El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado

«El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado»

 

«En toda época, siempre emerge alguien que persigue la realidad fundamental de su tiempo, abriendo nuevas posibilidades.»

Cai Guo-Qiang

El Museo Nacional del Prado presentó, 24 de octubre, la exposición «El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado» que podrá visitarse en la sede madrileña de la institución, salas C y D del edificio de los Jerónimos, hasta el 4 de marzo de 2018. Primera exposición monográfica centrada en la pintura del artista chino desde hace más de 30 años.

Miguel Falomir, director del Museo del Prado, destacó, en su intervención, que no es la primera vez que un artista vivo expone en el Museo, pero sí que es la primera vez que un artista trabaja in situ sus obras. El Prado está abierto a cualquier creador ya que tiene que ofrecer algo que contar como un atractivo más que se une a la colección permanente como una manera de fecundar la imaginación.

Joaquín Mollinedo, director general de Relaciones Institucionales, Sostenibilidad y Marca de ACCIONA incidió en el privilegio que supone para la institución que representa asistir a la creación de una obra contemporánea, de una técnica tan singular y de un creador fascinado por los grandes maestros como El Greco.

Alejandro Vergara, conservador del Museo Nacional del Prado y comisario de la exposición, nos puso en antecedentes del artista chino y del porqué la idoneidad de invitarle a este proyecto. Cai Guo se inició como pintor. Un pintor con buena mano en la que sus obras cuentan algo. Años después pasa a experimentar una serie de técnicas que le llevarán a la innovación. En 2008 fue el encargado como director artístico de las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos celebrados en Pekín. Unos años después, creó una obra singular: Colisión. Logró un gran éxito y repercusión mediática. Un centenar de lobos (estructuras de metal recubiertas de piel) que se lanzaban contra un muro de cristal y volvían sobre sus pasos. Una obra que estuvo expuesta en el Museo Guggenheim de Bilbao. Creaba una curva llena de energía y poderosa visualmente. En el 2010 pinta con pólvora en una intervención en una de las salas del Museum of Fine Art Houston que lo ponía en la órbita de la tradición paisajística china. Vergara descubrió el año pasado en un documental una de las obras que, personalmente, más le han significado de este artista: Escalera hacia el cielo. Por medio de unas sogas (impregnadas en pólvora) y un globo aerostático, creó una ilusión. Creó belleza, idealismo en el terreno de las artes plásticas. Cai tenía la idea y se planteó ese mundo intangible y cómo llevarlo a cabo.

Colision
Museum of Fine Art Houston
Escalera al cielo

Cai Guo Qiang tras los agradecimientos a los patronos e instituciones que han apoyado este proyecto, comenzó su intervención con las dudas que le originaron la concepción del mismo. ¿Qué se entiende por el espíritu en la pintura española? Y, sobre todo ¿cómo se puede reflejar en un lienzo? El Greco influyó siempre en su obra. Era un extranjero como él. Ha recorrido sus lugares donde vivió para tratar de empaparse, de conseguir los nutrientes de su obra. También se centró en Rubens, Velázquez, Goya. Hace dos años «entabló» un diálogo con los grandes maestros para tratar de establecer un puente, con la ayuda de los distintos conservadores del Prado. Estuvo realizando una serie de pruebas en su estudio de Nueva York. Hace dos meses recaló en Madrid para llevar a cabo su obra. Es un proceso de ensayo y prueba, una lucha con el lienzo para tratar de crear un arte inmortal. Había que trasmitir su técnica, con valentía, atreverse, arriesgarse. Así se encontró con que en su primer trabajo Día y noche en Toledo de El Greco, la pólvora de Valencia que empleaba, era muy fuerte, pero producía poco humo. La pólvora era muy seca por el ambiente de Madrid. Esto resultó ser una situación muy embarazosa. Son pequeños problemas que tuvo que ir solucionando sobre la marcha. Cai, a continuación, dio un pequeño repaso por algunas de las obras singulares que componen esta exposición para acabar designando el Museo Nacional del Prado como un hogar de los artistas, muy dulce, como fuente de inspiración, y que hoy día contiene nuevas historias de artistas actuales. La premisa del artista es arriesgar para abrirse paso, puntualizó.

Complementa la muestra, y constituye un visionado necesario, el documental de veinte minutos dirigido por Isabel Coixet para trasladar al espectador al proceso creativo y a la producción que ha llevado a cabo el artista para esta exposición. También, antes de entrar en la sala, se disponen, en una vitrina, algunos de los bocetos empleados en la ejecución de las obras que conforman la exposición.

Joaquín Mollinedo, director general de Relaciones Institucionales, Sostenibilidad y Marca de ACCIONA; Cai Guo-Qiang, artista; Miguel Falomir, director del Museo del Prado y Alejandro Vergara, conservador del Museo Nacional del Prado y comisario de la exposición. Foto © Museo Nacional del Prado

La visita

La noche anterior a nuestra visita (y del pase de prensa) se había terminado de realizar la obra en el Salón de Reinos y su posterior traslado a la sala C del Museo Nacional del Prado. Lo primero que llama la atención al visitante y curioso viajero es el fuerte olor a pólvora (con el paso del tiempo me imagino que irá perdiendo esa fortaleza). No trementina, no aguarrás, no aceite de linaza. Pólvora como elemento principal en la pintura de Cai Guo-Qiang (Quanzhou, provincia de Fujan, China, 1957). Entre 1986 y 1996 Cai explorará, en Japón, las propiedades de la pólvora. La muestra compuesta por veintisiete pinturas (ocho de las cuales se han realizado in situ en el Salón de Reinos) tiene su punto culminante en esta última y más reciente creación, El espíritu de la pintura, obra monumental de dieciocho metros de larga.

