Antonio Banderas de Valladolid a Cannes

Antonio Banderas y su paso por la SEMINCI

Un día de finales de octubre de 1989 Antonio Banderas llegó a Valladolid. Su cometido era defender una película oscura, pequeña y repleta de buenos actores donde su personaje ensombrecía, dando luz, al de un crepuscular Paco Rabal, violador de su hija y ser abyecto en una primitiva sociedad vasca de marineros y tabernas. El eje del relato fílmico es La Blanca Paloma, antiguo tablao flamenco devenido en antro, regentado por Domingo (Rabal) y su hija Rocío (Emma Suárez). Al local llegará el joven Mario (Banderas) y lo trastocará todo…

Antonio Banderas acaba de firmar su primer contrato al otro lado del Atlántico y viene a Valladolid con la cabeza puesta en Hollywood. Su interpretación ha sido magnífica: escueta, con economía gestual cuando a requerimiento del papel…, el germen de un actor de acción envuelto en un drama monumental. El jurado internacional de la trigésimo cuarta SEMINCI no pudo obviar su excelente labor y le concede una Espiga de Plata. Es el primer gran premio que recibe el actor malagueño. Hijo de un policía y una profesora de instituto, una lesión le arroja del mundo del fútbol y, afortunadamente, le gana para su otra gran pasión: la interpretación. Reinventa sus sueños y comienza a estudiar teatro en la escuela de la viuda de Edgar Neville, aquel hombre libre en una España que condenaba tal calificativo.

            Veintinueve años más tarde Banderas continúa llenando salas de cine. A sus espaldas ostenta un larguísimo bagaje– cuarenta años dijo en su discurso de aceptación del premio– que le ha llevado al merecido reconocimiento del festival de Cannes este mismo año. Antonio nos ha entusiasmado interpretando a un asesino, un bagdadí entre vikingos, un embaucador entre dos hermanas, un vampiro a lo largo de los siglos, y sobre todo, a un zorro que emulaba a El Zorro… Hasta llegar a este premio del magno festival: Cannes, que creemos no será el último, porque el papel es una delicia, y su interpretación de hombre de cáscara amarga retumba en toda la industria; y esperamos de todo corazón la nominación al óscar, tan merecida.

Antonio Banderas en la alfombra roja de la 55 SEMINCI, 2010

Imprescindible mencionar a Pedro Almodóvar, su mentor, descubridor y director que le brindó la posibilidad de descubrir sus facetas de gran actor con sus papeles de trastornado, enfermo, y enamorado. En la costa del Pacífico se descubrió como cantante, héroe de acción y la voz del gato más famoso de Perrault. Banderas es un superviviente en esa vorágine que el gran Kirk Douglas definió en sus magníficas memorias, El Hijo del Trapero, como un tranvía repleto al que para entrar hay que empujar y que al hacerlo expulsas a otro del vagón, y para permanecer has de estar dispuesto a luchar con uñas y dientes para que no seas tú el siguiente en ser expulsado.

            En Valladolid, siempre paraíso de puristas y puntillosos, más por estética que por razonamiento, Banderas recibió un pateo al recibir su premio, dejando claro que el público ‘soberano’ a veces se equivoca…, pero él siempre estuvo, y está, muy agradecido a la ciudad de Valladolid y su festival cinematográfico, porque le concedieron la primera posibilidad de saborear el éxito personal en algo tan coral como es el cine. A nosotros nos encanta que un orgulloso español haya sido, sea y será, el compendio que él nos ha demostrado en cada uno de sus papeles, todo su aprendizaje. En Antonio hemos percibido detalles de Mastroianni, de Fairbanks, de Borgnine, de José Luis Ozores y de tantos maestros de la interpretación, que él ha sabido amalgamar hasta hacerlos suyos. Es todo un placer descubrirlos en su manera de ver el cine, el teatro, la televisión… Sin duda nació para sr actor.

Antonio Banderas en Dolor y gloria

            De Antonio Banderas dijo Robert Rodríguez que era un especialista metido a actor, hasta tal punto que se atrevió a cantar con Los Lobos, posiblemente el mejor grupo de rock de frontera, con permiso de Mink Deville. En Desperado cantó el tema central, lo que le convirtió en candidato para interpretar a El Che en Evita. Sabemos por su publicista en Hollywood, que Madonna afirmó en un documental, con un título terrible en español, que en Madrid le había estado persiguiendo para acostarse con él porque era el hombre más sexi del mundo, y que no lo había conseguido porque acababa de casarse…  Con estos ‘cotilleos’ el fenómeno Banderas explotó allende los mares. Interpretó también todas las escenas de riesgo en la cinta de Robert Rodriguez, director de El Mariachi, donde le vio Spielberg, y no dudó en ficharle para su proyecto sobre aquel valedor contra el poder y la injusticia: El Zorro.

Y aunque todos estos personajes le hayan aportado caché, aplausos y el haber podido llegar vivo, orgulloso y agradecido, a Cannes para recibir su premio, nada de esto hubiese acontecido si en aquella fría noche de octubre en la capital castellana el Teatro Calderón no le hubiese aplaudido y pateado, aunque, afortunadamente, muchos de los que allí patearon hoy están rendidos a su magnetismo a veinticuatro fotogramas por segundo.

Los que disfrutamos de su primer papel premiado, nos alegramos de la bien ganada espiga de plata… y le aplaudimos, nos atrevemos a soñar con su próxima vuelta a nuestra ciudad… para recoger un merecidísimo reconocimiento a su trayectoria y un interminable aplauso.

¡¡¡¡Ahí lo dejamos!!!!

Antonio Banderas en Como la vida misma

Carlos Ibañez – Pilar Cañibano

Revista Atticus