Crítica Corazones de acero de David Ayer

Corazones de acero
Los ideales son pacíficos, la historia es violenta

Cartel CorazonesAcero

Ficha
Película: Corazones de acero. Título original: Fury.
Dirección y guion: David Ayer.
País: USA. Año: 2014. Duración: 134 min.
Género: Cine bélico, acción.
Interpretación: Brad Pitt (Don ‘Wardaddy’ Collier, Chacal), Shia LaBeouf (Boyd), Logan Lerman (Norman), Michael Peña (Trini ‘Gordo’ Garcia), Jon Bernthal (Grady), Jason Isaacs, Scott Eastwood (Miles), Xavier Samuel (Parker). Producción: Bill Block, John Lesher, Ethan Smith y David Ayer. Música: Steven Price. Fotografía: Roman Vasyanov. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España. Estreno en España: 9 Enero 2015.

Sinopsis
Abril, 1945. Mientras los aliados inician su ofensiva final en el frente europeo, un aguerrido sargento de artillería llamado Wardaddy (también conocido por sus compañeros como Chacal), se encuentra al mando de un tanque Sherman y de los cinco hombres que componen su dotación, en una misión mortal detrás de las líneas enemigas. Superados en número y en armamento, y con un soldado novato metido en sus filas, Wardaddy y sus hombres lo tendrán todo en contra en su heroico intento de lanzar un ataque en pleno corazón de la Alemania Nazi.

Comentario
Corazones de acero (Fury) nos narra un episodio que parece estar inspirado en un hecho real: la determinación de un puñado de hombres para llevar a cabo la misión encomendada de proteger una encrucijada en el corazón de Alemania que se resistía a ser derrotada. Parece que se ha tomado como guion la biografía de un sargento del ejército americano que comandaba un tanque M4 Sherman. La acción se desarrolla en la recta final de la II Guerra Mundial, cuando las tropas aliadas ya han invadido Alemania y el ejército nazi está replegándose hacia Berlín. Los enfrentamientos con estos últimos son enconados; a pesar de saberse perdedores ofrecerán una fuerte resistencia, no dudando en alistar a mujeres y niños para engrosar el número de efectivos.
Corazones de acero se centra en la figura de Don «Wardaddy» (Brad Pitt) conocido como Chacal, sargento que comanda un tanque con cuatro miembros. Es un hombre curtido en mil batallas. Experto, brutal, con un gran sentido del deber patriótico. Es un oficial y caballero. Se muestra inflexible delante de su tropa, pero descorazonado cuando no le ven, jodida guerra. Junto con el resto de sus compañeros parecen personajes tomados de las novelas de Sven Hassen (1917 – 2012), seudónimo de un escritor danés que ambientó muchas de sus novelas en la II GM. Escritor que creó una saga con las aventuras de un grupo de soldados alemanes que bordean el reglamento con sus pillajes y su manera de entender la guerra, pero que son camaradas con un gran sentido de grupo. El Legionario, Viejo, Hermanito o Porta son algunos de los protagonistas. Al comienzo de la película Chacal asalta a un jinete y le mata de forma brutal clavándole el cuchillo en el cráneo. Eso es un aviso de lo que nos espera. Es la crueldad, la brutalidad, la guerra con su cruda cara. No tiene otra: muerte y destrucción. El sargento está furioso porque acaba de perder a uno de sus mejores hombres, un experto tirador ayudante del conductor. Será reemplazado por el joven Norman (Logan Lerman). Un inexperto soldado adiestrado para la tecla de la máquina de escribir que apenas lleva ocho meses de servicio. El conductor es un hispano, Trini Gordo García (Michael Peña) que maneja el tanque como si de un vídeo juego se tratara. Un hombre de mente despierta y casi el más racional de todos. Al frente del cañón, el artillero, se encuentra Bod Biblia Swan (Shia LaBeouf). Su mote lo define: religioso, comprometido y un tanto visceral. Trata de justificar todas las acciones, propias y ajenas, con los designios del Ser Supremo, vamos de Dios. El encargado de aprovisionar de las armas es Grady Rata Travis (Jon Bernthal), un tipo bruto, desalmado y que tiene muy oxidado su corazón.

