Crítica teatro – Memoria de Carlos Tapia Fernández

Casa de las Artes de Laguna de Duero, Valladolid

Todo preparado en el escenario en un espacio íntimo, la Casa de las Artes nos da la oportunidad de ver el gran trabajo de Memoria.

Un espectáculo, como único personaje el actor Carlos Tapia Fernández, un monólogo en el que invita al público a interactuar, a participar en el desarrollo de la historia. Sólo sobre el escenario, con un público que fija su mirada sobre él, sin actores que le puedan dar réplica. Es un monólogo muy diferente a otros que hemos podido ver, al no haber cuarta pared interactúa con el público que ayudan en algún momento a contar parte de la historia, obliga al actor a estar sujeto a la reacción del voluntario, apoyarse en la improvisación y dominar su texto al cien por cien. Recibimos estímulos diferentes, una experiencia de intimidad absoluta con el público, nos trasladó completamente a aquellos años de su niñez. Con un baúl, unos zapatos y una buena iluminación,  logró hacer un excelente monólogo y meterse al público en el bolsillo, algunos de ellos se metieron también en sus zapatos…

Con mucha presencia en el escenario, Carlos Tapia Fernández desnuda sus emociones en Memoria y a través de sus vivencias y recuerdos entremezclados con ficciones, dibuja un retrato del ser humano. Muy significativos los lugares que ocupa en escena sobre la interpretación de cada personaje, que tan solo con la presencia de los zapatos ya les estamos percibiendo tan reales, sobre el escenario tuvimos una fuerte sensación de sentimientos que impregnó a todo el público.

Carlos Tapia Fernández nos cuenta, “Cuando empecé a trabajar sobre mi memoria, vinculada a la de mi padre, me di cuenta de que estaba muy ligada a su vez a la historia común de este país…”. Comenzó a escribir Memoria para dar respuesta a un hecho personal y traumático del pasado, “Intento componer un puzle buscando una explicación, cerrar el círculo, pero solo lo puedo hacer desde la memoria”.   Lo que él vivió condicionó su forma de ser y su carácter, “Al hablar de mi padre hablo de mi país, de mi entorno, de mi tiempo, de cosas por las que todos hemos pasado y han conformado lo que somos”. Siendo niño emigró con sus padres, desde un pequeño pueblo castellano hacia el norte, son estas sus memorias, pero también las de muchos de los que estábamos en el patio de butacas.

Memoria, escrito e interpretado por Carlos Tapia Fernández, un monólogo que sobrepasa lo esperado, trabajado, perfecto. Nos has llevado a un viaje, tú viaje… tu vida, recuerdos, sentimientos, dulzura y rabia. Hemos visto a tus padres, a tus hermanos, hemos sentido esos cuerpos fríos de los que se quedan en el camino, notamos la ilusión de un adolescente que se enamora por primera vez. Pero no solo nos has mostrado ese viaje, hay mucho más, has abierto tu corazón de par en par, eso es generosidad, es un regalo para cada uno de los asistentes. Un montaje íntimo, de los que te llegan al alma, donde miras al actor a los ojos y sientes emoción.

texto e imágenes: Luisa Valares

Revista Atticus