Deseos humanos, Fritz Lang

Deseos Humanos de Fritz Lang

 

Ficha:

Director: Fritz Lang

Guionistas: Alfred Hayes (basado en la novela de Émile Zola)

Actores: Glenn Ford – Jeff Warren,

Gloria Grahame – Vicki Buckley,

Broderick Crawford – Carl Buckley,

Edgar Buchanan – Alec Simmons

Título Original: Human Desire, 1954

Género: Melodrama/cine negro.

Sinopsis

Jeff Warren, un héroe de la guerra de Corea, recupera su antiguo trabajo como maquinista al lado de su viejo camarada Alec Simmons (Edgar Buchanan). De regreso de un viaje acuden a casa de éste último donde les recibe su esposa Vera (Peggy Maley) y su joven hija Ellen (Kathleen Case). Ellen tenía puestos los ojos en Jeff antes de partir a la guerra, y ahora después de tres años y seis semanas se ha convertido en una esbelta y atractiva mujer.

 

Un compañero de trabajo, Carl Buckley, es despedido por enfrentarse con su jefe. Carl acude a su mujer, Vicki, en busca de ayuda. Le pide que interceda por él ante una vieja amistad de su madre, un pez gordo del ferrocarril y antiguo amante de Vicki antes de su matrimonio, John Owens (Grandon Rhodes). Después de una larga entrevista de más de cuatro horas lo consigue y esto convierte a Carl en un manojo de celos. Iracundo y mosqueado por la tardanza, la emprende a golpes con su esposa hasta que confiesa su adulterio. Su exceso de pasión va más allá hasta el punto de decidir su asesinato. En su propósito se cruza Jeff y muy pronto tendrá su particular aventura con Vicki.

Comentario:

Es una historia llena de pasiones. Basada en la novela de Zola “La bestia humana”. Lang escenifica un trío amoroso clásico. Una mujer que se encuentra casada con el hombre menos adecuado pero que le sirve para poder mantener su posición y satisfacer sus necesidades (el director nos presenta a Vicki tumbada en el sofá de su casa contemplándose ensimismada cómo le quedan las medias que se acaba de comprar). Pero todo cambia cuando su marido, Carl, le anuncia que le han despedido. Entonces ella ve peligrar ese pequeño status y no pone muchos reparos ante la petición de su marido para que interceda por él ante un antiguo amante. Sabe lo que ocurrirá en el momento en que acuda a ese encuentro. Y su marido no lo sopesa mucho o no le importan las consecuencias. Lo único que quiere es su puesto de trabajo. Y sucede lo esperado. Carl consigue su trabajo pero en ese mismo momento ya dudo de la integridad de su mujer. Sus celos le vuelven una persona enfermiza, violenta y alcohólica que acabarán por destrozar no solo su vida. Cegado por la pasión no duda en asesinar al antiguo amante de Vicki utilizando a su propia mujer como señuelo para cumplir su plan. Un plan que quedará reflejado en una carta que se convertirá en su salvoconducto ante el posible arrepentimiento de su mujer. Y aquí aparece en escena Jeff. Jeff joven apuesto que ha regresado de la guerra a su antiguo puesto como maquinista y que anhela  conducir una máquina y pasear con una persona que le quiera. Lo primero lo tiene, lo segundo también pero tiene que elegir entre la chica mala y la chica buena. ¿Cómo se puede reconocer a una de la otra? le pregunta a Ellen (la hija de su compañero Alec que le acoge en su regreso).

 

A partir de este momento Vicki se muestra manipuladora, seductora y hábil. Se quiere deshacerse de su marido y que mejor herramienta que un hombre que sabe matar, que ya ha matado y que como él mismo ha confesado no es tan difícil matar a un hombre. Vicki va suministrado a dosis la información sobre su vida a Jeff a la vez que le va seduciendo. Jeff cae atrapado en su invisible red. Pero al final Jeff lo ve todo claro y se da cuenta de la jugada. Se siente engañado y manipulado y obra en consecuencia.

Lang utiliza de forma perfecta los silencios (el cine es imagen, no hay que olvidarlo) y el arranque es una muestra de sus intenciones: los dos compañeros de trabajo, sentados en su locomotora se hacen señas o por medio de gestos, como el de acercar la pipa para encender su cigarrillo, se dicen todo; se conocen perfectamente, les sobran las palabras. La película nos muestra unas escenas muy plásticas, con una buena fotografía, con un brillante juego de luces y sombras. Son memorables las escenas con las líneas que forman las vías férreas, con ese suspense entre los trenes, con ese juego de mostrar y de ocultar, subrayado con unos magníficos travelings y una música dramática que acentúan la sensación de vértigo. Queda para la historia del cine la manera con que Fritz Langa arranca y pone fin a la película sobre las vías del tren. El final con el tren marchando sobre la vía a gran velocidad en una dirección indefinida. Y el principio con el tren circulando sobre vías. Vamos sentados en la locomotora y asistimos un tanto embobados al discurrir de tres raíles que se alejan hasta perderse en la lejanía. A veces, van en paralelo, otras se cruzan y el camino se vuelve confuso y otras veces son dos los raíles que siguen un rumbo indefinido mientras el otro se aleja. Tres direcciones que se vuelven una sola en busca de un mismo destino que ejerce sobre el espectador una hipnótica atracción.

