Acaba de llegar a España en un cayuco.
Con la mirada pérdida quiere encontrar el futuro.
Apenas se tiene en pie. Ha legado extenuado, moribundo a la costa. Se ha jugado la vida por llevar a cabo el sueño de intentar ganarse la vida en este país. En el suyo nada tiene y nada tiene que perder, bueno, sólo lo que le queda: la vida. Pero ¿qué es la vida si no tienes ningún futuro?
Por el momento ha logrado sobrevivir. ¿Hasta cuándo?
He encontrado un poema de Benedetti que lleva por título Ojalá que es acorde con los tiempos y bien pudiera ilustra la fotografía sin más comentario.
El tiempo pasa al margen de la gente
y la gente se esconde ante ese paso
el mundo huele a miedo y fracaso
y la vergüenza ya no es inocente
estamos en las grietas de occidente
y el margen de esperanza es tan escaso
que el vino rojo no cabe en el vaso
y si uno siente es poco lo que siente
el bandoneón oculto entre cortinas
enmudece de sueños y dudas
y se confunde con lo que recuerda
ojalá que despierte de sus ruinas
y nos brinde sus notas desnudas
antes de que este mundo se haga mierda.
Luisjo
publicado en Revista Atticus 4