Adiós al diario Público. En defensa de la pluralidad

Adiós al diario Público. En defensa de la pluralidad

Cuando apenas han pasado unas semanas del cierre de una compañía aérea con base en nuestro territorio, salta la noticia del cierre del periódico Público. Ya habían dado un aviso y un paso previo para su cierre. No nos pilla de sorpresa pero eso no quita ni un ápice de gravedad al asunto.

Los pasajeros de aquellos vuelos cancelados, tarde o temprano, habrán sido recolocados y habrán llegado a su destino. Las rutas afectadas se repartirán entre otras compañías de navegación aérea que, sin quererlo, se habrán encontrado metiendo el hocico y repartiéndose los despojos como si fueran auténticas hienas salvajes.

Los lectores de un diario que ha desaparecido no tienen fácil encontrar otro que les llene. El hueco que deja Público no se cubrirá en muchos años. Y eso significa una pérdida lamentable dentro del panorama cultural español.

 

Cómo a aquel personaje o amigo o conocido que fallece y ante su tumba alabamos sus virtudes, Público no es que fuera bueno (o malo), es que era y es necesario. Vivimos en un momento de constante agitación informativa. La realidad solo es una, es única, pero las interpretaciones que los diarios hacen de ella son tantas como cabeceras hay. Y hay quién da la información, pero hay quien la interpreta, la sesga para beneficio propio y eso es simplemente desinformación. Lamentablemente no hay prensa libre. Esto suena muy fuerte pero es la verdad. Los poderes económicos la tiene secuestrada en la misma medida que a mí me tiene secuestrado el banco con mi hipoteca. Dentro del ejercicio de su profesión cada periodista redactará su opinión, su artículo o su reportaje adecuándola a la línea editorial de su periódico. Hasta ahí bien. Pero lo que es muy discutible es que haya periodistas que lleguen a actuar bajo aquel lema tan triste y conocido de «No dejes que la verdad te estropee una buena noticia». Y no lo digo yo solo. Este domingo 26 de febrero de 2012 la Defensora del lector de El País, Milagros Pérez Oliva, se despedía de su cargo con una interesante carta (recomiendo su lectura «Adiós y mucha suerte») donde, entre otras cosas, expone:

«Potentes aparatos de influencia saturan el espacio informativo con versiones y contraversiones destinadas a falsear la verdad».

Derecha, izquierda o centro existen en el mudo periodístico como un fiel reflejo de la sociedad. Y en el panorama cultural caben todos, pero con un periodismo de calidad donde la verdad sea el depósito recurrente para confeccionar la noticia.

Pérez Oliva se despedía de su cargo, en la citada carta, recordándonos que:

«La democracia necesita medios de referencia independientes, creíbles y veraces, que resulten fiables para cualquier lector independientemente de cuál sea su línea editorial».

En Revista Atticus echaremos de menos a Público. Deseamos que en su aventura digital no pierda esa frescura y compromiso en sus noticias. Echaremos de menos sobre todo esas viñetas que hemos difundido desde nuestras páginas de Medina o Fontdevila. Y deseamos a todos los profesionales que tengan suerte y que encuentran pronto un nuevo espacio donde ejercer su profesión.

Los pasajeros que “volaban” con Público han perdido su vuelo con el cierre del diario. Deseamos que pronto, muy pronto tengan suerte y encuentren/encontremos otra compañía que cubra esa ruta.

Fiel a su compromiso Alfredo Martirena ilustra la triste noticia.

Luisjo Cuadrado

Alfredo Martirena

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