61 SEMINCI. Crítica película El ciudadano ilustre de Gastón Duprat y Mariano Cohn

Crítica película El ciudadano ilustre

El oficio de escritor

wel_ciudadano_ilustre«La tres herramientas del escritor: el lápiz, el papel y la vanidad»

Daniel Mantovani

 

Ficha

Dirección: Gastón Duprat, Mariano Cohn

Guion: Andrés Duprat

Intérpretes: Óscar Martínez, Dady Brieva, Andrea Frigerio, Manuel Vicente, Nora Navas, Belén Chavanne, Julián Larquier, Pablo Gatti

Productora: Televisión Abierta, Arco Libre, Magma Cine, A Contracorriente Films

Producción: Fernando Sokolowicz, Mariano Cohn, Gastón Duprat, Nathalia Videla Peña, Juan Pablo Gugliotta, Adolfo Blanco

Fotografía: Mariano Cohn, en color

Montaje: Jerónimo Carranza

Duración: 118’

Sinopsis

Daniel Mantovani es un escritor argentino que vive en Europa desde hace más de tres décadas, consagrado mundialmente por haber obtenido el Premio Nobel de Literatura. Sus novelas se caracterizan por retratar con maestría y despiadada crudeza la vida en Salas, el pequeño pueblo de Argentina en el que nació y al que no ha regresado desde que era un joven con aspiraciones de escritor. Entre la profusa correspondencia que recibe diariamente, le llega una carta de la municipalidad de Salas en la que le invitan a recibir el máximo reconocimiento del pueblo: la distinción de Ciudadano Ilustre. Sorprendentemente, y a pesar de sus importantes obligaciones y compromisos, Daniel decide aceptar la propuesta y regresar a Salas, su pueblo natal.

Comentario

El ciudadano ilustre constituye una parodia llena de humor ácido, corrosivo, algo hiriente en algunos momentos, sobre el universo literario cuyo protagonista es un escritor que ha recibido el Premio Nobel de Literatura. Pone de manifiesto la hipocresía y el cinismo que gira alrededor del mundo de los libros y también pone el acento sobre la sociedad, que bien pudiera ser de una manera generalizada, pero que en este caso, focalizándola en la argentina.

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La película arranca cuando el escritor Daniel Mantovani (Óscar Martínez) se dispone a recoger el Premio de manos del Rey de Suecia. Mal empieza nuestro personaje ya que se ha definido como un antimonárquico y no estaba dispuesto a disfrazarse para ir a la entrega de tan distinguido galardón. Lejos de soltar un rimbombante y largo discurso, Mantovani se dirige a los asistentes con una breve alocución, en la que más o menos viene a decir que está encantado pero que eso supone «una canonización terminal como artista» ya que este tipo de premiso se suele entregar en el ocaso de una carrera.

A raíz de recibir el Nobel son inmensas las propuestas diarias para participar en distintos eventos. Mantovani está cansado de toda esta parafernalia. La acción lo sitúa en Barcelona después de haber pasado cinco años de aquel evento. Escribe todos los días, pero apenas nada con sustancia para llamar la atención de su editor: necrológicas, presentaciones y prólogos. Su secretaria (Nora Navas) tiene que soportar su desdén al desestimar casi todas las peticiones. Todas no, solo acepta (y después de habérselo pensado mucho) acudir a su pueblo natal, Salas (situado al sur de Buenos Aires, a unos 700 kilómetros), al que hace cerca de cuarenta años que no pisa, con la intención de recoger el premio «Ciudadano ilustre».

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A partir de ahí se sucederán una serie de momentos hilarantes llenos de buen humor, con divertidos gags y personajes de los más variopintos que dan un juego enorme. Entre los primeros destaca el uso que tiene que hacer el propio Mantovani de su libro para poder prender una hoguera con la que calentarse. O como el taxista tiene que echar mano de lo que queda en sustitución del papel higiénico. Y entre los segundos, los personajes caben destacar el propio taxista; Antonio, el antiguo amigo de Titi (así es como se le conocía en el pueblo); el alcalde o cacique del pueblo y una jovencísima seguidora del escritor, al más puro estilo de las groupies de los cantantes, la cual se ha leído todos sus libros.

Mantovani ha tenido que hacer de tripas corazón para poder acudir allí y mezclarse entre sus gentes. Una cosa a la cual no estaba acostumbrado. Él que quería pasar de manera discreta, le hacen subir al coche de los bomberos y recorrer todo Salas. Lo que parecía una simple aventura, tal vez iniciada por la nostalgia de aquel ocaso anunciado, deriva en una experiencia trágica.

A parte de esos momentos de humor, El ciudadano ilustre toca muchos palos a través de las clases magistrales que le han preparado (a las cuales con un fino toque de ironía cada vez acuden menos contertulianos). En ellas se da un repaso a lo que es arte, a lo que es cultura, a lo que es la libertad del artista, al papel que este tiene en la sociedad y así un largo etcétera.

Óscar Martínez está inmenso en su papel de engreído escritor. A su lado hay una serie de buenos actores que interpretan unos muy bien definidos personajes.

Hay que recordar que estos dos directores, Gastón Duprat y Mariano Cohn, ya nos dejaron una película potente en su anterior El hombre de al lado (2011), en que también se centraba en las relaciones humanas y que también destilaba humor irónico.

 

Os dejo un tráiler:

 

 

Parte de el equipo de El ciudadano ilustre. Foto: Chuchi Guerra
Parte de el equipo de El ciudadano ilustre. Foto: Chuchi Guerra
El actor Óscar Martínez en la rueda de prensa. Foto: Sofía Guijarro
El actor Óscar Martínez en la rueda de prensa. Foto: Sofía Guijarro

 

 Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

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