La habitación de Van Gogh en Arles

La habitación de Vincent en Arles

La habitación de Van Gogh en Arles, Museo de Orsay

La chambre de Van Gogh à Arles

Óleos sobre lienzo, 57,5 x 74 cm.

Vincent van Gogh (1853 – 1890)

Museo de Orsay, París.

Van Goh llega a realizar tres cuadros con el mismo motivo, la habitación que tenía en Arles.

El primero, de 72 x 90 cm, fue realizado en septiembre de 1888 y sufrió un severo deterioro por una inundación ocurrida durante su internamiento en el hospital de Arles. En la actualidad se encuentra en el Museo de Van Gogh en Ámsterdam. El segundo de ellos, de igual medida, se conserva en el Art Institute de Chicago. La tercera versión es algo más pequeño que las anteriores (57,5 cm por 74 cm) y lo realizó como una copia del primero que envío a su familia holandesa. Esta obra es la que se encuentra aquí, en el Museo de Orsay.

Los tres cuadros están perfectamente descritos en sus cartas y son distinguibles por los cuadros de la pared de la derecha. En a primera versión Van Gogh colocó dos retratos de sus amigos Eugne Bosch y Paul-Eugène Milliet. Esta versión se deterioró y Vincent le manda a su hermano “una repetición” manteniendo las mismas características técnicas aunque con algunas variaciones. Y la tercera versión Van Gogh dice a su hermano Theo que va a hacer “una reducción” que es una copia tal cual pero a escala reducida.

Quizás más que en muchos de sus autorretratos, El dormitorio de Vincent en Arles nos introduce en la dimensión intima, en un espacio privado del artista.

Muestra una perspectiva con la “típica torsión” propia del pintor, aportando su sello personal a la escena. Van Gogh amuebló su estancia con una simplicidad casi espartana, como si fuera un dormitorio monacal. Para él suponía un remanso de paz. Es como si quisiera mostrar el contraste que supone la tranquilidad del hogar con su vida interior desordenada. Sin embargo, la representación espacial muestra un ligero defecto de perspectiva que crea una impresión de desequilibrio: el cabezal de la cama no está situado en ángulo recto con la pared. El suelo no está recto, aparece huidizo.

Un hecho novedoso, en la historia de la pintura, lo constituye la extraña perspectiva con que Van Gogh nos muestra los objetos presentes en el cuadro: los pies de la cama están mostrados desde abajo, mientras que la silla, la almohada o la mesa están vistas desde arriba.

Esta concepción tan personal y la peculiar aplicación del color hacen que esta obra tenga un contenido simbólico tan característico en el estilo de Van Gogh. Seguro de sí mismo, el pintor se ha incluido en la escena por medio de ese cuadro con su autorretrato colgado de la pared.

La habitación de Van Gogh en Arles, Art Institue of Chicago

Como hemos visto al principio esta es la copia que Van Gogh hizo llegar a su madre y hermana en 1889. Posteriormente fue comprada por un coleccionista alemán que a su vez la vendió a la galería Paul Rosenberg de París. En los años veinte pasó a formar parte de la colección Kojiro Matsukata. Con motivo del Tratado de Paz, acordado después de la segunda guerra mundial, del estado japonés pasa a poder de Francia.

En la realización de la obra, Van Gogh abandona su textura y formas tradicionales. Aquí crea una superficie plana de clara inspiración oriental mezclando así la tradición europea con la simplificación japonesa que tanto le gustó. Para delimitar los objetos emplea gruesas líneas, oscuras, alcanzando así un mayor efecto volumétrico. Van Gogh refuerza la viveza del color sustituyendo el color blanco de las paredes (en las originales) por un azul claro, complementario de naranjas y amarillos predominantes en los objetos. Las formas están perfiladas. El artista recupera el dibujo y la expresividad a través del color y el dibujo. Los contornos son duros y angulosos. La pincelada es tremendamente pastosa, gruesa, corta y vigorosa. Hay que recordar que Van Gogh, a veces, aplicaba la pintura directamente del tubo, sin mezclar.

En las explicaciones que de la obra hace a su hermano, Van Gogh justifica la realización de la obra porque quiere expresar la tranquilidad del dormitorio como lugar de descanso así como resaltar la sencillez del mismo todo ello mediante el simbolismo de los colores. Para ello describe: “las paredes, lila pálido, el suelo de un rojo gastado y apagado, las sillas y la cama de amarillo, la almohada y la sábana de un verde limón muy pálido, la manta rojo sangre, la mesa de aseo anaranjada, la palangana azul y la ventana en color verde”. En esta obra se ve una clara influencia de los grabados japoneses y además así lo manifestó en sus cartas: “los japoneses han vivido en interiores muy sencillos”.

Con esta obra, en definitiva, lo que Van Gogh hace es transmitir al espectador una sensación a través del color y la línea. El color se constituye en un medio expresivo. A Van Gogh lo que le interesa al pintar este cuadro es la emoción que despierta en el espectador. Es decir, prepara el camino a las nuevas tendencias como será el movimiento expresionista. Utiliza el color como medio de expresión, pero un color simbólico, que influirá en el fauvismo y, al mismo tiempo, será un referente esencial en la vanguardia expresionista.

La habitación es de forma trapezoidal con la pared del fondo donde sitúa la ventana y una puerta a la derecha (por la que se accedía a la escalera que sube a la planta superior). La puerta de la izquierda daba acceso a la habitación de invitados. Es el cuarto que preparó para Gauguin. Como se ve es un alojamiento modesto, con muebles rústicos, de madera de pino: una cama, un perchero, dos sillas, una mesilla de madera en el ángulo y unos cuadros en las paredes.

“Esta vez se trata simplemente de mi dormitorio, por lo tanto, solamente el color debe hacerlo todo… sugerir reposo o sueño en general. En fin, la visión del cuadro debe hacer descansar la cabeza, o más bien, la imaginación… la cuadratura de los muebles debe expresar el descanso inmóvil.”

Carta de Vincent van Gogh a su hermano Theo

Van Gogh consideraba que era la mejor obra realizada durante su estancia en Arles.

Boceto de la habitación incluido en una carta a Theo

Este artículo es un extracto y pertenece al reportaje sobre la cuarta entrega del Museo de Orsay que se publicará en la Revista Atticus en el número 7 y que tiene como protagonista al figura de Van Gogh. Revista Atticus 7 saldrá en los próximos días (principios de julio) y que se podrá descargar en www.revistaatticus.es

La habitación de Van Gogh en Arles, Museo de Ámsterdam

La habitación representada es el dormitorio que Vincent Van Gogh tenía en Arles en el número 2 de la Place Lamartine y que estaba en lo que se conoce como “La Casa Amarilla” durante su estancia en los años 1888 y 1889.

5 Comments
  1. Esta muy interesante, lo unico que tenes un error de ortografia al principio del artículo: «Van Goh llega a realizar tres..» es Van Gogh, no Goh. lo demas todo perfecto!

  2. Este cuadro me parece un arte inigualable; sus colores, sus muebles y es muy espaciosa
    ME ENCANTA!!!

  3. la mejor obra de vincent y sin necesidad de utilizar el color blanco tan profuso en el impresionismo.

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