Exposición Del Divisionismo al Futurismo. El arte italiano hacia la modernidad

Exposición Del Divisionismo al Futurismo. El arte italiano hacia la modernidad

Fundación MAPFRE. Madrid

«Nosotros somos la última luz de un ocaso y seremos, tras una larga noche, el alba del porvenir»
Giovanni Segantini

Desde el pasado 15 de febrero se puede contemplar la exposición Del divisionismo al futurismo. El arte italiano hacia la modernidad en la sede de la Fundación MAPFRE, paseo Recoletos, de Madrid.

La muestra reúne 78 obras de grandes pintores protagonistas del arte italiano de finales del siglo XIX y principios del XX, un momento clave en la historia del arte. Destacan Giovanni Segantini, Gaetano Previati, Emilio Longoni, Giacomo Balla, Umberto Boccioni o Gino Severini.

La exposición está organizada en colaboración con el Mart (Museo d’Arte Moderna e Contemporánea di Trento e Rovereto). Cuenta con préstamos de numerosas colecciones particulares e instituciones internacionales, entre las que cabe destacar el Metropolitan Museum of Art, de Nueva York, la Galleria d’Arte Moderna y la Pinacoteca di Brera, de Milán, la Galleria degli Uffizi de Florencia, la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma, el Museo Segantini, de Saint Moritz, el Centre George Pompidou, de París, el Gemeentemuseum de La Haya o el Museu Nacional d’Art de Catalunya, entre otros. Se divide en cinco secciones en las que se examina la relación entre el divisionismo y el futurismo, dos movimientos considerados como la génesis de la pintura moderna en Italia.

Fundamentos
¿Qué es el divisionismo? ¿Qué es el futurismo? Para acercarnos a la exposición es interesante tener una cierta idea de qué significan o que suponen estos conceptos y situarlos en un contexto dentro de la historia del arte (no hace falta un estudio previo; la información que encontramos en las salas de la Fundación Mapfre son más que suficientes).

Divisionismo
El último cuarto del siglo XIX París era un hervidero cultural. En 1874 se celebró la primera exposición impresionista que supuso un antes y un después en el mundo de la pintura (también abarcaría al resto de las artes). Los impresionistas estaban preocupados por captar la luz, por representar los mismos motivos durante diferentes horas del día, o en distintas estaciones del año. Una de sus características es la pintura al aire libre para tratar de absorber con la mayor fidelidad posible la fugacidad del momento. Avanzando en el tiempo, diez años más tarde surge un movimiento neoimpresionista. Sus raíces radican en las artes visuales del impresionismo pero ofreciendo una nueva lectura del color y la línea con una base científica en los escritos teóricos de Michel Eugène Chevreul y de Charles Blanc. En ese año, 1884, Georges Seurat, uno de los fundadores del movimiento junto con Paul Signac, pintó la obra maestra Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte que suponía el manifiesto pictórico que recogía esas nuevas maneras de expresar la luz a través de esos principios científicos. Consiste en poner puntos de colores en vez de pinceladas sobre la tela. Estos toques de color, mirados a cierta distancia, crean en la retina las combinaciones deseadas por el artista. Estamos ante el divisionismo, un movimiento que también es conocido como puntillismo.

En Italia, los artistas se muestran particularmente atentos a los contenidos sociales que reflejan las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas. También nos muestran su relación con el simbolismo, una tendencia que, desde finales del siglo XIX, influyó con claros tintes internacionales en toda Europa. Así lo reflejan las obras de pintores como Giovanni Segantini, Giuseppe Pellizza da Volpedo o Angelo Morbelli, en las que conviven las dos tendencias en un singular equilibrio, prácticamente único en el panorama europeo.

