Crítica película Ventajas de viajar en tren de Aritz Moreno

Ventajas de viajar en tren – Locura de película

Ficha

Título: Ventajas de viajar en tren

Año: 2019

Duración: 102 min.

País: España

Dirección: Aritz Moreno 

Guion: Javier Gullón (Novela: Antonio Orejudo. 2000)

Música: Cristobal Tapia de Veer

Fotografía: Javier Agirre Erauso

Reparto: Luis Tosar,  Pilar Castro,  Ernesto Alterio,  Quim Gutiérrez,  Belén Cuesta,  Macarena García,  Javier Godino,  Javier Botet,  Gilbert Melki,  Ramón Barea,  Daniel Horvath 

Productora: Logical Pictures / Morena Films / Señor & Señora. Distribuida por Filmax

Género: Thriller. Intriga. Comedia. Drama | Comedia negra

Sinopsis

¿Le apetece que le cuente mi vida?

La editora Helga Pato es abordada con esta desconcertante pregunta durante un viaje en tren. Su compañero de asiento resulta ser Ángel Sanagustín, un psiquiatra experto en trastornos de personalidad.

Durante el viaje, Ángel le cuenta la sórdida y delirante historia del peor caso clínico al que se ha enfrentado jamás: el de Martín Urales de Úbeda, un enfermo paranoico extremadamente peligroso y obsesionado, entre otras muchas cosas, con la basura como instrumento de control.

Este encuentro fortuito marcará de manera irremediable el futuro de Helga Pato y el de todos los personajes involucrados en una serie de tramas impredecibles que se superponen, capa tras capa, hasta llegar a un delirante clímax.

Comentario

Arranco mi comentario con un párrafo de Javier Ocaña que El País ha publicado en su crítica de Ventajas de viajar en tren:

«Hay que tener mucho valor para adaptar una novela de Orejudo. Ser un inconsciente, incluso. Pero Aritz Moreno, desde la dirección, y Javier Gullón, desde el guion, se han lanzado desde un maravilloso precipicio y han caído de pie. Un aplauso para la imprudencia y el coraje en tiempos de academicismo ramplón. Ventajas de viajar en tren es una película insólita».

En unos tiempos en que la mediocridad es lo habitual, encontrarnos con una película antiacadémica es una gran sorpresa. Si además está bien hilvanada con una interpretación muy solvente (corre a cargo de grandes pesos pesado), hacen que esta película suponga un paisaje a mitad camino entre las delicias del aire puro de la montaña y el goce veraniego del capuzón en la playa.

La película de Aritz Moreno es una adaptación de la obra homónima de Antonio Orejudo. Constituye su primer largometraje tras un interesante corto (Cólera, 2013). Si hubiera que usar un solo adjetivo calificativo para esta película sería el de rara. Me vale cualquiera de las cinco primeras acepciones admitidas por la Real Academia Española: 1. adj. Que se comporta de un modo inhabitual; 2. adj. Extraordinario, poco común o frecuente; 3. adj. Escaso en su clase o especie; 4. adj. Insigne, sobresaliente o excelente en su línea y 5. adj. Extravagante de genio o de comportamiento y propenso a singularizarse. Es decir, es una película inhabitual, poco común, escasa, sobresaliente y extravagante. Para que el espectador que aún no ha visto la película y se pueda hacer una idea hay dos referencias, dos antecedentes a los que podemos acudir. Por un lado, la soberbia y disparatada Amanece que no es poco de la que se acaba de cumplir treinta años y sigue disfrutando de una endiablada frescura (José Luis Cuerda) y, por otro lado, El Gran Hotel Budaspet (Wes Anderson) cuya película, en su día, califique de «rara» (voy a tener que renovarme).

