera que la SEMINCI no solo sea el mes de octubre. Me consta que quienes trabajan en la SEMINCI lo hacen durante todo el año y en el décimo mes es cuando se hacen visibles los frutos. Pero debería de haber una serie de actividades en torno a ella: ciclos por autores o temáticas; cursos para entender el cine (fomentar la afición); clases magistrales; dar a conocer los oficios que nutren a esta industria. Estos son solo algunos ejemplos. Valladolid y SEMINCI deben de ir de la mano y no solo en otoño. Me gusta mi ciudad y me gusta propuestas como la de hermanar cine y vino, y, claro, me gusta SEMINCI.

 

Vayan al cine, y si tienen oportunidad acuden del 20 al 27 de octubre a nuestra ciudad.

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus