Crítica película Monsieur Chocolat de Roschdy Zem con Omar Sy

Monsieur Chocolat

 El triunfo de un negro en París de principios del siglo XX

Wmedia

Ficha

Título: Chocolat

Director: Roschdy Zem

Año: 2016

Duración: 110 min.

País: Francia

Reparto: Omar Sy, James Thierrée, Clotilde Hesme, Olivier Gourmet, Frédéric Pierrot, Noémie Lvovsky, Alice de Lencquesaing, Olivier Rabourdin

Guion: Cyril Gely, Roschdy Zem, Olivier Gorce (Novela: Gérard Noiriel)

Música: Gabriel Yared

Fotografía: Thomas Letellier

Productora: Mandarin Films / Gaumont / Korokoro / M6 Films / Canal+ / Ciné+ / M6 / Région Ile-de-France / CNC / ACSE / Fonds Images de la Diversité

Género: Drama | Circo. Siglo XIX

Sinopsis

Protagonizada por el actor de Intocable y Samba, Omar Sy, Monsieur Chocolat muestra el papel que la fama, el dinero fácil, el juego, la amistad o la discriminación tuvieron en la vida de Rafael Padilla, más conocido como Chocolat, el primer artista negro en aparecer en un escenario francés, el primero en aparecer en publicidad e inspiró a otros contemporáneos de la Belle Époque como Toulouse Lautrec o a los hermanos Lumière colaborando en varias de sus primeras películas.

De esclavo a hombre libre, del circo al teatro, y del anonimato a la fama. Nació en Cuba en 1865 y se fue a Europa en busca de un futuro mejor. Junto con el payaso Footit, fueron los primeros en crear un dúo entre un payaso «Carablanca» y un payaso »Augusto» negro. Se convirtió en él perfecto producto dé su tiempo, todo un éxito en Montmartre.

 

Comentario

Monsieur Chocolat es un proyecto muy ambicioso. Como mi anterior crítica, El héroe de Berlín, estamos ante un biopic que narra la historia de Rafael Padilla, negro, cubano, de familia esclavizada, que emigró para recalar primero en Bilbao y, posteriormente, de la mano del payaso George Footit triunfar en París como dúo de payasos. Pero además de los apuntes biográficos y de las peripecias por las que tuvieron que pasar estos artistas, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX (preámbulo de los locos años 20 de París), también nos habla de la intolerancia (hacia otra raza y, sutilmente, del amor hacia personas del mismo sexo), de la discriminación, de los excesos al alcanzar rápidamente la fama (con el terrible cóctel drogas, sexo, alcohol), del valor de la amistad y del panorama de una sociedad febril a principios de los años 20 en París.

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Chocolat y Footit a principios del siglo XX
Chocolat y Footit a principios del siglo XX

Chocolat nació hacia el año 1865, casi sin nombre, sin futuro y ante los desmanes que cometían con su padre aquellos que le tenían empleado en una finca (más que como sirviente, como atracción de feria, por el servilismo al que le sometían). El joven fue vendido y embarcado con destino a España. Nada más pisar suelo español, huyó para recalar en Bilbao. Allí adquirió el nombre de Rafael Padilla y trabajó como sirviente, limpiabotas, mozo de carga, minero y de ahí al circo como «el hombre caníbal», como atracción de feria. Chocolat fue el primer hombre negro en aparecer sobre un escenario en Francia. Y también fue el primero en hacer publicidad. Su éxito en el circo, haciendo reír, le granjeó todo tipo de simpatías y, por consiguiente, le abrió multitud de puertas. En la ficción, quiso ser el primer hombre negro en representar a Otelo. Chocolat fue un individuo  pionero que pasó de la pobreza a la riqueza, de la nada a la fama y del estrellato al olvido.

En Monsieur Chocolat podemos establecer dos partes. En su inicio asistimos a la presentación de los personajes. Chocolat (Omar Sy) es un hombretón negro, de casi dos metros de altura, que se gana la vida en un circo cutre. Su papel consiste en asustar a las gentes como caníbal que se hace acompañar «de otra bestia»: de una mona. Es un papel denigrante, pero le permite vivir relativamente bien y se muestra encantado. A ese mismo circo llega un payaso que ha conocido tiempos mucho mejores. Se trata de George Footit (James Thierrée) un payaso inglés que trata de encontrar un trabajo. Footit es rechazado una y otra vez, pero se enamora del potencial que tiene «el hombre caníbal» y trata por todos los medios de establecer un dúo. Será la primera vez que se vea sobre la escena a dos payasos. Footit encarna la inteligencia y la autoridad. Se encargará de enseñar todos los secretos de la comedia a Chocolat que, sin embargo, representa el polo opuesto: es un vividor que llevará una vida frívola. Gran corazón, pero poca cabeza.

