Comentario: Tierra prometida. El justo medio. La última película de Gus Van Sant.

Tierra prometida

El justo medio

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Ficha

Película: Tierra prometida.

Título original: Promised land.

Dirección: Gus Van Sant. País: USA. Año: 2013.

Duración: 107 min. Género: Drama.

Interpretación: Matt Damon (Steve Butler), John Krasinski (Dustin Noble), Frances McDormand (Sue Thomason), Rosemarie DeWitt (Alice), Scoot McNairy (Jeff Dennon), Titus Welliver (Rob), Hal Holbrook (Frank Yates).

Guion: Matt Damon y John Krasinski; basado en un argumento de Dave Eggers.

Producción: Matt Damon, John Krasinski y Chris Moore.

Música: Danny Elfman. Fotografía: Linus Sandgren.

Montaje: Billy Rich. Diseño de producción: Daniel B. Clancy. Vestuario: Juliet Polcsa. Distribuidora: Universal Pictures International Spain.

Estreno en España: 19 Abril 2013. Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años.

Sinopsis

Steve Butler (Matt Damon) y Sue Thomason (Frances McDormand) acuden a McKinley un pequeño pueblo americano que como tantos otros ha sido duramente golpeado por la crisis financiera de los últimos años. Sus habitantes son ganaderos y se dedican a cultivar sus tierras. Los dos representan a la empresa Global, compañía extractora y suministradora de gas natural, están convencidos de que los habitantes del pueblo les recibirán con los brazos abiertos. Traen en sus manos una oferta suculenta: los pueden convertir en millonarios a cambio de que les dejen perforar sus granjas para extraer gas mediante el sistema de fracturación. En un principio su trabajo resultaba fácil, como en otros pueblos, pero la aparición de un viejo profesor de instituto, Frank Yates (Hal Holbrook), de Alice (Rosemarie DeWitt ) una guapa granjera y profesora de un colegio, y la llegada de un ecologista, Dustin Noble (John Krasinski) dificultará la tarea de Steve y Sue.

Comentario

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La vida de Steve Butler está marcada por su pasado. De pequeño, en su pueblo natal, una conocida fábrica de maquinaría industrial cerró sus puertas y acabó con la bonanza económica de la zona. Este hecho hizo, entre otras cosas, que Steve emigrara a la gran ciudad en busca de una oportunidad. Ahora se ha labrado un prestigio laboral y está a punto de ascender como directivo de la empresa en la que trabaja al frente del departamento de extracciones de gas. Es el que se encarga de contratar los nuevos pozos. Es el más listo, el que menos paga y, por lo tanto, el que mayor beneficio obtiene en sus transacciones, que no son otras que las de hacerse con el permiso para implantar un pozo de extracción en las granjas. No son promesas de hacerse rico las que ofrece Steve y su empresa Global. Son realidades palpables en forma de dinero contante y sonante. Es el vil metal. Es la nueva fiebre del oro. Pero hay quien no se deja engañar por los brillos de progreso. Frank Yates, un viejo profesor de instituto ha hecho sus deberes y se ha informado de lo que es el «fracking». Es un sistema de extracción de gas que consiste en perforar el terrero y fracturar la tierra para liberar el gas. Pero conlleva unos peligros por el uso de indeterminados agentes químicos, que Steve no ha explicado. Los terrenos se pueden contaminar y pueden acabar con la vida de los animales e incluso de las personas. Un hueso duro de roer este viejo Frank. Pero Steve se las sabe todas. Tiene todo un manual de cómo convencer a las gentes del pueblo y empieza su batalla casa por casa, granja por granja, con las mismas preguntas y el tesón de siempre.

Steve conocerá a Alice, una atractiva profesora del colegio con quien compartirá una noche de juerga. Desde el primer instante surge la química entre ellos. Pero también, en su camino, conocerá a Dustin Noble, un ecologista de voluntad férrea que ha sido adiestrado para combatir con las mismas armas.

Hay algo de Tierra prometida que te recuerda inmediatamente a Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000). No sé si será el ir casa por casa para reclutar clientes, bien es cierto que con distinto fin, o será algo de la lucha personal de sus protagonistas. Lo cierto es que pueden tener en común la contaminación del agua por perforaciones de una empresa de gas y electricidad. Tierra prometida responde al esquema típico de la evolución que experimenta el protagonista. En este caso en la toma de conciencia de un hombre que empieza por defender una causa un tanto innoble. El antagonista es el ecologista que defiende el medio ambiente y entre ambos, la figura de una chica. Todo ello bajo un guion sólido y efectivo que se debe a Matt Damon y John Krasinski (que actúa como el ecologista Dustin Noble). Narra la historia de forma sencilla y al final nos sorprende con un brillante giro, otorgando al conjunto fuerza y cohesión. Esta iba a ser la primera película como director de Matt Damon pero al final eligió a un antiguo amigo para que la dirigiera: Gust Van Sant. Ambos trabajaron en El indomable Will Hunting, 1997 en el que les acompañaban un joven Ben Affleck. Se nota mucho que a Matt Damon le gusta trabajar sobre el guion.