Los tres actores principales están inmensos. El director ha querido centrar la historia en el matrimonio más que en el adulterio. Así no es de extrañar que el papel del marido celoso, iracundo y borrachín lo borde el actor elegido, Broderick Crawford. Glenn Ford representa muy bien su papel de hombre atribulado que no sabe dónde está el amor. Al lado de ambos brilla con luz propia la actriz Glora Grahame en su papel de encarnación del mal, de mujer fatal típica en el género negro. Explotando su carga erótica hasta el límite con esos jersey que resaltan la figura en pico de los sostenes imposibles de los años 50/60. Embaucadora, seductora y bella[1].

 

Una película poderosa, magistral con una interpretación sobria y convincente y bien realizada. Y es que los deseos a los que hace referencia el título están impecablemente retratados en esta película, donde Lang una vez más realiza un estudio sobre el aspecto más oscuro del ser humano retratando con acierto esa bestia humana de la que habla Zola en su obra. Tres aspectos de una misma pasión, tres formas de enfocar nuestros deseos y de que éstos no nos controlen. Sentimientos entrelazados de los protagonistas como las vías de ferrocarril cuando se llega a una estación en la que multitud de raíles convergen, y el camino a seguir no parece claro. Así es nuestro futuro y el de los protagonistas, como ese tren que avanza, que se adentra en la oscuridad sin saber muy bien qué hay al otro lado del túnel.

Y, por último, destacar los comentarios machistas que, curiosamente, se ponen en boca de la mujer, en ese caso, de la protagonista Vicki. Uno de ellos viene a decir que en la mujer es más importante la belleza que la inteligencia. Y otro es cuando Vicki le dice a su marido:

«…las mujeres son todas iguales, ¿no te has dado cuenta? Tan sólo llevan caras distintas para que los hombres podáis reconocerlas…»

 

Después de ver la película y dentro del ciclo de cine que el Museo del Patio Herreriano viene realizado en esta ocasión el tercer certamen que lleva por título “El mal en el cine” la ponente Lourdes Otero León, profesora de instituto, asociada a la Universidad de Valladolid dio una conferencia sobre “La mujer y el mal en el cine de Fritz Lang”. Lo primero que hace es introducirnos a la figura de la mujer fatal definiendo varias topologías siendo la más habitual en el cine americano la de mujer oscura, sensual e inteligente que utiliza el sexo para alcanzar sus objetivos. Hace una comparación de las tres versiones que hay sobre “Deseos Humanos”: la versión de Lang, la versión de Renoir y la novela de Zola “La bestia humana”. Continuó con la iconografía con la que se ha representado, desde la figura de Eva, a la mujer fatal en el arte (Betsabé, Salomé, Judith, Dalila, etc.). Posteriormente, Lourdes Otero se adentró ya en el título de su conferencia haciendo un repaso a la filmografía de Fritz Lang con obras como “Los sobornados”, “La mujer del cuadro” o “Perversidad”. Por último se dio paso a un debate sobre la película centrándose sobre el papel de la mujer en este film, si es más una víctima o es una mujer fatal, mala (aunque este sea un concepto vago), pero eso lo dejo para ustedes: háganse con esta película y desconecten el móvil, apaguen la luz y disfruten del Cine.

 

Solo queda agradecer la iniciativa del Museo del Patio Herreriano, Universidad Europea Miguel de Cervantes, la Universidad de Valladolid y la UNED, por hacer posible estas jornadas llenas de cine y dónde puedes disfrutar de algo más que las imágenes: de las ponencias y del debate que suscita la cinta.

 Luisjo Cuadrado

 


[1] Durante el coloquio que siguió al visionado de la cinta en el Museo del Patio Herreriano el papel de Vicki fue objeto de un vivo debate. Es mala o es víctima. A diferencia de lo que se dijo en la sala y de la propia Lourdes Otero León ponente de “La mujer y el mal en el cine de Fritz Lang”, considero a Vicki como mujer mala, malísima donde las haya. Y todo porque en su actuación de esposa y amante utiliza la inteligencia para arrastrar a los hombres a su terreno, para moldearlos, para hacer de ellos un juguete en sus manos, para, en definitiva, conseguir llevar a cabo sus deseos que no son otros que en un caso, el asesinato, y en otros alcanzar una ansiada posición social.

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