Midnight in Paris de Woody Allen

 

“Midnight in Paris, mezcla de realidad y ficción”.

 

La última película de Woody Allen es una especie de fantasía sobre la base de una historia real. Un escritor norteamericano viaja con su prometida a París para conocer a sus futuros suegros. La crítica a la burguesía newyorkina, omnipresente en las películas de Woody Allen, aparece en el film en los personajes de su familia política, más preocupados por los preparativos de la boda de su hija y por las apariencias sociales (cenas en lujosos hoteles incluidas) que por conocer a su yerno y en el grupo de amigos de ella: Paul (interpretado genialmente por Michael Sheen), un tipo presumido empeñado en mostrar sus cualidades intelectuales, bastante burdo y su pareja, treintañera “fashion victim”.

Fuera de este ambiente superficial y algo frívolo, el personaje de Gil (Owen Wilson) vive su propia historia dentro de un viaje a través de la imaginación. Cada noche, a las doce en punto, viene a buscarle un coche que le conduce a las fiestas en los cafés más glamourosos de la década de 1920. Allí, tiene la oportunidad de conocer a quien él considera su maestro, Scott Fitzgerald, a Ernest Hemingway, Picasso, Buñuel, el torero Belmonte, Dalí…etc. Fascinado por las vanguardias culturales, encuentra el amor en la amante de Picasso, de quien descubre muchos aspectos de su vida leyendo un diario que publicó años después (por cierto, conoce este interesante documento a través de una guía turística, a la que da vida Carla Bruni). Esta historia romántica le lleva, como si de una máquina del tiempo se tratara, a su vez, a la capital francesa a finales del siglo XIX, planteándose aquí la cuestión fundamental del film: ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Y, lo que es más interesante, ¿podemos conocer cómo fue realmente el pasado?

Después de las fracasadas “El sueño de Casandra” y “Vicky, Cristina, Barcelona”, con “Medianoche en París”, Woody Allen parece querer dar un paso adelante, rememorando el pasado y volver a cintas excelentes como la premiada “Match Point” (2005, cuatro Globos de Oro y un Óscar), aunque no lo consigue.

Los diálogos inteligentes, el ritmo ágil, la maravillosa fotografía (auténtico poema de amor al París más monumental), la música, muy adecuada (parece que, en la próxima escena, aparecerá Edith Piaf cantando frente al Moulin Rouge) sumergen al espectador en el París de “los felices 20”; sin embargo, el final decepciona, surge acelerado y precipitado, como un interrogante, después de una historia que hubiera podido emocionar.

                                                                                  Cristy G. Lozano.

1 Comment
  1. Bueno, aunque el final decepcione, ahora, solo por curiosidad me apetece verla,gracias por la información, como siempre sois una guía perfecta de cultura.

    Un abrazo para todo el equipo ATTICUS ¡!

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