Futurismo
«Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido de una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras, con su radiador adornado de gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo… un automóvil que ruge, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia».
Marinetti, febrero 1909

Fundado en Italia, el futurismo es el movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística. Su impulsor fue Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), quien redactó el Manifeste du Futurisme, publicado el 20 de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París.
Este movimiento buscaba romper con la tradición del pasado (una constante en los movimientos artísticos) y una exaltación de lo sensual, la adoración a la máquina. Rechazaban la estética tradicional. Recurrían a cualquier medio expresivo capaz de crear un verdadero arte de acción. El fin último pasaba por rejuvenecer el mundo del arte e incluso crear un nuevo orden en el mundo. La nueva estética fundada en la exaltación del progreso y el dinamismo de la vida moderna da voz al deseo de renovación extendido entre los pintores más jóvenes, como Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo y Gino Severini, guiados por Giacomo Balla.

¿Qué nos encontramos al visitar la exposición?
Como viene siendo habitual, la Fundación Mapfre nos propone un recorrido por sus salas. En esta ocasión la muestra se ha dividido en cinco apartados que analizan los orígenes y la evolución del divisionismo de la mano de sus principales protagonistas.

• La luz de la naturaleza
El paisaje va a ser el motivo principal en donde los artistas vuelcan esos principios de la descomposición de los colores. A esto hay que unir la búsqueda de la libertad, de la soledad para la creación, donde el pintor cada vez se encuentra más a gusto lejos del mundanal ruido de la vida moderna, para expresar conceptos como el amor y la muerte. El objetivo era establecer una relación más estrecha con la naturaleza, siguiendo aquello que ya establecieron los miembros de la Escuela de Barbizón, el plein air.
Destacan los pintores Giovanni Segantini y Gaetano Previati que son aclamados por un público que entendió la nueva estética y el nuevo tratamiento de planteado en sus obras.
Las vistas alpinas de Emilio Longoni, Cesare Maggi y Carlo Fornara, dominadas por el blanco de las nieves y los hielos, se convierten en lugares habitados por la paz y el silencio. Representan para el hombre moderno la ocasión para regenerarse en contacto con una naturaleza incontaminada. Es en las pinturas de Grubicy, caracterizadas por un original corte de la imagen y por un ritmo que recuerda los grabados japoneses, así como en las de Pellizza, que transfigura la realidad en idilio, donde las referencias simbolistas resultan especialmente evidentes.

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Regreso del bosque, 1890
Óleo sobre lienzo 64 x 95
Giovanni Segantini
Otto Fischbacher / Giovanni Segantini Foundation. En depósito permanente en el Segantini Museum, St. Moritz

Una mujer, en un paisaje completamente nevado, regresa al hogar cargada con un trineo repleto de leña. Muestra la dureza de la vida en el campo, en invierno.

Glaciar, 1905
Emilio Longoni
Óleo sobre lienzo 155 x 200 cm
Colección particular

Supone el reflejo de la conquista de nuevos territorios para los artistas. Unos territorios menos contaminados por la sociedad. Bella, dura y herida naturaleza. Supone una desmaterialización de la capa pictórica sin la presencia humana. Debido a las condiciones meteorológicas, y al frío reinante, los artistas divisionistas, en estas obras, tomaban apuntes al natural para con posterioridad, en su taller, terminar las obras.

• La deriva realista. El compromiso social
A finales del siglo XIX, en Italia, Milán se convirtió no solo en el centro principal de de las protestas y luchas de la clase trabajadora, sino que también se convirtió en el centro de la historia de Italia. En 1877 se inauguró la Galería Víctor Manuel II, pionera de los centros comerciales y un referente en la arquitectura de hierro que eclosionaría a partir de Milán. En 1906 Milán fue la sede de la Exposición Universal. También fue una ciudad que se convirtió en el símbolo del socialismo y cuna del movimiento fascista (fundado el 23 de marzo de 1919). En las artes, a partir de 1891 se manifiesta un cambio en el gusto e inspiración de los propios artistas. Abundan las obras de fuerte componente político y social con atención a las condiciones de la vida de los trabajadores. Mientras Segantini y Previati, cada vez más próximos a una «pintura de ideas», escapaban de los problemas reales, artistas divisionistas como Angelo Morbelli, Giuseppe Pellizza, Emilio Longoni, Giovanni Sottocornola y Giuseppe Mentessi, dirigieron su atención a las condiciones de las clases más desfavorecidas y los marginados.

