Criadas y señoras (The Help). Segregación racial en los años 60 en EE.UU.

Criadas y señoras (The Help). Segregación racial en los años 60 en EE.UU.

Ficha:

Película: Criadas y señoras (The help).

Título original: The help.

Dirección: Tate Taylor.

País: USA. Año: 2011.

Duración: 138 min.

Género: Drama.

Interpretación: Emma Stone (Eugenia ‘Skeeter’ Phelan), Viola Davis (Aibileen), Bryce Dallas Howard (Hilly Holbrook), Octavia Spencer (Minny Jackson), Jessica Chastain (Celia), Ahna O’Reilly (Elizabeth), Mike Vogel (Johnny), Allison Janney (Charlotte), Sissy Spacek (Missus Walters), Mary Steenburgen (Elain Stein).

Guion: Tate Taylor; basado en la novela homónima de Kathryn Stockett.

Producción: Michael Barnathan, Chris Columbus y Brunson Green.

Música: Thomas Newman.

Fotografía: Stephen Goldblatt.

Montaje: Hughes Winborne.

Diseño de producción: Mark Ricker.

Vestuario: Sharen Davis.

Distribuidora: Buena Vista International Spain.

 

Sinopsis:

Basado en el libro homónimo de la escritora Kathryn Stockett, Criadas y Señoras refleja el drama de las diferencias raciales en los años 60/70 en Mississippi (EE. UU.) Una joven de buena familia, Skeeter, regresa a casa de sus padres tras su periplo en la universidad. Trae un deseo bajo el brazo: escribir un libro. Para ello tendrá que encontrar su sitio. Se centra en una entrevista con una de las criadas negras que tanto abundan en su entorno. Quiere plasmar una vista diferente de las relaciones entre las criadas y las señoras.

 

Comentario:

Criadas y señoras es una película que en los comienzos del siglo XXI es necesaria. Todavía hay quienes creen en la supremacía de una raza sobre la otra y que los negros y blancos son diferentes.

Criadas y señoras se adentra en el conflicto racial que se vivió en los EE. UU. durante la década de los años 60. El Movimiento por los Derechos Civiles en los Estados Unidos constituyó una larga lucha para que todos los oprimidos (fundamentalmente los ciudadanos negros) tuvieran acceso pleno a los derechos civiles y así de una vez terminar con la segregación racial. Esta lucha tuvo lugar entre 1955 (con la negativa de un ciudadano afroamericano de ceder su asiento en un autobús a un blanco –el boicot a los autobuses Montgomery-) y el asesinato de Martin Luther King en 1968. Este tema de los conflictos raciales, en su más dura manifestación, ya fue objeto de una buena película: Arde Mississippi.

Skeeter es una joven que quiere escribir un libro. Acude a una editora pero como no tiene experiencia le aconseja que comience por trabajar en un periódico y a su vez le orienta para que encuentre “su voz”, ese relato que le lleve a una buena historia que merezca la pena ser publicada. En su infancia, como en la de tantas otras chiquillas, el papel de la madre era asumido por las negras y gordotas criadas. Se le ocurre que ellas tienen mucho que decir. Pero esto no es nada fácil. Comienza su entrevista con una voluntariosa (y cansada de tanta tropelía, de la degradación que sufren las sirvientes por parte de los adultos blancos mientras crían a sus hijos) Aibileen, criada de una de las familias. Pero tendrá que convencer a más para que entre todas puedan constituir un relato convincente y publicable.

Ese relato constituye el discurso fílmico en sí mismo. Los sapos y carretas que tienen que tragar para obtener un ínfimo sueldo que muchas de las veces pasaban por la constante denigración (como el hecho de construir en la casa un aseo para la negra para que no contamine a los demás miembros de la familia).

Una de las mejores definiciones que se pueden dar del film es la que da el crítico Julio Rodríguez Chico (en la web de la butaca.net, muy recomendable).

«Son historias negras no porque sus protagonistas sean antiguos esclavos ahora convertidos en criados, sino porque dejan ver una realidad vergonzante y la negrura de unas almas de apariencia blanca».

A pesar de lo duro que es este tema, en la película está tratado de una forma amable, y hasta se pudiera decir placentera. Con una agria ironía el director se ha centrado más en las situaciones concretas por encima de la situación social y política de la época. El director denuncia comportamientos dentro de la familia, en el día a día de la vida cotidiana. Pone el acento en las dificultades que estas mujeres negras tuvieron que pasar y sobre todo en el miedo a posibles represalias por denunciar, con elegancia, estos actos. Las señoras se vuelven vulgares, soeces y chabacanas y las criadas son señoras con sus hijos (los de las seño) y elegantes en la manera de expresar en las entrevistas sus opiniones.

Criadas y señoras es una apuesta valiente que seguro que se visionará en los colegios e institutos para ver como la sinrazón humana, poco a poco, va dejando pasa a una plena igualdad entre quienes no tiene el mismo color en la piel. Es emotiva, sin caer en lo sensiblero, es muy entretenida (a pesar de su más de dos horas) y nos transmite un mensaje esperanzador y que, por lo tanto, la hacen muy recomendable.

Un tráiler

Luisjo Cuadrado

 

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