¿Le apetece que le cuente mi vida? Ese es el punto de arranque. Una mujer, Helga Pato (Pilar Castro) toma asiento y se encuentra enfrente al psiquiatra Ángel Sanagustín (Ernesto Alterio) que le suelta esa pregunta así de sopetón. Ángel trabaja en el hospital y ha visto como Helga internaba a su marido Emilio (Quim Gutiérrez). Y le espeta su cháchara que va a estar plagada de relatos que nos van a llevar de una situación caótica a otras más surrealista. Una sucesión de muñecas rusas con las que iremos conociendo a una serie de personajes que nos llevaran de la mano por el lado oscuro de la condición humana. Relatos «salvajes» que parecen estar extraídos de la propia experiencia de los enfermos que han estado hospitalizados (Helga ingresó a su marido cuando la situación era insostenible siendo el detonante pillarle examinando sus propias heces en la mesa del salón de su casa). Todo una panoplia de historias con el denominador común de la desventura, de la locura, de la miseria, de distintos síndromes, que van desde un basurero paranoico, Martín Urales de Úbeda, que cree que nos estudian la basura (Luis Tosar); la comercialización de niños en la guerra de Kosovo (tres fuentes de ingreso: prostitución de alta gama –con niños-, trafico de órganos y venta de vídeos snuff –lo más depravado-); una relación sexual entre dos personas «imperfectas» físicamente (Macarena García y Javier Botet);  y la de un amante de los perros (Quim Gutiérrez) que, poco a poco, va convirtiendo a su pareja en una perra (Pilar Castro).

Levantas una historia (muñeca) y aparece otra historia con una estructura en el desarrollo de la narración circular. Son historias bien engarzadas, interpretadas y con una buena puesta de escena. La de Tosar (con ese punto de locura que le lleva a taparse las fosas nasales para evitar que «los malos» le escuchen) con ese mal de nuestros días de acumulación de enseres (el síndrome de Diógenes) llevado hasta su máximo extremo que es la de convivir con montones de basura. O la magnífica y poderosa historia de cómo un hombre puede degenerar hasta intentar convertir a su mujer en una perra.

El director donostiarra no le ha temblado la cámara a la hora de plasmar temas escabrosos que pudieran echarle para atrás en esta primera obra. Si ya es difícil conseguir recursos con una propuesta formal, académica, blanca (todavía hay alguno que se está echando las manos a la cabeza por haber descartado Campeones porque «una película de subnormales no da dinero». Acometer esta propuesta donde no se eluden temas como la guerra, el comercio con niños, la pornografía, el abuso, la violencia de género, zoofilia, coprofagia y un largo etcétera, con tendencia a lo desagradable (algunas rozan el cine gore), es algo insólito. Tratar de convencernos de que estos relatos son posibles, creíble, y mantenernos en vilo durante casi toda la película se debe a un buen hacer del debutante director, Aritz Moreno, que se apoya en un sólido guion de Javier Gullón (uno de los guionistas más cotizados de Hollywood). Historias desagradables, sí (a veces la vida contiene muchas de ellas), pero lo importante es el tono con que lo cuenta.

Esta película podía haber sido un auténtico esperpento. Cualquier desvío hubiera dado al traste con las intenciones del director. Pero el guion está atado y las secuencias bien planificadas y resueltas. Estructurada en tres capítulos (quizás innecesario, ya que los relatos se entrecruzan entre sí y puede despistar un poco) con una primera historia que nos atrapa y que sirve de gran matrioshka. Si a esto le sumamos las solventes interpretaciones de Luis Tosar, Ernesto Alterio, Pilar Castro, Macarena García o Javier Botet (o Javier Godino y Belén Cuesta) el resultado es soberbio. Si acaso un pequeño pero… molesta esa visión de «ojo de pez» que nos ofrece en algunas escenas. Molesta por el abuso de este recurso que no aporta gran cosa.

Al día siguiente me preguntaban por esta película. No es para todos los públicos. Igual que el queso Cabrales no gusta a todo el mundo, esta cinta tampoco lo hará con todo el público. Pero si vences las reticencias primeras y te dispones a dejarte sorprender, descubres que bajo ese surrealismo se encuentra una poderosa dirección, planificación y puesta en escena con unas historias bien contadas y algunas diálogos o frases (imperdibles la que nos deja el papel que interpreta Javier Botet) para el recuerdo («la verosimilitud está sobrevalorada»). Ventajas de viajar en tren es una sofisticada, fantasiosa y loca creación, con tintes de humor negro y surrealismo, que tiene muchos motivos para gustar, para ser una de esas agradables sorpresas del año y alzarse con algún galardón. Valiente, libre, chocante e inclasificable y llena de humor, ingenio y… elegante. Vayan al cine.

Os dejo un tráiler:

Luisjo Cuadrado

Revista Atticus