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Reflexiones de un hambriento, 1893
Emilio Longoni
Óleo sobre lienzo, 190 x 155 cm
Museo del Territorio Biellese, Biella

Es uno de los mejores ejemplos de la traslación de los problemas de las clases más desfavorecidas al lienzo. Podemos observar claramente como existe una barrera física entre la clase acomodada, en el interior del local, cálido, protegido de la inclemencia del tiempo y entre la clase desfavorecida personificada en un joven que sufre en sus carnes el frío imperante en la calle. Va encorvado, acurrucado para que no se le escape nada del calor corporal, con las manos en los bolsillos. Mira atentamente a la pareja del interior, mientras estos le ignoran.
Longoni sabiamente refleja el abismo entre una clase y otra por medio de esta pintura. El espectador siente el frío, pero también siente la indiferencia de la pareja protagonista. El pintor parce que ha querido limpiar del típico vaho del cristal por contraste de temperatura, para que les veamos la cara.

¡Por ochenta céntimos! 1895
Angelo Morbelli
Óleo sobre lienzo 69,3x 123,3 cm
Fundazione Museo Francesco Borgogna, Vercelli

Una magnífica obra. Su título constituye un manifiesto: el trabajo que hay que hacer por apenas ochenta céntimos. El mismo nos recuerda a una obra de uno de nuestros más grandes artistas: Joaquín Sorolla. El pintor valenciano realizó una pintura que lleva por título ¡Aún dicen que el pescado es caro! con un argumento social. En ella, Sorolla representó, con mucho sentimiento, un tema sensible como era el suceso de un pescador herido. Un ejemplo de realismo social. Su obra está fecha un año antes de la de Morbelli. No es descabellado pensar que este tema «muy valenciano» (mujeres recogiendo arroz) fuera una clara influencia Joaquín Sorolla quien estuvo becado en Roma a partir de 1884. ¡Por ochenta céntimos! constituye una denuncia de la dureza del trabajo. La composición es atrevida, original, con una primera línea de mujeres de espalda, encorvadas, con los pies en el agua, faenando. Los campos de cultivo crean unas diagonales dinámicas que ayudan a dar profundidad al lienzo. Al fondo a la izquierda, aparece otra cuadrilla de trabajadores que se confunden como si fuera un rebaño de animales.

Lágrimas, 1898
Pastel sobre papel pegado a lienzo, 80x 60 cm
Giuseppe Mentessi
Pinacoteca Fondazione Cassa di Risparmio di Tortona, Tortona
Particularmente este cuadro me gusta por su fuerza expresiva. No vemos el rostro de la persona que está de pie acogiendo a lo que bien pudiera ser una hija (o esposa). El dolor, el afligimiento se palma por la tensión en las manos y el llanto contenido de la mujer. Magnífico.

• La deriva simbolista. Una «pintura de ideas»
Ya en la planta superior de la sede madrileña de la Fundación nos encontramos con el siguiente capítulo. Los artistas, una vez que han experimentado con la nueva técnica, se van a ir aproximando, de forma progresiva, a la tendencia simbolista, en clara sintonía con la pintura que en ese momento se estaba realizando en el resto de Europa. Los simbolistas, entre otras cosas, consideran que el mundo es un misterio por descifrar. Los artistas se van a centrar en temas que les permite la plasmación de conceptos universales como son la vida, el amor, la muerte.

La pintura se caracteriza por ser una pintura menos realista, con mayor presencia de alegorías, «de ideas». Son obras con una gran carga poética. A veces recurren a la representación de los sueños con una cierta tendencia a la abstracción. Son obras que alcanzan evocaciones casi musicales.
Destacan las obras de Segantini, Previati, Plinio Nomellini o Giuseppe Mentessi. Veamos algunos ejemplos.

