Flamenco. Del fuego y la memoria

DEL FUEGO Y LA MEMORIA INICIÓ SU GIRA EN VALLADOLID

 

Rosario Montoya (“La Farruca”) y Natalia Delmar (“La Serrata”), iniciaron el pasado viernes en el teatro Zorrilla de Valladolid la gira de su espectáculo Del fuego y la Memoria, del que habían hecho un preestreno en septiembre en el Teatro Quintero de Sevilla.

Esta gira tendrá continuidad en diversas ciudades españolas, para ya en otoño pasar a EE.UU.

Con este espectáculo pretenden mostrar el legado y la magia del flamenco a través de dos generaciones, en el que La Farruca, por la edad, la experiencia, la herencia de su padre, etc.,  representa la memoria y el legado que deja, y La Serrata representa el fuego de la juventud. Es por tanto como un hilo conductor, una conjunción y a la vez una complementariedad, buscando la profundidad y huyendo de lo artificial para no perder la memoria y el fuego.

Para ello es fundamental la personalidad de ambas protagonistas.

“La Farruca” es de sobra conocida no solo por su estirpe, hija de Antonio Montoya Flores, el gran “Farruco”; madre de “Farruquito”, “El Farru” y “El Carpeta”; o hermana de Pilar Montoya “La Faraona”. Desde muy pequeña convivió con grandes figuras del baile flamenco y se forjó una gran artista protagonista de espectáculos como “De esas fuentes hemos bebido”, en homenaje a los grandes maestros de este arte, o “Gitanas”, con la participación únicamente de mujeres, y muchos otros espectáculos que han provocado que una crítica periodística indicara que su baile evoca a las musas. No en vano es una de las más grandes bailaoras y encarna las más puras raíces del baile flamenco.

Por su parte La Serrata, nacida en Almería, tuvo como maestro a su abuelo, “El Melilla”, una persona muy especial para ella, que sabía mucho de cante, de baile y de guitarra. Tras un duro aprendizaje, pese a su juventud ha cosechado ya numerosos éxitos.

Estas dos artistas coinciden en afirmar que el flamenco se siente. No es razón; es corazón y alma. “Cuando estás bailando te está rajando el corazón”, me comentaba recientemente “La Farruca”.

Por su parte “La Serrata afirma que “este espectáculo está hecho desde quienes aman el flamenco más que a su vida”. El flamenco entendido como “la pasión y el sentimiento, el dolor y el dramatismo, las fatigas del amor y de la vida; un arte que tiene dentro de sí y por sí mismo todo el sufrimiento y el anhelo de libertad del pueblo que lo ha parido y acuñado a través de los tiempos”.

Para el grandísimo espectáculo escenificado en Valladolid contaron con un gran elenco. Los cantaores Javier Flores “El Indio” (que acaba de sacar su disco “Con Alma”), Juanillorro (su reciente disco “Plazuela viva” ha sido declarado como mejor disco flamenco de 2016), Juan Fernández “El Negro” y Ezequiel Montoya, y contando expresamente con la colaboración especial de la gran cantaora vallisoletana Silvia Verdugo, que interpretó magistralmente unas alegrías y una minera. A la guitarra, David Caro y José Antonio “Fity” Carrillo. A la percusión Lolo Montoya y Fali “El Eléctrico”.

En definitiva una gran escenificación, llena de arte y sentimiento. En palabras de La Serrata “un intento de que no se pierda la memoria (de dónde venimos) y el fuego (a dónde vamos); si hay una unión y el fuego se mantiene, no se pierde la memoria”.

 

 

 

Fernando Pastor

fotografías: Chuchi Guerra

Revista Atticus

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