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Gran parte de las escenas se desarrollan en el interior de un tanque. Se trata de un espacio minúsculo que en condiciones normales de habitabilidad (tipo caravana, como vivienda rodante) sería un milagro que puedan convivir cinco personas. La cuestión se complica si tenemos en cuenta toda la cantidad de cacharros, de armamentos y demás enseres militares. No es de extrañar que veamos como uno de los soldados tiene que orinar en una caja de munición. Pero eso sí a la hora de la verdad, en plena batalla aquello va como la seda. El comandante del carro ordena las instrucciones de tiro (tanto al ayudante del conductor como al artificiero del cañón) y a su vez al conductor para poder situarse frente a su enemigo en las mejores condiciones. Chacal ha demostrado ser el mejor comandante de carros blindados. Su dilatada experiencia en el norte de África y en Europa así lo demuestra. Es un superviviente. Una de las mejores escenas es el baile que ejecutan dos tanques: el M4 Sherman americano y el temido Panzer VI Tiger I. En su marcha hacia el objetivo los americanos se topan con el Panzer VI. El Sherman era muy versátil, muy dinámico. Tenía un blindaje bastante efectivo ante la mayoría de los cañones. Pero el Tiger I estaba dotado de un «pepino» de 88 mm que ocasionó estragos en las tropas aliadas. Era temido y encima, para desasosiego de estos, tenía un gran blindaje lo que le hacía casi indestructible. Pero no para Chacal y su tanque. Atrás han dejado a sus otros tres socios en la empresa de la caza del enemigo. En ese baile y con la coreografía del combate (y subrayado por la música –cuando aparece el malo, se te eriza el vello-) se mueven tratando de buscarse la vueltas, el punto flaco, el fallo en el blindaje, allá por donde colocar el obús. En un soberbio plano cenital asistimos, con tensión, a la resolución del enfrentamiento que nos pone de los nervios. Magistral. Aprovechando la ocasión, no me gustó nada eso de las balas trazadoras de colorines, más propio de la guerra de las galaxias que de un enfrentamiento bélico real. Existían las balas trazadoras para poder ayudarte en la fijación del objetivo, pero esa otra parafernalia festivalera, no creo.

 
Poco puedo decir de la filmografía del director, más que nada por desconocimiento. Sus mayores glorias se deben a Sin tregua (End of Watch, 2012), y a su guion de Training Day. David Ayer ha tenido la intención de mostrar sin ambigüedades la crueldad de la guerra. En casi todos sus aspectos. En la desesperación de un pueblo que tiene que abandonar sus casas, sus territorios, su vida para huir con lo puesto; en la destrucción de los pueblos, de la riqueza labrada durante años; en lo despiadado del ser humano que no duda en ejecutar a un ser por tener un emblema distinto al tuyo; en las consecuencias directas de muertes, amputaciones de miles y miles de vidas. Sin olvidar esa parte importante que gira alrededor del grupo: disciplina, sentido del deber, compañerismo y mucha dosis de valentía. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Por seguir un líder, por obedecer unas ordenes? ¿Por enarbolar una bandera? La guerra no es solución. No hay poética de la heroicidad en la guerra. Hay una exaltación de la barbarie en pos de la mal llamada Paz que no es otra cosa que la victoria de un bando sobre otro en el que todos perdemos. Y solo unos pocos ganan: los señores de la Guerra.

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Una de las mejores secuencias es la del bautismo de fuego de Norman. No se puede llevar en el tanque a un encargado de una metralleta sino ha matado. Tu vida (la de Wardaddy, y la del resto del equipo) depende de si eres capaz de matar y no dudar en cuanto se te presenta la ocasión, en adelantarte al enemigo. Eres tú o él. Y eso lo tiene que aprender de forma brutal Norman. Su aprendizaje y, sobre todo aceptación, culminará cuando lo demuestre. Entonces será bautizado con su mote de guerra: Máquina.
Otra escena destacable es cuando tras la toma de un pueblo el equipo de Chacal se dispone a descansar. Mujeres, alcohol, sexo… pero el sargento, en compañía de Norman, prefiere el aseo y un buen plato de huevos con panceta. Entran en una casa donde se encuentra una joven y su sobrina. El drama está servido, pero… el lado de caballero se impone al lado más oscuro de oficial. Chacal tendrá que mostrar su lado más duro para poder imponerse a su equipo.
Un tanto paternalista, un tanto patriotera (rodada desde el punto de vista americano), pero sin miramientos para la galería. Cuestiona el valor de una vida humana y esa misericordia no se sabe muy bien si proveniente del Azar, de Dios o del Hombre. Sin suavizar las imágenes, sin ahorrar horrores, rozando con lo gore (visceral y violencia extrema). Contiene, tal vez, las mejores escenas de cine de guerra rodadas a bordo de un tanque y muy buenas secuencias de acción. Técnicamente impecable: en algo más de dos horas ha sabido captar todo un día de acción, de combate. Música y fotografía con nota. Interpretaciones resueltas con brillantez (sobre todo por Pitt -quien ejerce su magnetismo por igual como personaje y como persona- y Lerman; al resto le falta personalidad en sus personajes). Todo ello consiguen que la industria del cine, en su lado del entretenimiento sin más ambición, tenga en Corazones de acero un buen embajador.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

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