La virgen de los lirios, 1893
Óleos sobre lienzo, 181 x 220 cm
Gaetano Previati
Galleria d’Arte Moderna, Milán

Este cuadro de Previati constituye una renovación en el género de la pintura religiosa. La Virgen recoge en su seno al Niño, pero en esta ocasión el trono lo constituye el propio campo de lirios que la acogen. Sobre ellos una aureola dorada los envuelve proporcionando una cálida atmósfera. Más allá de un tema religioso, nos encontramos en esta obra un fuerte simbolismo que apela a los sentimientos más profundos del ser humano.

• Camino del futurismo
A principios del siglo XX, las teorías divisionistas se convierten en el lenguaje común a todos los pintores que devendrán futuristas, fundamentalmente gracias al papel del mayor de todos ellos, Giacomo Balla, que a principios de siglo fue maestro de Umberto Boccioni y Gino Severini.
Balla se había aproximado al puntillismo francés con ocasión de su estancia en París en 1900, durante la Exposición Universal, reelaborando la técnica aprendida de los postimpresionistas con gran libertad, pero manteniendo el interés por la captación de la luz natural. Esta atención a la luz, desarrollada a partir del contraste de las figuras a contraluz se aprecia en Artemisia (fanciulla), contraluce, cuadro en el que la técnica divisionista se aplica al pastel, en escenas de interior que representan la vida doméstica.

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Periferia-trabajo, 1910
Óleo sobre lienzo 77 x 61 cm
Luigi Russolo
Coleccion particular, Erna

Milán vive un momento de expansión, de crecimiento urbano y de desarrollo industrial en estos primeros años del siglo XX. Como sucediera en el París del impresionismo, la ciudad va a ser el principal modelo de los pintores. Las chimeneas con el humo o las vías férreas son retratados en muchas de estas obras. Así sucede en Periferia-trabajo de Luigi Russolo. La técnica puntillista irá cediendo, poco a poco, a una influencia claramente cubista.

Desnudo de espaldas (contraluz),1909
Óleo sobre lienzo, 60 x 55.2 cm
Umberto Boccioni
Mart, Museo di Arte Moderna e Contemporánea di Trento e Rovereto. Colección L. F.

Boccioni retrata a su madre, Cecilia, de espaldas, con el torso desnudo. Es una descomposición de pinceladas azules, lilas, rosas y verdes. También como sucediera en el cuadro anterior, son líneas de color, más cortas, en vez de puntos.

Afectos, 1910
Giacomo Balla
Óleo sobre lienzo 115,5 x 130 cm
Coleccion de la Presidenza della Repubblica
Giacomo Balla se le considera como uno de los fundadores del movimiento futurista. Sus composiciones son muy líricas y tratan la dinamicidad de la luz y el movimiento simultáneo. En 1918 publicó Manifiesto sobre el color. Afectos puede ser un buen compendio de ese estudio por el color y por la luz. La fuente de luz baña a los protagonistas (madre e hijo) desde nuestra derecha. Con ello provoca un fuerte contraste, dejando la mayoría del lienzo a oscuras al situar los cuerpos a modo de pantalla. Y estos reciben la luz de manera directa. Es una rica gama de negros y grises. Se puede apreciar el buen tratamiento de las telas lo que denota un gran dominio en el dibujo de Balla.

• La pintura futurista. 1910-1915
«La magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad. […] un automóvil rugiente que parece correr sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia», proclamaba el Manifiesto del futurismo publicado por Filippo Tommaso Marinetti en Le Figaro el 20 de febrero de 1909. A la llamada se sumaron Boccioni, Carrà, Balla, Severini y Russolo, que en abril del año siguiente firmaban La pintura futurista. Manifesto tecnico, en el que proclamaban que «no puede existir pintura sin divisionismo», señalando a la formación divisionista como punto de partida del movimiento.