El polifacético artista (galardonado con el León de Oro en la 48 Bienal de Venecia y el Premio Imperial en 2012) ha realizado un estudio de la pintura española para tratar de encontrar los nutrientes y las fuentes de inspiración. Su idea final es establecer un diálogo de algunas de las obras señeras de los grandes maestros con su particular visión y su innovadora técnica: pintar a fuego. El fuego puede considerarse como uno de los principales elementos que intervinieron en la creación de arte. Nuestros primitivos antepasados al acercar la antorcha a la pared vieron que esta dejaba un rastro. Con la madera ennegrecida tenían su particular pincel e incluso el humo, con sus volutas, crea formas que invitan a la ensoñación. Guo-Qiang ha experimentado en los lienzos una serie de explosiones, a pequeña escala, que dejan una impronta de color. Es una explosión contenida para que la fuerza se quede en el lienzo y desprenda energía.

Cai Guo-Qiang y voluntarios durante la colocación de las plantillas para la creación con
pólvora de la obra Día y noche en Toledo en el Salón de Reinos. Madrid, 2017. Foto ©
Museo Nacional del Prado.
Ignición durante la creación con pólvora de una de las pinturas en el Salón de Reinos.
Madrid, 2017. Foto © Museo Nacional del Prado.
Ignición durante la creación con pólvora del Espíritu de la pintura en el Salón de Reinos. Madrid, 2017. Foto © Museo Nacional del Prado

La muestra está estructurada según la tradición literaria y musical china: Qi (inicio), Cheng (desarrollo), Zhuan (giro) y He (unificación).

Tras acostumbrarnos al olor lo que más nos llama la atención es la riqueza cromática y la variedad de las obras. Día y noche en Toledo es otra monumental obra que, en este caso, recibe al visitante. Toda una explosión de colores y etéreas formas. Por debajo de ellas, subyace el dibujo de la vista de Toledo.

La serie del apostolado de El Greco utilizó una técnica distinta. Un lienzo se situaba abajo y el otro arriba. Tras la ignición el inferior muestra un resultado más figurativo, identificándose perfectamente el motivo y el superior más abstracto, la esencia de su obra.

Singular es el bello recuerdo a sus parientes fallecidos en un corto tiempo en el año 2015, Las nubes distantes, casi en una sola variedad cromática (siena, con difuminados negros).

El salón de Reinos rinde tributo al que ha sido durante dos meses su improvisado estudio. La perspectiva del salón es apreciable a simple vista. Cai ha sabido conectar la tradición, el espacio singular, con su técnica, con ese fuerte ramal en primer término que invade el lienzo.

Al final del recorrido se encuentra la emblemática obra que da título a la exposición: El espíritu de la pintura. Observada en la distancia, sin concretar la vista en los detalles, son reconocibles los colores de artistas. Azul, amarillo, púrpura de El Greco; negro y rojo de Goya; rojo de Tiziano. Al acercarnos y observar detenidamente los distintos bloques podemos identificar una serie de grafías, de dibujos, que también aluden a estos artistas (como el autorretrato de Velázquez). Algunos de estos elementos pueden chirriar un poco (un avión que, a modo de bandera publicitaria, arrastra a La maja desnuda), o alguna prenda interior. Demuestra valentía en su ejecución. En el arte hay que arriesgarse. Quizás este pueda ser el único pero que se le puede poner a un gran artista y a un conjunto de obras que constituyen un hito en la historia doble centenaria de la institución madrileña.

Más de uno se echará las manos a la cabeza y pensará si el Museo del Prado ha perdido la cabeza y ha echado a perder los 200 años de tradición. Modernidad frente al clasicismo de la tradicional pintura figurativa. El Prado nos tiene acostumbrados a otro tipo de exposiciones que son grandes ocasiones para acometer el estudio de determinado artista o movimiento. Esto es otra cosa. Es una muestra que recoge la experimentación, el estudio y análisis técnicos sobre las propiedades de la pólvora como medio. En su conjunto una bella creación. Es un espacio para creadores. Eso es lo que es un Museo. Un espacio para artistas y para gente que busca la belleza como ideal. Un espacio que ofrece algo que contar como atractivo a la extensa colección permanente, como bien recordó su director Miguel Falomir.

Las nubes distantes
Cai Guo-Qiang
Pólvora sobre lienzo, 360 cm x 300 cm
2017
Foto © Museo Nacional del Prado
El Salón de Reinos…
Cai Guo-Qiang
Pólvora sobre lienzo, 360 cm x 600 cm 2017
Foto © Museo Nacional del Prado
Imagen en sala de “El espíritu de la pintura. Cai Guo-Qiang en el Prado”.
Foto © Wen-You Cai, cortesía de Cai Studio.
Cai Guo-Qiang. Foto © Museo Nacional del Prado

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus