Proyección en la SEMINCI de Sin retorno

Sin retorno

 

Somos dueños de nuestros actos. Lo que decimos, lo que hacemos nos marca el devenir de nuestra vida. Nuestros progenitores y profesores nos aconsejan que es mejor decir siempre la verdad. Por muy dura que se la verdad es preferible a una mentira. Sin retorno nos ilustra con un ejemplo cotidiano cómo se puede complicar las cosas por una maldita mentira. Una acción desafortunada, que lamentablemente conlleva la muerte de una persona, acaba por enredarse y casi acaba como el rosario de la aurora. Nadie tuvo la culpa, pero la fatalidad se hizo presente y todo sucedió mal; por eso todos pueden considerarse, de una manera u otro como culpables.

 

Sin Retorno

Producción: Hispano Argentina, 2010

Director: Miguel Cohan

Género: Thriller sicológico

Interpretes:

Leonardo Sbaraglia – Federico Samaniego

Martín Slipak – Matías Fustiniano

Bárbara Goenaga – Natalia Kaufman

Luis Machin – Ricardo Fustiniano

Federico Luppi – Víctor Marchetti

Sinopsis:

Una serie de incidentes sitúan a un joven ciclista en medio de la calle buscando unos papeles. Otro joven, Matías Fustiniano (Martín Slipak), en un despiste, se lo lleva por delate con el utilitario de su madre. El culpable huye de la escena sin dejar ninguna prueba de su autoría favorecido por el poco tránsito de la ciudad en la madrugada del sábado. El padre de la víctima, Víctor Marchetti (Federico Luppi) ejerce de investigador ante la pasividad policial. Acuciados por los medios se busca a un culpable que desembocará con un inocente, Federico Samaniego (Leonardo Sbaraglia) en la cárcel.

Comentario:

El punto de no retorno en el momento del despegue de un vuelo es cuando ya no hay vuelta atrás o tiras para arriba o te estrellas sin remisión. El joven protagonista de esta historia, Matías Fustiniano, se pega el batacazo cuando en medio de la noche sale medio desnudo del baño de su casa y se topa con su padre quien le pregunta que qué hace. Mati le contesta que nada, que le han robado el auto sacándole a la fuerza. Esa mentira es el punto sin retorno de esta historia.

La cinta arranca con la presentación de la vida de los tres personajes, con secuencias paralelas, que van a coincidir de forma fatídica en un punto de la carretera. Una serie de circunstancias hacen que señalen a un inocente, Fede Samaniego, como el culpable del accidente que pone fin a la vida del ciclista mientras el otro joven de familia adinerada huye de la escena. Pero la película realmente comienza cuando los dos padres tienen que tomar una decisión ante los hechos. Por un lado el padre de Matías, Ricardo, decide seguir la bola que ha montado su hijo. Nadie quiere a un hijo preso. Pero podía haber elegido otra opción: la verdad. Víctor, el padre de la víctima, no tenía otra opción, solo le quedaba el consuelo de que se hiciera justicia con su hijo muerto y abandonado en plena noche.

Doble moral, impunidad, corrupción, hipocresía, el miedo, la pasividad policial y la falta de seguridad son algunos de los temas que trata esta película en una sociedad argentina de la que ya hemos hablado recientemente en este espacio como fue con ocasión de Carancho.

Un relato fílmico construido a partir de un buen guión donde se mantiene de forma eficaz la tensión y el suspense por el desenlace. A destacar la labor de un secundario, el liquidador, que con pocas intervenciones su personaje te atrapa. La actuación de Leonardo Sbaraglia vuelve a ser, una vez más, convincente. También lo es la de Feredico Luppi en un atormentado padre que ha perdido el sentido de su vida.

 

El director Miguel Cohan se estrena en su primer largometraje. Habitual colaborador de Marcelo Piñeyro como ayudante de dirección, en films tan conocidos como El método, Kamchatka, ahora nos plantea una reflexión sobre lo que hubiéramos hecho nosotros ante esta situación.

La presión mediática “contamina” la sociedad. Son frecuentes los casos de linchamiento público antes de un juicio. El padre de la víctima hizo lo que creyó justo, el padre del culpable hizo lo mejor para salvar a su hijo pero condenó sin remisión a un inocente a la cárcel. Si tú eres el inocente preso ¿te vengarías de los dos padres, uno por señalarte constantemente con el dedo y el otro por no haber sido valiente y desmontar la bola de su hijo?

Y la pregunta de siempre: ¿merece la pena Sin retorno? Es una película muy recomendable sustentada en una buena dirección, buen guión y solvente interpretación de los principales actores. Trata de un tema difícil y tanto en su planteamiento como en su resolución no recurre al un sentimentalismo fácil.

Luisjo Cuadrado

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