Sus números circenses varían pero siempre sobre la vertiente de un payaso blanco autoritario y un payaso negro bobalicón, que recibe una y otra vez las reprimendas (y golpes) de su compañero. Un número ideal en aquellos momentos en que los blancos dominaban las colonias. Hacen las delicias de todo tipo de público. Su ascenso es imparable y pronto llaman la atención del director del Nouveau Cirque de París que los contrata. Estamos a principios de la década de 1890. Sus actuaciones garantizan el lleno absoluto del circo. Acuden a él la alta clase social parisina, intelectuales y artistas. Incluso, los hermanos Lumière, centran en ellos su objetivo y realizan una pequeña película. Fuera de los escenarios, Footit vive por y para el circo. Se muestra huraño y rechaza las relaciones sociales. Mientras que Chocolat es todo lo contrario., amable, gracioso, seguro de sí mismo y comprometido con los más desfavorecidos. No duda en acudir a los hospitales para explotar los beneficios de su humor y provocar las risas a los pequeños que allí se encuentran.

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Footit y Chocolat han triunfado. Alcanzan la fama y ahí termina esa primera parte. En la segunda lo que el director Roschdy Zem nos muestra es cómo Chocolat vive el éxito y cómo a raíz de un triste suceso le va a cambiar su vida. Y cómo la sociedad vive ese cambio en la ambición de Chocolat al querer llegar al éxtasis de la fama al pasarse al mundo del teatro, como Otelo, el príncipe negro, abandonando así lo que mejor agradaba a la gente: reírse de un gigantón negro que no para de recibir golpes.

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Roschdy Zem (que alterna las labores de dirección con las de actor -ganó la Concha al mejor actor en San Sebastián por Días de Gloria, 2006-) ha buceado en la historia del cine y ha rescatado unas imágenes históricas de los hermanos Lumière rodando un gracioso número de la pareja de payasos. Éstas se pueden ver al final de la cinta, con los títulos de crédito. Su versión está engarzada en la propia película de manera muy brillante. Lo más destacable es el doble sentido de muchas de las escenas que tienen su punto culminante cuando Chocolat ha dejado a un lado el circo y se ha convertido en un bello Otelo. Cuando se dirige a Desdémona, su confesión ante ella es una declaración a todo el público, al espectador, que resume su ideal de vida.

El director peca de querer contarnos muchas cosas en poco tiempo. Así aparecen y casi desaparecen, apenas, esbozados, algunos personajes claves en la historia (caso del amigo haitiano filósofo de Chocolat).

Los actores principales, Omar Sy y James Thierrée, brillan con luz propia. Sky, con su rostro llena la gran pantalla. Un ser adorable. Demuestra tener muy buenas cualidades para la comedia. Así lo descubrimos en Intocable (Olivier Nakache y Éric Toledano, 2011). Y Ahora descubrimos a Thierrée, actor de circo y nieto de Charles Chaplin (del cual ha heredado, lo aparente, sus rasgos, pero también las dotes interpretativas). El número con el que se presenta para ser contratado en el circo es digno del mejor clown, y nos remite a las historias de su abuelo.

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La ambientación es uno de los puntos fuertes. La recreación del mundo del circo a finales del siglo XIX es meritoria. Nos traslada a un mundo casi infrahumano donde se divertía a la gente mostrando a «esos entrañables monstruos» gigantes, enanos, gordas, barbudas, que tan magistralmente retrató Tod Browning en La parada de los monstruos (1931).

Monsieur Chocolat es de esas películas que aunque no resulta una propuesta redonda (como sí lo fue, por ejemplo la aludida Intocable) es muy interesante. Brillante en algunos momentos, llena de gracia, y que nos sitúa en un contexto histórico clave en las vanguardias del arte como fue el París de principios del siglo XX. Aquellos locos años 20 en que la capital parisina ejercía como un imán para la gente de la cultura. Vemos un guiño a la propia industria del cine con los hermanos Lumière y también a un cartelista y pintor impresionista como fue Toulouse Lautrec (que retrató en alguno de sus carteles a Chocolat). Hoy día, todo lo que sea un canto contra la intolerancia, contra el racismo, es bienvenido. Hay que recordar que es una película francesa y como sucede en buena parte de Centroeuropa, estamos asistiendo a un lamentable ascenso de la derecha más rancia y radical con los extranjeros, con los inmigrantes, con la gente que ha tenido que huir de un país en guerra o que es perseguido. Una persecución que sufren los propios personajes de Monsieur Chocolat. Uno por ser negro (y sin papeles) y otro, de manera más velada, por no poder expresar libremente sus sentimientos.

Os dejo un tráiler:

También os dejo el corto de los hermanos Lumière:

 

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

2 Comments
  1. Muchas gracias por tan completa e interesante crítica. La he leído con avidez pues desgraciadamente me he perdido la peli y veo que en Madrid ya está fuera de cartelera.
    si sabes dónde la pueden poner, Avísame por favor!
    Un saludo y gracias de nuevo por el Bloc revista

  2. Es una pena que las películas no duren apenas nada en cartelera. Solo queda poder verla en algún ciclo de algún cine o en el vídeo doméstico dentro de muy poco. Gracias por tu comentario.

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