A partir de su viaje a París en 1911 donde conoció el cubismo de Picasso y Braque, Boccioni comenzó a trabajar el espacio pictórico a través de la fragmentación de los objetos, lo que le permitiría alcanzar un equilibrio entre el dinamismo futurista y la descomposición de los volúmenes del cubismo, que logra en su obra Costruzione spiralica.
A la hora de estudiar la pintura futurista, hay que tener muy en cuenta la gran influencia que sobre los artistas ejerció el cubismo, un movimiento que ya estaba en la pintura de Cézanne pero que Picasso, Braque y Juan Gris, principalmente, desarrollaron entre 1907 y 1914, en Francia. Es decir, estamos hablando de las mismas fechas que en la pintura futurista.
Al contemplar las obras de este apartado, la deuda pictórica con Picasso y sus colegas es más que evidente. La descomposición de las figuras en planos geométricos y la desaparición de la perspectiva tradicional son dos de las características presentes en estas obras. Es el momento en que el cuadro toma autonomía como objeto de arte, con la independencia de lo que representa.

El artista Severini actúa como transmisor de lo que sucede en París al haberse traslado, en 1906, a la capital francesa.

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Retrato de Madame S.
Gino Severini
1913 – 1915
Pastel sobre cartulina sobre lienzo
Mart, Museo di Arte Moderna e Contemporánea di Trento e Rovereto. Colección L. F.

Es un ejemplo de los preceptos aprendidos del cubismo y ese nuevo gusto por la velocidad, el dinamismo que preconizaban los futuristas con su manifiesto. Severini indaga en la búsqueda de la luminosidad y el movimiento que se traduce en unas composiciones como esta obra.
En él, Madame Meyer (ese parece ser el nombre que se esconde tras la enigmática S. –dueña de una galería de arte-) aparece con vestido azul, perrito, bucles, gran sombrero con plumas y periódico. La figura de Madame aparece descompuesta en una serie de planos.

Catálogo
Como viene siendo habitual en las programaciones de la Fundación Mapfre, la institución ha editado un catálogo de carácter científico y divulgativo con la reproducción de todas las obras expuestas así como una serie de ensayos y textos de reconocidos especialistas. Constituye una obra de referencia al complementarse con un apéndice biográfico de los dieciocho artistas que forman parte de la exposición, junto a una extensa bibliografía.

Os recomiendo el uso de las audioguías (español e inglés) que ponen a nuestra disposición. Suponen un pequeño incremento sobre el precio de la entrada (a partir de esta exposición se cobra un módico precio). Esto supone un doble esfuerzo por parte del visitante. Requiere una escucha activa y una detenida contemplación de la obra. La suma de ambas acciones provoca que la visita a la exposición dure algo más de una hora. En un mundo lleno de prisas (y mucho más en una ciudad como Madrid –o Barcelona-) se está convirtiendo en un hecho romántico el dedicar una hora de nuestra vida a la contemplación de una obra de arte. El desconectar durante sesenta minutos nuestros teléfonos (una cosa muy recomendable) es un ejercicio muy sano que no todo el mundo sabe apreciar, pero que cada día lo considero muy saludable, mucho más que mirar las contraetiquetas de los productos que compramos en los supermercados.
La Fundación Mapfre pone a nuestra disposición otro magnífico recurso como es una web específica desde donde tenemos la posibilidad de realizar una visita virtual con la sensación muy cercana a estar dentro de las salas donde se encuentran las obras.

Del Divisionismo al Futurismo

Fundación MAPFRE también ofrece un servicio de audioguías con audiodescripción, cuyo guión y producción es elaborado específicamente para usuarios con discapacidad visual, cuya finalidad es lograr la mayor autonomía posible dentro del recinto y el uso de técnicas de descripción para transformar las imágenes en explicaciones sonoras. Y signoguías, dispositivo portátil multimedia equipado con una pantalla que reproduce un vídeo en el que se explica las obras seleccionadas de la exposición mediante la lengua de signos y subtitulado.
Y, por último, hay toda una serie de actividades organizadas en torno a la exposición para distintos colectivos educativos o familias. Recomendamos consultar la web de la Fundación.

Nota de la redacción. Esta entrada es un extracto del artículo que publicamos completo (y con profusión de imágenes) en el número 32 de Revista Attticus que estará disponible a finales de marzo.

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

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