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¿Manifiesto ecologista o campaña pro «fracking»? Esto puede ser el dilema que plantea Tierra prometida. Un tema tremendamente actual. Pero el director no parece tomar partido. Desde el comienzo de la película nos avisa: estamos sobrevolando los campos de la Norteamérica profunda, con sus vastas extensiones, con sus largas carreteras. Seguimos desde el aire el avance del coche del protagonista. Es como un manifiesto del director. Yo os ofrezco una historia de la forma más subjetiva posible, desde el exterior de sus personajes. Vosotros, queridos espectadores sois los que tendréis que tomar postura. Es muy fácil comprender a los ecologistas. ¿Quién quiere fuego y destrucción? ¿Quién quiere tener en sus campos las torres de los pozos y que se llenen de productos químicos sus tierras? Unas tierras en la mayoría de los casos que han pasado como legado de abuelos a padres y de estos a sus hijos. Pero también hay que ponerse en el pellejo de los campesinos, de esos rudos granjeros que de sol a sol cuidan sus tierras pendientes de la climatología. Posiblemente muchos de ellos han confiado sus ahorros de cara al futuro en esas agencias de dudosa rentabilidad. Ellos son los poseedores de nuestras preferentes. La mayoría de ellos viven con lo puesto por muchos acres que tengan. Han sufrido en sus carnes la crisis financiera. Y como dicen Steve, su protagonista, que van a ser de ellos cuando no reciban las ayudadas estatales. Eso es lo que nos plantea su director Gust van Sant aunque creo que sería más acertado decir Matt Damon por ser suyo el guion.

Me gustaría destacar un par de escenas que reflejan un poco la gracia de este film. Una de ellas es cuando Steve no ha tenido suerte con la fiesta que ha montado para terminar de convencer a los vecinos con una jornada de convivencia. Le ha salido mal. Los elementos han jugado en su contra y la lluvia ha terminado por liquidar la fiesta. Steve ha fracasado con su plan y para más inri se queda sin coche. Es recogido por Frank Yates y cobijado en su casa. En ese momento es cuando el director se muestra magistral en torno a la mesa, con un Steve derrotado y con la cámara fijándose en él, difuminando al resto de los integrantes. Apenas vemos a Frank, ni a su esposa, ni a Sue. Solo vemos la pesadumbre de Steve, la sentimos sobre sus hombros. Está tomando conciencia de lo que se dispone a hacer en nombre del progreso. Magistral. Y la otra tiene una gran carga dramática. Steve es amenazado por cuatro rudos granjeros. Steve en su defensa les canta las verdades. Todos amamos el campo. Nos gusta la vida al aire libre pero nuestra sociedad se comporta de manera hipócrita y no valora a quienes habitan el medio rural. Ah, pero luego en la mesa queremos tener los mejores productos al precio más bajo. Pero Steve les augura un futuro negro cuando la administración deje de pasarle sus ayudas (sus PAC –Política Agraria Común-). Y si deciden poner un pozo en su finca tendrá su dinero «jódete». Gracias a él podrán mandar a sus hijos a la universidad, o pondrán cambiar de coche sin tener que hipotecar su vida.

A Matt Damon le acompañan de forma solvente actrices como Frances McDormand o una atractiva y casi desconocida Rosemarie DeWitt (Alice) o actores como el propio Krasinski o el veterano Hal Holbrook (Frank Yates). Un reparto muy equilibrado.

Tierra prometida es una película interesante. Presenta un tema actual. Tan actual que recientemente el Gobierno de Cantabria (presidido por el Partido Popular) ha aprobado por unanimidad una ley que prohíbe el «fracking» Pero tan solo un día después el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria (del mismo partido), aseguraba que España no puede permitirse el lujo de perder de esta forma la carrera para la obtención de gas natural. No entiendo muy bien como muchas críticas se han cebado en esta película. Se le puede echar en cara ese final dulzón al que parece que estamos condenados a ver de forma reiterada. Pero solo por tocar un tema pleno de actualidad y poner un poco de luz sobre él merece mi consideración. Las multinacionales parecen resultar amenazantes, corruptas y sin corazón. Navegan a todo trapo en un mundo tan lleno de intereses como de mentiras. Y tras ver Tierra prometida la cual, curiosamente ha sido financiada por una de ellas (Image Nation Abu Dhabi), no se me ha ido del cuerpo la sensación de que las multinacionales en busca del beneficio están desprovistas de humanidad y me queda la confianza de que la verdad salga a flote. Eso es lo que al final nos transmite la película: esperanza. Pero en este mundo hay que ser un poco granjero. Tal vez la verdad está en el justo medio.

Para mayor información sobre el «fracking»:

http://lab.rtve.es/fracking/

Os dejo un tráiler:

 

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus

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